El deporte siempre ha desempeñado un papel importante en la política internacional, pero en el caso de Rusia es una de sus principales herramientas de propaganda.
El Kremlin utiliza hábilmente el deporte para construir una imagen positiva del Estado, desviar la atención de las controversias políticas y reforzar los mensajes de desinformación tanto a nivel interno como internacional. Un análisis de las actividades rusas en este ámbito permite comprender mejor cómo el deporte se está convirtiendo en una herramienta de poder blando y de propaganda.
Rusia intenta constantemente crear una imagen de potencia mundial a través de los éxitos deportivos. Las victorias en escenarios internacionales se presentan como prueba de la fortaleza y singularidad del sistema ruso.
Los éxitos olímpicos, incluidos los de los Juegos de Invierno de Sochi 2014, han sido ampliamente explotados por la propaganda estatal. Medios de comunicación como RT y Sputnik los expusieron como símbolo de la unidad de la nación y de la superioridad de Rusia sobre Occidente.
Resulta significativo que el gobierno ruso no rehúya el uso de medios poco éticos en pos del éxito deportivo. Los escándalos de dopaje, como la manipulación sistémica descubierta por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), han demostrado que para el Kremlin los resultados deportivos suelen primar sobre el juego limpio. Los atletas son tratados como herramientas para construir una imagen positiva del Estado, independientemente de las consecuencias.
La organización de eventos deportivos internacionales es otro elemento importante de la estrategia propagandística de Rusia. El Mundial de 2018 fue una oportunidad para presentar a Rusia como un país abierto y moderno, a pesar de que se preparó en un momento de agudización de la situación política tras la anexión de Crimea. El evento se convirtió en una plataforma para promover la narrativa rusa de estabilidad y hospitalidad.
Al mismo tiempo, el Kremlin utilizó el Mundial para limitar las críticas a su régimen. Durante el torneo, los medios de comunicación estatales promovieron intensamente la imagen de Rusia como país amistoso, mientras que las informaciones sobre violaciones de los derechos humanos o agresiones contra Ucrania se marginaron deliberadamente.
Desacreditar a los jugadores polacos y ucranianos después de 2021
Después de 2021, Rusia intensificó sus esfuerzos para desacreditar a los atletas de Polonia y Ucrania. Esto formaba parte de una estrategia propagandística más amplia dirigida a ambos países, que se oponen abiertamente a la política exterior rusa.
El Kremlin utilizó tanto los medios de comunicación tradicionales como las plataformas de medios sociales para promover narrativas que socavaran los éxitos deportivos de los atletas de estos países.
El deporte polaco en el punto de mira
En el caso de Polonia, la propaganda rusa se centró en:
– Comprometer los logros de los atletas polacos sugiriendo que sus éxitos son el resultado del dopaje o del apoyo político en lugar de su talento y trabajo duro. Un ejemplo fueron los comentarios realizados por los medios de comunicación rusos tras los éxitos de los atletas polacos en los Juegos de Tokio 2021, en los que se sugería que Polonia estaba «preparando atletas a la sombra de las polémicas por dopaje».
– Avivar las tensiones entre Polonia y otros países al insinuar que los atletas polacos son favorecidos por las organizaciones internacionales en detrimento de los rusos. Estas narraciones hacían hincapié en que las decisiones de los árbitros o de los organizadores de las competiciones eran supuestamente parciales y políticas.
Ataques a atletas ucranianos
En el caso de Ucrania, las acciones de Rusia se intensificaron aún más. Tras el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania en 2022, la propaganda rusa trató de desacreditar a los atletas ucranianos que apoyaban abiertamente a su patria. Entre los métodos más comunes estaban:
– Difusión de información falsa sobre los atletas ucranianos, como acusarlos de supuestos vínculos con grupos radicales o de consumir sustancias prohibidas. Tales narraciones aparecieron, entre otros, en los medios estatales rusos tras los éxitos de boxeadores y atletas ucranianos.
– Ataques personales: Los medios de comunicación rusos atacaron a menudo a deportistas destacados, por ejemplo, sugiriendo que sus éxitos se debían al apoyo occidental y no a sus propias habilidades. También se presentó a los atletas como «marionetas» de los intereses políticos occidentales.
– Manipulación de declaraciones: Los medios de comunicación del Kremlin utilizaron declaraciones de atletas ucranianos fuera de contexto para presentarlos como agresivos u hostiles hacia Rusia.
Los atletas como embajadores de la propaganda
Los atletas rusos participan a menudo en campañas de propaganda y desinformación. Las autoridades del Kremlin utilizan su popularidad para reforzar sus mensajes políticos. Ejemplo de ello son las declaraciones de conocidos deportistas como Yevgeny Plushchenko, que ha apoyado la política exterior rusa e incluso se le describe como la mascota de Putin, y Maria Sharapova, que ha participado en campañas para promover la imagen de Rusia en el extranjero.
Además, a menudo se utiliza a los deportistas en campañas internas, en las que se supone que sus éxitos refuerzan el sentimiento de orgullo nacional. También participan en campañas de desinformación, como la que promueve la idea de que las sanciones occidentales contra el deporte ruso tienen una motivación política y no son el resultado del incumplimiento de las normas.
Desinformación en torno a las sanciones deportivas
Tras la revelación del dopaje sistemático, Rusia se convirtió en blanco de sanciones deportivas internacionales. En lugar de admitir las infracciones, el Kremlin intensificó las campañas de desinformación, afirmando que las sanciones eran el resultado de una «conspiración occidental» para debilitar a Rusia.
Los medios de comunicación estatales rusos socavan regularmente la credibilidad de instituciones como la AMA y el Comité Olímpico Internacional (COI). Las narrativas propagandísticas presentan a estas organizaciones como herramientas políticas de Occidente que supuestamente discriminan a los atletas rusos. Este tipo de desinformación pretende generar simpatía hacia Rusia y presentarla como víctima de injusticias.
El uso que Rusia hace del deporte como herramienta de propaganda y desinformación es un ejemplo de cómo el Kremlin puede manipular a las instituciones internacionales y a la opinión pública. Desde la organización de grandes acontecimientos deportivos hasta la manipulación de los éxitos de los atletas, Rusia ha intentado constantemente construir una imagen positiva y desviar la atención de sus controvertidas actividades.
El deporte, la cultura y la economía, contrariamente a lo que se cree, se utilizan como herramientas de propaganda, desinformación y manipulación en Rusia. También se convierten a menudo en una herramienta directa de guerra.