La periodista independiente Camila Acosta denunció este martes el acoso al que la tiene sometida la Seguridad del Estado que, en apenas 14 meses, la ha desalojado cinco veces y obligado a cambiar de vivienda al menos ocho veces.
Acosta, que es natural de la Isla de la Juventud y vive en La Habana desde hace cuatro años, se ha visto asediada por la policía política del régimen a causa de su labor como periodista independiente y colaboradora del diario digital CubaNet.
La joven comunicadora ha sido víctima de varias detenciones arbitrarias y se le ha aplicado el Decreto 370 o “Ley Mordaza” sobre la regulación de internet con una fuerte multa sólo por ejercer su profesión al margen del estatismo oficial. Al vencérsele el mes de alquilar en el apartamento que tenía rentado hace apenas dos meses, recibió la visita de la propietaria.
¡Basta”, no podemos seguir aguantando, callando, bajando las cabezas o hincando las rodillas, no es esa la solución
“Vino la propietaria de la vivienda que estoy rentando hace exactamente dos meses acá en La Habana, muy apenada”, dijo Acosta en entrevista con Amado Gil para Radio Marti. “Me dijo que la visitaron varios “factores”, le fueron a advertir a esta señora de la persona que ella tiene rentada hace dos meses acá en su vivienda”.
Entre los supuestos inconvenientes que los visitantes expusieron a la propietaria para tener rentada a su inquilina están los de ser “periodista independiente, gusana, mercenaria” y, según a Acosta, la propietaria “trató de defenderme, porque esto realmente es un alquiler legal pero, simplemente, está la amenaza subliminal”.
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La periodista también se encuentra en la lista de los “regulados”, debido a lo cual tampoco puede salir del país, a no ser que determine no regresar.
“Ellos me lo dejaron claro, el represor Alejandro: ‘O abandonas el periodismo independiente o te vas del país, de lo contrario, vas a ir a prisión", cuenta Acosta, quien a pesar de las presiones ha dejado un claro mensaje a sus represores:
“Yo lo he dicho varias veces, mi rebeldía es proporcional a la represión. Ellos están acostumbrados a trabajar con el miedo y con la presión psicológica, pero es hora de decir ¡Basta!”, no podemos seguir aguantando, callando, bajando las cabezas o hincando las rodillas, no es esa la solución”.
(Con reporte de Amado Gil para Radio Martí)