El Ariguanabo que se queda y el que se va

Reporta Cuba. Río Ariguanabo: Foto: Misael Aguilar.

Las aguas del Ariguanabo ya no son las mismas del pasado, ni tienen ya la transparencia, ni el caudal de que hablaron pintores, poetas.

El reportero Misael Aguilar destaca la importancia del río Ariguanabo para los residentes en el municipio de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa pero advierte de los peligros que atentan contra él.

"Para las personas que habitan en el municipio de San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa, el río Ariguanabo es uno de los escenarios geográficos que mejor los define; es por eso que se les conoce por el gentilicio de ariguanabenses.

Reporta Cuba. El río Ariguanabo. Foto: Misael Aguilar.

Según las palabras del historiador Rafael Lauzán: "Es un río enteramente nuestro porque nace y muere dentro del término del municipio, porque nace junto a la Laguna del Ariguanabo y corre de norte a sur y concluye en la Cueva del Sumidero, después de atravesar la villa".

Reporta Cuba. El río Ariguanabo. Foto: Misael Aguilar.

Las aguas del Ariguanabo ya no son las mismas del pasado, ni tienen ya la transparencia, ni el caudal de que hablaron pintores, poetas y artistas.

El actual río está venido casi un depósito natural de basura. También podría decirse lo mismo de la flora que lo circundaba, pero donde es más notable este deterioro es en la variedad de peces que habitaban en sus aguas y que tiende a cero; a no ser algunas clarias, ya ninguno de los pescadores de orilla puede regodearse comentando que pescó una trucha o una biajaca, porque debido a la contaminación de las aguas estos peces típicos dejaron de existir.

Reporta Cuba. El río Ariguanabo. Foto: Misael Aguilar.

La corriente de agua continua y caudalosa que percibieron y amaron todos, se va tornando irreconocible y los huéspedes típicos de sus aguas son ahora las jabas de nylon, los animales muertos que la gente lanza al río y los escombros que cada vez roban más espacio al caudal.

Es como a aquel chivo expiatorio que los judíos soltaban en el desierto y que llevaba sobre su lomo todos los pecados del pueblo; si de algo sirve el parangón, el Ariguanabo carga sobre sí toda la inmundicia de San Antonio de los Baños, por lo cual su caudal es cada vez más pobre. Un día se podría llegar a decir: 'Yo soy de donde hubo un río'.

Desde los pequeños puentes de la placita ya ningún muchacho puede mirar los peces, esa imagen corresponde a un Ariguanabo que ya no existe, el nuevo es ese que ha construido la indolencia de las autoridades municipales. Y es por todo esto que dista mucho de ser un ornato del paisaje urbano, parece ser más bien un símbolo del deterioro que existe en todo el país".