Según Rojas, se trata de un estudio sobre “un grupo de escritores que publicaron textos narrativos, poéticos o ensayísticos, con un alto grado de experimentación y cosmopolitismo, poco antes o poco después de 1968, en varias ciudades occidentales
El historiador y ensayista cubano Rafael Rojas comenta en su blog “Libros del Crepúsculo" su trabajo más reciente que bajo el título de “La Vanguardia Peregrina" analiza “lo que podría entenderse como la última o, acaso, la penúltima vanguardia literaria cubana, en el exilio.
Según Rojas, se trata de un estudio sobre “un grupo de escritores que publicaron textos narrativos, poéticos o ensayísticos, con un alto grado de experimentación y cosmopolitismo, poco antes o poco después de 1968, en varias ciudades occidentales: Nueva York, París, Roma, Madrid, Barcelona, Ciudad de México. Autores exiliados, que produjeron sus obras en contextos marcados por la rebelión moral y estética de aquella década y que, a pesar de compartir el imaginario de una izquierda radical, debieron articular un discurso crítico sobre el socialismo cubano”.
Por sus páginas pasan escritores “de aquella vanguardia”, como Severo Sarduy,
Calvert Casey, Nivaria Tejera, Lorenzo García Vega y José Koker, que como explica el autor “hicieron impugnaciones explícitas del canon nacional de las letras cubanas”.
Según Rojas, se trata de un estudio sobre “un grupo de escritores que publicaron textos narrativos, poéticos o ensayísticos, con un alto grado de experimentación y cosmopolitismo, poco antes o poco después de 1968, en varias ciudades occidentales: Nueva York, París, Roma, Madrid, Barcelona, Ciudad de México. Autores exiliados, que produjeron sus obras en contextos marcados por la rebelión moral y estética de aquella década y que, a pesar de compartir el imaginario de una izquierda radical, debieron articular un discurso crítico sobre el socialismo cubano”.
Por sus páginas pasan escritores “de aquella vanguardia”, como Severo Sarduy,
Calvert Casey, Nivaria Tejera, Lorenzo García Vega y José Koker, que como explica el autor “hicieron impugnaciones explícitas del canon nacional de las letras cubanas”.