En varias ciudades de Rusia vuelven a las calles los autobúses con el rostro del ex gobernate soviético, en medio de críticas y nostalgias.
Los "stalinobuses", los controvertidos autobuses con la imagen del dictador soviético Iósif Stalin, circularán mañana, sábado, por tres ciudades rusas con ocasión del 70 aniversario de la batalla de Stalingrado.
En Volgogrado cinco "stalinobuses" circularán por las calles de la antigua Stalingrado hasta el 9 de mayo, cuando en Rusia se celebra el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, según las agencias rusas.
Mientras, en San Petersburgo el microbús con las imágenes del dictador será gratuito y enlazará mañana la céntrica avenida Nevski con la isla Vasílievski, explicó Alexéi Rérij, coordinador de la acción "El autobús de la victoria".
Las autoridades de San Petersburgo aseguran que la iniciativa no ha obtenido el respaldo oficial, ya que la publicidad en el transporte privado no exige autorización del Ayuntamiento.
En Chitá, ciudad siberiana cercana a la frontera con China, sus residentes también podrán desplazarse en uno o dos "stalinobuses" durante los festejos de mañana.
La iniciativa, que ya fue muy criticada en el pasado por los defensores de los derechos humanos y la oposición liberal, ha sido apoyada económicamente por varias organizaciones patrióticas y de izquierda, como el Partido Comunista de Rusia.
Los organizadores de los "stalinobuses" quieren destacar el papel crucial de Stalin en el logro de la victoria sobre los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, lo que consideran un acto de "justicia histórica".
Mientras, el jefe del Consejo de Derechos Humanos, adjunto al Kremlin, Mijaíl Fedótov, calificó en el pasado de "ilegal" y "provocación política" la campaña que, añadió, únicamente contribuirá a dividir a la sociedad rusa.
La oposición liberal considera que el Estado ruso debería prohibir por ley la simbología soviética en lugares públicos, órganos oficiales, despachos de funcionarios, en la policía, las Fuerzas Armadas y las celebraciones estatales".
Los comunistas rusos consideran "ridículo" obviar el papel de Stalin en la victoria del Ejército Rojo sobre Hitler, mientras los liberales recuerdan que Stalin se repartió Europa con Berlín al firmar el tratado de no agresión Mólotov-Ribbentrop (1939).
La decisión de las autoridades de Volgogrado de recuperar para las efemérides el nombre de Stalingrado también causó ayer una gran controversia.
"Soy decididamente contrario a esa decisión. Con el mismo éxito, se pueden recuperar los nombres de Beria, Yezhov y otros asesinos. Esto es un ultraje para los caídos en la antaño Stalingrado", dijo Vladímir Lukín, Defensor del Pueblo ruso, a la agencia Interfax.
En la misma línea, el presidente del partido socialdemócrata Rusia Justa, Nikolái Lévichev, calificó la decisión de "síndrome de Estocolmo a nivel estatal". "Renombrar de nuevo, aunque sea provisionalmente, una maravillosa ciudad en honor a un sangriento tirano que exterminó a millones de sus propios ciudadanos es una ofensa", aseguró.
En Volgogrado cinco "stalinobuses" circularán por las calles de la antigua Stalingrado hasta el 9 de mayo, cuando en Rusia se celebra el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, según las agencias rusas.
Mientras, en San Petersburgo el microbús con las imágenes del dictador será gratuito y enlazará mañana la céntrica avenida Nevski con la isla Vasílievski, explicó Alexéi Rérij, coordinador de la acción "El autobús de la victoria".
Las autoridades de San Petersburgo aseguran que la iniciativa no ha obtenido el respaldo oficial, ya que la publicidad en el transporte privado no exige autorización del Ayuntamiento.
En Chitá, ciudad siberiana cercana a la frontera con China, sus residentes también podrán desplazarse en uno o dos "stalinobuses" durante los festejos de mañana.
Los organizadores de los "stalinobuses" quieren destacar el papel crucial de Stalin en el logro de la victoria sobre los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, lo que consideran un acto de "justicia histórica".
Mientras, el jefe del Consejo de Derechos Humanos, adjunto al Kremlin, Mijaíl Fedótov, calificó en el pasado de "ilegal" y "provocación política" la campaña que, añadió, únicamente contribuirá a dividir a la sociedad rusa.
La oposición liberal considera que el Estado ruso debería prohibir por ley la simbología soviética en lugares públicos, órganos oficiales, despachos de funcionarios, en la policía, las Fuerzas Armadas y las celebraciones estatales".
Los comunistas rusos consideran "ridículo" obviar el papel de Stalin en la victoria del Ejército Rojo sobre Hitler, mientras los liberales recuerdan que Stalin se repartió Europa con Berlín al firmar el tratado de no agresión Mólotov-Ribbentrop (1939).
La decisión de las autoridades de Volgogrado de recuperar para las efemérides el nombre de Stalingrado también causó ayer una gran controversia.
En la misma línea, el presidente del partido socialdemócrata Rusia Justa, Nikolái Lévichev, calificó la decisión de "síndrome de Estocolmo a nivel estatal". "Renombrar de nuevo, aunque sea provisionalmente, una maravillosa ciudad en honor a un sangriento tirano que exterminó a millones de sus propios ciudadanos es una ofensa", aseguró.