Las leyes rusas permiten el monitoreo, retención y análisis de las llamadas telefónicas, los correos electrónicos y los mensajes de textos.
A los estadounidenses que participan en las Olimpiadas de Sochi, deportistas o turistas, el Departamento de Estado les advirtió que las leyes rusas permiten el monitoreo, retención y análisis de “datos que pasan por las redes de comunicación, incluyendo Internet, correos electrónicos, llamadas telefónicos y fax”.
Bajo la lupa de los órganos de espionaje ruso están las comunicaciones por cable e inalámbrica, mensajes instantáneos (SMS); o sea, todo lo que se diga o escriba utilizando las tecnologías modernas. De ahí la advertencia sobre el monitoreo constante y la ausencia de privacidad. El caso más relevante de espionaje telefónico se vivió en Ucrania.
En el Departamento de Estado supieron de los “adelantos tecnológicos” rusos. La secretaria de estado adjunta de EEUU, Victoria Nuland, mantuvo una conversación telefónica con el embajador de Washington en Kiev, Geoffry Pyatt, y cuatro minutos de la misma aparecieron en las redes sociales.
La chispa inicial vino de un asistente del vicepremier ruso. Los portavoces de la Casa Blanca y el Departamento de Estado señalan a Moscú como autores del pinchazo. Era una conversación privada, un intercambio de opinión, donde se habla con franqueza. No era una gala diplomática, una recepción por el día nacional o un discurso de bienvenida al país, donde lo políticamente correcto es regla.
Los mismos ucranianos se quejan de la pasividad de la Unión Europea ante la crisis que ha cobrado vidas humanas. La frase "que se joda la UE [Unión Europea]" fue criticada por la canciller alemana Angela Merkel, quien defendió el trabajo de Catherine Ashton. Nuland llamó a sus colegas de Bruselas para limar asperezas y se reunió con los opositores ucranianos que mencionó en la conversación como aptos o no para integrar un nuevo Gobierno ucraniano.
Rusia quiere presentar la conversación como prueba de la injerencia de Estados Unidos en Ucrania. Lo que más ilustra el incidente es lo sistemático del espionaje ruso, utilizando las mismas técnicas que critica Edward Snowden, a quien Moscú protege.
Bajo la lupa de los órganos de espionaje ruso están las comunicaciones por cable e inalámbrica, mensajes instantáneos (SMS); o sea, todo lo que se diga o escriba utilizando las tecnologías modernas. De ahí la advertencia sobre el monitoreo constante y la ausencia de privacidad. El caso más relevante de espionaje telefónico se vivió en Ucrania.
La chispa inicial vino de un asistente del vicepremier ruso. Los portavoces de la Casa Blanca y el Departamento de Estado señalan a Moscú como autores del pinchazo. Era una conversación privada, un intercambio de opinión, donde se habla con franqueza. No era una gala diplomática, una recepción por el día nacional o un discurso de bienvenida al país, donde lo políticamente correcto es regla.
Los mismos ucranianos se quejan de la pasividad de la Unión Europea ante la crisis que ha cobrado vidas humanas. La frase "que se joda la UE [Unión Europea]" fue criticada por la canciller alemana Angela Merkel, quien defendió el trabajo de Catherine Ashton. Nuland llamó a sus colegas de Bruselas para limar asperezas y se reunió con los opositores ucranianos que mencionó en la conversación como aptos o no para integrar un nuevo Gobierno ucraniano.
Rusia quiere presentar la conversación como prueba de la injerencia de Estados Unidos en Ucrania. Lo que más ilustra el incidente es lo sistemático del espionaje ruso, utilizando las mismas técnicas que critica Edward Snowden, a quien Moscú protege.