El Centro de Teatro de La Habana, a propuesta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE) decidió el 7 de septiembre cesar el proyecto "El ingenio", y con ello rescindir el contrato de trabajo al director teatral Juan Carlos Cremata.
La represalia es una medida a las declaraciones del artista a partir de la censura que sufrió su obra El rey se muere, y que la diera a conocer en julio pasado cuando suspendieron las funciones que se llevaban a cabo en el Teatro Bertolt Brecht, de la capital cubana.
Cremata envió copia de la resolución No. 10/2015 del Centro de Teatro de la Habana (CTLH), que está amparada a su vez en la Resolución No. 104 de octubre de 2003 del Ministerio de Cultura, referente a la aplicación de la medida antes mencionada. Igualmente, los documentos llevan a otras resoluciones ministeriales concernientes a la toma de decisiones, reglamento, e intereses institucionales de los organismos correspondientes.
Las medidas, firmadas por Marvin Yaquis Escobedo –director del CTLH– decretan el fin del proyecto "El ingenio" y su representación por parte del CTLH, rescindir el contrato de trabajo de Juan Carlos Cremata como director del grupo teatral y reubicar a los actores en otros proyectos artísticos.
Consultado por Martí Noticias, Juan Carlos Cremata (JCC) ofreció la siguiente entrevista, que fue interrumpida en varias ocasiones:
¿Quiénes más están implicados en estas medidas, en la reunión?
En la reunión solo estuvo esta persona que firma el documento, al principio estuvo él solo y después estuvieron dos especialistas, porque tenía que tener dos testigos. O sea, Gisela (González, presidenta del CNAE).
¿Esto te invalida de trabajar en Cuba en cualquier otro proyecto?
¿Dónde yo podría trabajar? Ellos son los dueños de los teatros, los que lo permiten... Y hacer un teatro independiente en Cuba es una quimera, ¿no?
¿La única forma de ser contratado es a través del Centro de Teatro?
La única forma. Porque ellos me decían que apelara al MINCULT, pero yo estoy consciente de que esa resolución baja del MINCULT, o sea, que el Ministro del Cultura no va a desacreditar y desautorizar a la persona que tiene ahí para hacer eso. Entonces, sería una victoria pírrica y yo siempre me pongo a pensar: apelar para, en el mejor de los casos, ¿ganar qué? ¿Ganar la posibilidad de seguir haciendo lo mismo, de hacer un teatro vigilado, un teatro controlado, maniatado, amordazado? A mí no me interesa.
Definitivamente, significa la imposibilidad de seguir haciendo teatro en Cuba. Que, para mí, lo digo así, yo gasto más que lo que gano haciendo teatro en Cuba. Yo invertía mucho más, lo combinaba con mi labor en el cine, gastaba mucho dinero en mis viajes buscando la producción de obras que después cuando se hacían ellos a veces se adjudicaban los éxitos, numéricamente: "hemos hecho tantas funciones"… y ahora me da mucha más libertad como para darme cuenta de que mi teatro no es el teatro de ese Consejo (CNAE) que, como me dijo un amigo "no llegará a viejo…". Hacía un teatro incómodo, me decían ellos, palabra que me gusta más porque significaba que ellos estaban cómodos y yo los incomodaba. Y significa una venganza, un llamado de alerta a todos los demás teatristas, es como que digan: "¡Podemos hacer esto a cualquiera que se extralimite!".
Mi defensa es por la libertad de expresión, no es contra la censura. Ellos pensaban que después de haber censurado El rey se muere, tranquilamente yo me iba a quedar callado y no iba a decirles todo lo que pensaba. En estos momentos me siento mucho más libre, porque ya no me siento atado a ningún compromiso oficial, sobre todo en ese terreno.
En uno de los Por Cuanto se alega que "provocó un conflicto ético-profesional con la Dirección del Centro de Teatro y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, quienes lo representan y patrocinan Legalmente, al realizar ataques desmedidos a estas instituciones a través de la prensa extranjera y las redes sociales, incompatibles con el objeto social para el cual fue creado el mencionado proyecto, provocando falta de confianza en el artista…"
Ellos lo dicen como si yo también hubiera atacado al Centro de Teatro, cosa que no es verdad, yo ataqué al CNAE y específicamente a Gisela González, que fue la que decidió la censura, ellos se consideraron con el privilegio de determinar lo que los demás podían pensar y pensaron que yo me podía quedar callado. Podían haber inventado otra cosa, cuando ellos están decididos… ya lo han hecho en otros muchos casos, de eliminar artistas en este país, mucho más importantes que yo, como (Ernesto) Lecuona, Celia Cruz, esto es un capítulo más en la historia de la infamia.
En el Resuelvo Décimo Primero dice que, "además de las causas legales previstas, también será causa de terminación del proyecto la ausencia física del líder artístico aprobado". ¿Sabes de qué se trata?
Bueno, eso a mí no me quedó claro. No sé si eso significa que ellos van a hacer una acusación por lo civil, esa parte no me quedó claro. Lo que me quedó claro es que ellos destruyen mi proyecto, del que nunca tuve el acta de que ellos me aprobaran ese proyecto. Fue un proyecto que yo luché por levantarlo a pulmón, pero nunca tuve una aprobación (escrita) a no ser el salario que me pasaban a mí y a los actores. Después de esta información que yo he hecho circular, me imagino que tomen más represalias; este es el principio solamente de un proceso. Me enteré que después de mi carta que yo había pasado a ser una cosa que ellos llaman "perfil bajo", que existo, pero no existo, que estoy ahí, pero no me promocionan. Parece que ahora pasé de perfil bajo a excluido.
Una jubilación…
Sí, una muerte en vida, como lo que hicieron con Virgilio Piñera, con Lezama Lima, o la obligación a que me exilie o busque otra forma de vida, lo que quieren es ahogarme en vida. Yo de todas maneras me refugio en mi talento, que tenga que ser lo que tenga que ser, lo que no me voy es a quedar callado. Ellos esperaban que yo me quedara callado, y yo no me voy a quedar callado.
¿Esta medida se extendería a cualquier proyecto de cine que tengas dentro de Cuba?
Eso no está claro porque el CNAE no tiene absolutamente nada que ver con el cine. Pero está claro para mí que el cine también responde al MINCULT y que por lo menos oficialmente, no va a haber ningún apoyo. De hecho, ahora mismo yo me estoy yendo a un festival de cine en China, el Festival del Tigre de Oro y las Mil Flores, y al que está invitada mi última película Contigo pan y cebolla.
Ellos invitan a un funcionario y a un artista, el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) financia el viaje del funcionario, pero el viaje mío yo tengo que hacerlo solo, por mi cuenta. Y ellos me dijeron que yo no puedo ir representando a Cuba aunque están utilizando mi película y mi película está representando a Cuba. Por ahí vienen los disparos ahora, a tratar de acallarme o no apoyarme desde el punto de vista oficial, escudados también en limitaciones económicas. Estoy seguro que a partir de ahora si tengo que hacer algo en cine, lo tengo que hacer, o tratar de hacer, de manera independiente. Esto también va a poner una agravante, en el sentido en que a partir de ahora van a tratar de vigilar todo lo que yo pueda hacer.
¿Recuerdas un antecedente como este en las últimas dos décadas?
Alguien me preguntó eso y yo no lo recuerdo. Solamente quería agregarte que si aquel decenio (se refiere a la década de 1970 a 1980, bautizada como el "decenio negro") era negro, alguien dijo que este quinquenio parece que va a ser prieto.
¿Qué sabes de tus actores despedidos? ¿Qué dicen?
Están todos muy consternados, muy tristes, con una impotencia tremenda, con una rabia inmensa. Porque, además, significa para ellos salir para la calle a buscar trabajo y perder el sentido de pertenencia que tenían a un lugar, a una estética, a una ética, a una forma de trabajar. Los más jóvenes están muy dolidos.
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