Estados Unidos insiste en que Snowden debe ser entregado, mientras el ex empleados de la NSA sigue buscando vías para llegar a Quito.
En el siglo XX las noticias sobre la fuga de espías, de asilo político o cobijo a un refugiado aparecían un día después del hecho en grandes titulares de prensa. Hoy, con 140 caracteres, se dan a conocer las noticias más importantes como la salida del filtrador Edward Snowden de Hong Kong y su arribo a Moscú.
Por las redes sociales como Facebook, Twitter y Vkontak se supo cuándo el ex empleado de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos se montó en el avión de Aeroflot y cuándo aterrizó en el aeropuerto Sheremetevo de la capital rusa.
Como ciudadano americano (con o sin pasaporte) necesita de una visa de las autoridades rusas, que bien pudo recibir en el consulado ruso en Hong Kong o al llegar a la terminal aérea. De seguro que no iba a salir por la puerta principal de Sheremetevo, donde le esperaban cientos de periodistas y camarógrafos. En la zona de tránsito del aeropuerto dicen que desapareció Snowden. Algunos diarios rusos dicen que fue trasladado a un hospital y otros que cambió de salón para, por vía segura, seguir rumbo a Ecuador.
De Hong Kong, que hace más de una década dejó de ser colonia británica para ser administración especial de China, viajo a Moscú con el consentimiento de autoridades chinas y rusas. Antes de que el aterrizara ya el auto del embajador ecuatoriano y el del primer secretario de la embajada de Quito en Moscú parqueaban en la entrada principal de la terminal aérea, anunciando a todo el mundo la llegada del informante.
La prensa en Cuba hace caso omiso al viaje por La Habana y dice solamente que Snowden “habría optado por una ruta compleja con la esperanza de no ser detenido”. Tampoco dijeron que allí acogieron al ex agente de la CIA Phillip Age, al estafador Robert Vesco, a secuestradores de aviones y una de las personas más buscadas del FBI, Joanne Chesimard (Assata Shakur), por la que se ofrecen dos millones de dólares.
Hace unas dos semanas el diario Los Angeles Times afirmaba que eran pocas las opciones de escape para Snowden: Ecuador, Cuba, Venezuela, Namibia e Islandia. Diputados rusos aseguraron a la prensa en Moscú que Bielorrusia también tiene disposición de dar asilo al estadounidense; y en Minsk tienen experiencia en acogerlos, siendo el primero de ellos Lee H. Oswald.
En un inicio, el portavoz del Kremlin dijo no conocer la situación, luego que Snowden estaba en Moscú y por último, se negaron a dar detalles. Con esta maniobra de intermediario, Moscú vuelve a situarse como jugador indispensable en el tablero internacional. La posición del Kremlin respecto a Siria e Irán, y ahora con el caso del filtrador suben la puntuación del presidente Vladimir V. Putin dentro de Rusia y a nivel internacional, la movida chino-rusa para ayudar a escapar el estadounidense pone sobre el tapete la alianza estratégica que han montado para labrar lo que denominan “mundo multipolar”.
A corto plazo, Aeroflot logró un vuelo lleno a La Habana, con asientos vendidos a última hora por dos mil dólares y decenas de periodistas con un poco más de 10 horas de vuelo, dedicados a tuitear, vodka gratis a su disposición y especular sobre el joven que debió viajar con ellos, en el asiento vacío 17 A.
Por las redes sociales como Facebook, Twitter y Vkontak se supo cuándo el ex empleado de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos se montó en el avión de Aeroflot y cuándo aterrizó en el aeropuerto Sheremetevo de la capital rusa.
Como ciudadano americano (con o sin pasaporte) necesita de una visa de las autoridades rusas, que bien pudo recibir en el consulado ruso en Hong Kong o al llegar a la terminal aérea. De seguro que no iba a salir por la puerta principal de Sheremetevo, donde le esperaban cientos de periodistas y camarógrafos. En la zona de tránsito del aeropuerto dicen que desapareció Snowden. Algunos diarios rusos dicen que fue trasladado a un hospital y otros que cambió de salón para, por vía segura, seguir rumbo a Ecuador.
De Hong Kong, que hace más de una década dejó de ser colonia británica para ser administración especial de China, viajo a Moscú con el consentimiento de autoridades chinas y rusas. Antes de que el aterrizara ya el auto del embajador ecuatoriano y el del primer secretario de la embajada de Quito en Moscú parqueaban en la entrada principal de la terminal aérea, anunciando a todo el mundo la llegada del informante.
La prensa en Cuba hace caso omiso al viaje por La Habana y dice solamente que Snowden “habría optado por una ruta compleja con la esperanza de no ser detenido”. Tampoco dijeron que allí acogieron al ex agente de la CIA Phillip Age, al estafador Robert Vesco, a secuestradores de aviones y una de las personas más buscadas del FBI, Joanne Chesimard (Assata Shakur), por la que se ofrecen dos millones de dólares.
Hace unas dos semanas el diario Los Angeles Times afirmaba que eran pocas las opciones de escape para Snowden: Ecuador, Cuba, Venezuela, Namibia e Islandia. Diputados rusos aseguraron a la prensa en Moscú que Bielorrusia también tiene disposición de dar asilo al estadounidense; y en Minsk tienen experiencia en acogerlos, siendo el primero de ellos Lee H. Oswald.
En un inicio, el portavoz del Kremlin dijo no conocer la situación, luego que Snowden estaba en Moscú y por último, se negaron a dar detalles. Con esta maniobra de intermediario, Moscú vuelve a situarse como jugador indispensable en el tablero internacional. La posición del Kremlin respecto a Siria e Irán, y ahora con el caso del filtrador suben la puntuación del presidente Vladimir V. Putin dentro de Rusia y a nivel internacional, la movida chino-rusa para ayudar a escapar el estadounidense pone sobre el tapete la alianza estratégica que han montado para labrar lo que denominan “mundo multipolar”.
A corto plazo, Aeroflot logró un vuelo lleno a La Habana, con asientos vendidos a última hora por dos mil dólares y decenas de periodistas con un poco más de 10 horas de vuelo, dedicados a tuitear, vodka gratis a su disposición y especular sobre el joven que debió viajar con ellos, en el asiento vacío 17 A.