Hoy ya no es necesaria. Y es hasta posible que los republicanos más conservadores también aplaudan a Rubio. Es una forma de reparar su reputación dañada con sus cambios de posición en el tema de una reforma migratoria.
El senador republicano del estado de la Florida Marco Rubio no es el primer legislador cubano-americano en sugerir un cambio en la ley que le da a los cubanos un trato preferencial en cuestiones de inmigración.
En una entrevista con Diario las Américas, Rubio dijo que ya era hora que los políticos pensaran en modificar la Ley de Ajuste Cubano aprobada en 1966. Dicha ley le permite a todo cubano que llegue a los Estados Unidos el derecho a obtener la residencia en un año y un día.
No importa si el cubano viene con una visa turista; si cruza la frontera con México; si viene en balsa; o si es uno de los que se saca la lotería de visas para los cubanos.
Todos ellos, menos los que hayan sido convictos de un crimen serio en Cuba, o aquí, son elegibles para obtener la residencia legal de Estados Unidos al año y un día de su llegada. Y cinco años después puede obtener la ciudadanía.
Ya son casi 50 años de esta muy marcada diferencia entre los cubanos y otros inmigrantes del resto del mundo. A los cubanos se les dio la preferencia porque huían de un gobierno comunista y serían perseguidos políticos si los devolvieran a la isla. El resto de los inmigrantes del hemisferio vienen huyendo de la pobreza y eso los convierte en inmigrantes económicos y por ende no tienen un trato preferencial.
Así de sencillas eran las cosas hace varias décadas. Pero hoy día, ya hace mucho tiempo que los cubanos que vienen a Estados Unidos no lo hacen por motivos políticos. Ellos vienen y al año y un día obtienen su residencia y se van a Cuba a ver parientes y familiares.
No cabe duda que los exiliados históricos – aquellos que vinieron en los primeros 20 años de la Revolución y algunos otros después – vinieron huyéndole al comunismo.
Después del puente marítimo del Mariel en 1980 y aún más los que han llegado en los últimos 20 o 25 años vienen aquí en busca de una vida mejor; lo mismo que hacen los inmigrantes del resto de los países del hemisferio.
Pero los cubanos continúan teniendo un trato preferencial. Ahí esta la Ley de Ajuste Cubano para protegerlos.
Más del 80 por ciento de los cubanos que llegaron en las décadas de los 60 y 70, se hicieron residentes y después ciudadanos. Ellos constituyen un buen bloque de votos. La cosa no es igual para aquellos que han llegado en las últimas tres décadas. Menos del 20 por ciento de ellos se han hecho ciudadanos americanos y no tienen el derecho al voto.
A ellos les basta con la residencia legal que les permite ir a Cuba a ver a sus parientes y amigos cada vez que les da la gana. Rubio dijo que conocía casos de personas que viajaban a Cuba 16 veces al año. Al presidente Barack Obama le gusta esos viajes. Su política es que el contacto persona a persona en Cuba va a facilitar un cambio en la isla.
Por supuesto que los exiliados históricos rechazan esos viajes. Ellos ni van ni les agrada que los recién llegados vayan con tanta frecuencia. Este grupo está de acuerdo con el senador Rubio. El que viaja a Cuba con frecuencia no es un refugiado político y por ende no debería de permitirse que se acogieran a la Ley del Ajuste Cubano.
Rubio recibirá el apoyo de los cubanos que llevan décadas en Estados Unidos. Pero este grupo está desapareciendo poco a poco. Los que llegaron ya siendo hombres y mujeres hoy son viejitos y muchos se nos mueren.
El resto de los hispanos también aplaudirán al senador republicano. Ya es hora, según ellos, que se de por terminada la Ley de Ajuste Cubano. Cumplió su cometido.
Hoy ya no es necesaria. Y es hasta posible que los republicanos más conservadores también aplaudan a Rubio. Es una forma de reparar su reputación dañada con sus cambios de posición en el tema de una reforma migratoria.
Su posición no le va a agradar a los recién llegados, pero eso no importa. Ellos no son ciudadanos y no pueden votar.
Rubio dijo a Diario las Américas que él cree que el “espíritu” de la ley es violada cada vez que un cubano va a Cuba de vacaciones o en un viaje de negocios.
Rubio tiene toda la razón, pero la ley no va a cambiar. No mientras los demócratas controlen el Senado y el Presidente Obama pueda vetar cualquier intento de modificar la ley.
En una entrevista con Diario las Américas, Rubio dijo que ya era hora que los políticos pensaran en modificar la Ley de Ajuste Cubano aprobada en 1966. Dicha ley le permite a todo cubano que llegue a los Estados Unidos el derecho a obtener la residencia en un año y un día.
No importa si el cubano viene con una visa turista; si cruza la frontera con México; si viene en balsa; o si es uno de los que se saca la lotería de visas para los cubanos.
Todos ellos, menos los que hayan sido convictos de un crimen serio en Cuba, o aquí, son elegibles para obtener la residencia legal de Estados Unidos al año y un día de su llegada. Y cinco años después puede obtener la ciudadanía.
Ya son casi 50 años de esta muy marcada diferencia entre los cubanos y otros inmigrantes del resto del mundo. A los cubanos se les dio la preferencia porque huían de un gobierno comunista y serían perseguidos políticos si los devolvieran a la isla. El resto de los inmigrantes del hemisferio vienen huyendo de la pobreza y eso los convierte en inmigrantes económicos y por ende no tienen un trato preferencial.
Así de sencillas eran las cosas hace varias décadas. Pero hoy día, ya hace mucho tiempo que los cubanos que vienen a Estados Unidos no lo hacen por motivos políticos. Ellos vienen y al año y un día obtienen su residencia y se van a Cuba a ver parientes y familiares.
No cabe duda que los exiliados históricos – aquellos que vinieron en los primeros 20 años de la Revolución y algunos otros después – vinieron huyéndole al comunismo.
Después del puente marítimo del Mariel en 1980 y aún más los que han llegado en los últimos 20 o 25 años vienen aquí en busca de una vida mejor; lo mismo que hacen los inmigrantes del resto de los países del hemisferio.
Pero los cubanos continúan teniendo un trato preferencial. Ahí esta la Ley de Ajuste Cubano para protegerlos.
Más del 80 por ciento de los cubanos que llegaron en las décadas de los 60 y 70, se hicieron residentes y después ciudadanos. Ellos constituyen un buen bloque de votos. La cosa no es igual para aquellos que han llegado en las últimas tres décadas. Menos del 20 por ciento de ellos se han hecho ciudadanos americanos y no tienen el derecho al voto.
A ellos les basta con la residencia legal que les permite ir a Cuba a ver a sus parientes y amigos cada vez que les da la gana. Rubio dijo que conocía casos de personas que viajaban a Cuba 16 veces al año. Al presidente Barack Obama le gusta esos viajes. Su política es que el contacto persona a persona en Cuba va a facilitar un cambio en la isla.
Por supuesto que los exiliados históricos rechazan esos viajes. Ellos ni van ni les agrada que los recién llegados vayan con tanta frecuencia. Este grupo está de acuerdo con el senador Rubio. El que viaja a Cuba con frecuencia no es un refugiado político y por ende no debería de permitirse que se acogieran a la Ley del Ajuste Cubano.
Rubio recibirá el apoyo de los cubanos que llevan décadas en Estados Unidos. Pero este grupo está desapareciendo poco a poco. Los que llegaron ya siendo hombres y mujeres hoy son viejitos y muchos se nos mueren.
El resto de los hispanos también aplaudirán al senador republicano. Ya es hora, según ellos, que se de por terminada la Ley de Ajuste Cubano. Cumplió su cometido.
Hoy ya no es necesaria. Y es hasta posible que los republicanos más conservadores también aplaudan a Rubio. Es una forma de reparar su reputación dañada con sus cambios de posición en el tema de una reforma migratoria.
Su posición no le va a agradar a los recién llegados, pero eso no importa. Ellos no son ciudadanos y no pueden votar.
Rubio dijo a Diario las Américas que él cree que el “espíritu” de la ley es violada cada vez que un cubano va a Cuba de vacaciones o en un viaje de negocios.
Rubio tiene toda la razón, pero la ley no va a cambiar. No mientras los demócratas controlen el Senado y el Presidente Obama pueda vetar cualquier intento de modificar la ley.