SINGAPUR – Ya llegaron a Singapur el presidente Donald Trump y Kim Jong-Un, que la prensa local le da el título oficial que tiene, presidente de la Comisión de Asuntos de Estado de la República Popular y Democrática de Corea.
Una nave de Air China, Boeing 747, trajo al norcoreano. Aterrizó pasada las dos de la tarde en el aeropuerto Changi y en la escalerilla del avión estaba el canciller de Singapur.
Una larga caravana de autos, donde se destacaban dos Mercedes Benz de color negro y sin matrícula, pero con las banderas de Corea del Norte a ambos lados, llevaron al nieto de Kim Il Sung hasta el hotel St. Regis. Días antes un avión de cargo ruso, Il-76, se encargó de trasladar las armas y la comida del líder norcoreano.
Unas horas de descanso y después fue Kim Jong-Un a reunirse brevemente con el primer ministro de Singapur, Lee Hsein Loong, a quien agradeció los esfuerzos que hizo para que lograra la reunión. Tras media de conversación y saludos, el norcoreano regresaba a su hotel.
El avión presidencial estadounidense aterrizó en Singapur a las 8:25 pm en la base área de Paya Lebar, y tras saludar al canciller singapurense y otros ministros que le esperaban partió hacia el hotel Shangrila.
Para el lunes se tiene programa el encuentro de Lee con Trump. El primer ministro de Singapur ha tomado la iniciativa de promover el encuentro, organizarlo y ha enviado a su canciller a Washington DC, Seúl, Pyongyang y Pekín para coordinar todo el protocolo y la agenda de trabajo.
Centro de Prensa y organización en Singapur
En horas de la tarde del domingo abrió sus puertas el Centro de Prensa Internacional, con la presencia del primer ministro. Este destacó la importancia que tienen para el país este evento. Recordó que tienen relaciones diplomáticas con las dos naciones, y pueden mantener una neutralidad en el conflicto, además de seguridad para las dos partes. La misión principal es crear las condiciones para que tenga éxito la reunión, declaran en Singapur. Y consideran que, en términos económicos y estratégicos, el encuentro será muy beneficioso para el país.
Los organizadores han planificado todo al dedillo, no dejan nada al aza. Imposible que uno de los visitantes entre primero que el otro o se siente en una silla más alta, o llega tarde y se le tenga que esperar. El norcoreano tiene en sus manos desde el año pasado, regalo de su amigo Dennis Rodman, el libro “El arte de la negociación” y sabe cómo actúa en esas circunstancias el presidente de EEUU.
El clima tropical húmedo del país obliga a los dos visitantes a mantenerse en el aire acondicionado y no tendrán una larga caminata para hablar. Durante la pasada reunión de abril en la zona desmilitarizada de Panmunjom, tras caminar 300 metros, se veía a un norcoreano falto de aire, mientras que su contraparte, Moon Jae In, de 65 años, en la larga caminata se le veía fresco. Para el mandatario norcoreano será esta su primera visita al extranjero, con la excepción que de los viajes que ha hecho a su vecina China.
Experiencia de Singapur en cumbres e historia de estas
Ya en otras ocasiones Singapur ha sido elegida para delicadas conversaciones entre rivales. En el 2015 fue la sede del primer encuentro entre un gobernante chino y de la rebelde Taiwán. Hasta Singapur viajaron en el 2015 el líder de los comunistas chinos y presidente del país Xi Jinping y el entonces presidente de la República de China Ma Ying-jeou. Era la primera ocasión en que los mandatarios de las dos entidades políticas chinas cruzaban palabra. Con anterioridad, en 1993, organizó Singapur la primera reunión entre dos funcionarios, uno de Pekín y otro de Taipéi, para iniciar contactos pueblo a pueblo.
No siempre una reunión cumbre da resultados rápidos y puede que hasta no se plasme ningún acuerdo, como sucedió en octubre de 1986 en Reikiavik, en Islandia, cuando el presidente Ronald Reagan se reunió por vez primera con el gobernante soviético Mijail Gorbachev. Entonces el único acuerdo alcanzado fue que no estaban de acuerdo en el tema de los tratados de eliminación de armas nucleares de alcance medio. Un año más tarde, en diciembre de 1987, ambos firmaron en Washington DC el acuerdo.
En Singapur se ha planificado que la reunión termine el mismo martes, inclusive el presidente Trump advirtió que, de no desarrollarse como la ha planeado, la abandonaría. Pero los imponderables de la historia podrían llevarla a que se necesite un día más. Entonces sin duda sería una reunión, además de histórica, muy productiva.