El senador cubanoamericano Marco Rubio afirmó que en este momento clave de la historia, Estados Unidos tiene que tener la capacidad y voluntad necesarias para encarar nuevos desafíos.
En una audiencia sobre Amenazas Mundiales, el vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado dijo este miércoles que durante las dos décadas después de la Guerra Fría, “Estados Unidos, nuestro país, fue la única superpotencia mundial”.
“Eso”, explicó Rubio, “nos dio el lujo de esperar un mundo en el que Rusia y China estuvieran llegando a la convergencia con los valores del mundo libre. También nos dio el lujo de entretener esta fantasía de que, de alguna manera, el libre comercio y la globalización de la economía producirían paz y prosperidad y evitarían la rivalidad entre los estados nacionales”.
Rubio considera que esos 20 años fueron más bien una anomalía histórica. “La verdad es que si miras 500 años de geopolítica, ha sido definida por una gran competencia de poder. Y ahí es donde nos encontramos una vez más”.
En ese contexto, opina que “no habrá ninguna convergencia de valores” y que se ve con claridad que la globalización condujo “al surgimiento de China y la desindustrialización de Estados Unidos”. Es un fenómeno que “creó cadenas de suministro largas y vulnerables, erosionó a nuestra clase media, dejó a nuestra sociedad profundamente dividida en líneas socioeconómicas”.
El senador ve ahora “un mundo nuevo”, dividido entre las naciones libres lideradas aún por Estados Unidos, un bloque autoritario y tiránico liderado por Beijing, y luego docenas y docenas de países en desarrollo que están presionando a ambos lados para sacar provecho.
“Hoy nos reunimos aquí, como lo hacemos una vez al año, para discutir las amenazas mundiales que enfrenta nuestro país, y no faltan. China, Rusia, Irán, Corea del Norte, el terrorismo global, los narcoterroristas que operan justo al otro lado de nuestra frontera e incluso en la patria. Todas estas son amenazas muy graves”.
No obstante, Rubio considera que la mayor amenaza que enfrenta Estados Unidos no es otro país: se trata de si tenemos o no la capacidad y la voluntad de evaluar con precisión y adaptar adecuadamente nuestras políticas internas y externas en esta época de cambios tecnológicos, sociales, económicos y geopolíticos históricos, revolucionarios y disruptivos.
“La respuesta a esa pregunta no solo va a determinar la dirección de nuestro país. La respuesta a esa pregunta definirá el siglo XXI”, asevera el senador republicano por la Florida.
Para encarar esta realidad, Rubio dice que la comunidad de inteligencia tiene un papel fundamental porque los cambios que debemos hacer tendrán que superar la complacencia, la resistencia burocrática, la oposición de los grupos de interés que se benefician del status quo y el malestar público:
- Complacencia, porque hemos confiado en nuestras ventajas de poder y hemos olvidado lo que es vivir en un mundo donde tenemos competidores cercanos.
- Resistencia burocrática, porque nuestro gobierno, la clase de comentaristas, los grupos de expertos, la academia y, hasta cierto punto, el Congreso todavía están llenos de funcionarios que alcanzaron la mayoría de edad en la fantasía posterior a la Guerra Fría sobre el "fin de la historia".
- Oposición de intereses poderosos, porque las corporaciones multinacionales que dominan y han consolidado algunas de nuestras industrias más importantes están profundamente involucradas en las cadenas de suministro extranjeras y en el estado actual de la economía global.
- Y el malestar público, porque nos hemos convertido en una sociedad adicta a los productos baratos de China y a los vídeos virales en TikTok.
Para Rubio, la clave para superar estos desafíos es “motivar a los legisladores y convencer a nuestros ciudadanos de la necesidad de actuar en al menos cinco áreas distintas de competencia entre grandes potencias y conflicto entre potencias potencialmente grande:
- Es una competencia militar, en la que ya no podemos confiar en ventajas abrumadoras para lograr un éxito relativamente rápido.
- Es una competencia diplomática y política por la influencia en las instituciones multilaterales y por entrar y mantener importantes alianzas internacionales.
- Es una competencia económica e industrial sobre industrias críticas, cadenas de suministro, acceso a recursos, el flujo de capital.
- Es una competencia científica y tecnológica en áreas que van desde la medicina de precisión, la inteligencia artificial, la cibernética, la economía digital, la computación cuántica, el control sobre datos personales valiosos y la protección de la innovación y la propiedad intelectual.
- Y es una competencia informativa que involucra sociedades cerradas y controladas dedicadas a usar nuestra apertura para dividirnos aquí en casa y generar desinformación para promover su narrativa y socavar nuestra posición en el mundo.
“En el siglo XXI, proporcionar información a los legisladores sobre estas áreas de competencia y comprender cómo se cruzan entre sí es una prioridad nacional vital y crítica. Y solo nuestras agencias de inteligencia tienen los recursos y la amplia información necesaria para proporcionar esto”, dice.
Pero el trabajo de inteligencia actual “no se trata solo de recopilar secretos de estado y proteger los nuestros”. Rubio dice que “se trata del análisis de lo que significan todos estos factores unidos, para que nosotros, como legisladores, podamos decidir qué importa y qué no, para que podamos priorizar lo urgente sobre lo no importante”.
Al concluir, el senador hace una advertencia: hacer esto mal es la mayor amenaza que enfrenta nuestro país, y hacerlo bien es la tarea más importante que tenemos en mano.