Reniego por naturaleza de las teorías conspirativas pero –más allá de mis inclinaciones- a veces las circunstancias insisten en darles la razón. Como en el caso del extraño incidente en el que el escritor Héctor Zumbado fue golpeado sufriendo con ello secuelas que afectaron severamente su capacidad de comunicación verbal y lo apartaron por completo de la escritura hasta su reciente muerte.
Desde aquel febrero de 1990 en que sufriera lesiones de las que nunca se recuperó del todo muchos achacaron el origen del ataque al gobierno cubano, teoría que persiste hasta hoy.
Zumbado estuvo horas en la sala de emergencias sin ser atendido hasta que un doctor lo identificó y se encargó del caso salvándole la vida.
La teoría tomaba como base los pocos hechos comprobados de un incidente oscurísimo por otra parte: un individuo -que luego resultó ser el escritor Héctor Zumbado- fue encontrado inconsciente por miembros de la PNR en las inmediaciones del Círculo Camilo Cienfuegos quienes lo llevaron al hospital Calixto García. Llamaba la atención que la policía no procediera a identificar el sujeto (a pesar que llevaba consigo el carnet de identidad) ni levantara acta sobre lo sucedido o intentara comunicarse con los familiares.
Así fue que Zumbado estuvo horas en la sala de emergencias sin ser atendido hasta que un doctor lo identificó y se encargó del caso salvándole la vida. Luego se comprobaría, al revisar sus pertenencias que al escritor no le habían robado nada descartando el robo como motivo del ataque. Esto y la falta de señales de pelea hicieron pensar a muchos que el motivo era silenciar una de las voces más inconformistas dentro de los medios oficiales.
En contra de la teoría estaba el hecho de que Zumbado incluso siendo uno de los escritores menos complacientes con el establishment distaba de ser considerado como un disidente o que en aquellos días para acallar a un escritor no era necesario golpearlo: bastaba con cerrársele todo acceso a la prensa y las editoriales nacionales. Puedo añadir que cuando Zumbado hubo recuperado en algo sus capacidades comunicativas le pregunté sobre los hechos de aquella noche y -como me temía- este no recordaba nada.
ni en páginas oficiales ni en la prensa del gobierno se haga la más mínima mención a aquellos hechos que sacaron de circulación al más fino y punzante crítico de la cotidianidad cubana de aquellos días.
Transcurridos 26 años desde aquel terrible y oscuro incidente llama la atención que ni en páginas oficiales ni en la prensa del gobierno se haga la más mínima mención a aquellos hechos que sacaron de circulación al más fino y punzante crítico de la cotidianidad cubana de aquellos días. Como si 26 años de silencio forzoso fueran poca cosa. Como si no fuese necesario explicar ese vacío inmenso que aparece en sus biografías oficiales. (Tanta es la falta de información que incluso en medios del exilio mencionan un "accidente cerebrovascular" como si se tratase de un derrame cerebral cualquiera y no un golpe terrible que le fracturó el cráneo).
No se trata de reactivar viejas teorías conspirativas (pero tampoco de descartarlas por completo ante la patente conspiración de silencio que han tejido los medios oficiales cubanos alrededor de aquellos hechos: visto en puridad la tesis de que Zumbado fue atacado por los órganos de seguridad ni siquiera es una teoría alternativa.
Ante la ausencia de tesis oficiales -ausencia que parece tratar de convencernos de que tal incidente nunca ocurrió- es la única explicación -oficial o extraoficial- que se haya ofrecido hasta el momento). Alguna disculpa se le debe a los lectores de Zumbado que nunca tuvieron oportunidad de enterarse por qué uno de sus escritores favoritos ha callado durante tantos años. Se trata de no dejar, en fin, que el silencio se anote otra victoria, de que la muerte sea menos completa.
Post data: Párrafo de un mensaje que me acaba de enviar Teriana Zumbado, hija del escritor y en la que se aportan otros datos y precisiones sobre el caso:
Sería conveniente aclarar que el equipo de neurocirujanos que atendió a papi, siempre negó que hubiese sido una caída accidental por el estado etílico en el que se encontraba papi ese día de febrero/1990. Según sus experiencias, y debido a los hematomas subdurales generados por el traumatismo craneal grave, llegaron a la conclusión que el peso físico de papi no correspondía a esa supuesta caída que según la policía comentó, porque como bien dices nunca hubo informe alguno. El golpe, según los médicos tuvo que haber sido con un objeto contundente. […] Si algo no olvido es que en esos días alguien llamó al hospital para comunicar que los dos policías “habían sido despedidos”. Eso, sólo eso fue lo que supimos, ni nombres, ni apellidos, ni nada. Aberrante. Luego con los días, y es algo que nunca entendimos, una recepcionista de la revista Bohemia que nunca supimos quien era, dijo haber encontrado los espejuelos de papi en la calle…inaudito, incoherencia total. En esos días lo único que nos preocupaba era que papi se salvase, pues los partes médicos sólo anunciaban su estado de gravedad. Se salvó como bien dices, porque ese día entraba de guardia el Doctor neuro-cirujano Eupiérrez, quien lo reconoció en esa asquerosa sala de emergencias, en la que permaneció tirado como un perro toda la noche. Si lo hubiesen atendido a tiempo quizá la historia hubiese sido otra, según nos contó éste médico. A éste señor le he vuelto a buscar por las redes, pero ha sido imposible, se que vive en USA.
Publicado en el blog Enrisco el 12 de junio del 2016