En medio del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, la isla de gobierno comunista tiene puestos sobre sí los ojos del mundo. Y con la mayor afluencia de estadounidenses, desde la liberalización de las restricciones de viaje, algunos de sus mitos se refuerzan, y otros se desmoronan.
“Es difícil pensar en un país de tamaño similar que haya tenido una memorable, tumultuosa y a menudo romántica relación con la historia y la imaginación de EEUU”, dice refiriéndose a Cuba Christopher Sabatini en un artículo publicado esta semana en The Washington Post, tras la visita del presidente Obama a la isla.
Sabatini advierte que la narrativa sobre Cuba en Estados Unidos “encapsula un cúmulo de suposiciones -algunas propagadas por la revolución de 1959, otras por la diáspora cubana y estadounidenses que no han visto de cerca a Cuba en más de medio siglo”, y desmonta cinco mitos que se dan por ciertos.
1. El sistema de Salud gratuito de Cuba es grandioso
En una visita a Cuba en el 2014, la directora general de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, declaró al sistema de salud de Cuba un modelo para el mundo: "Este es el camino a seguir", dijo Chan en aquella ocasión. Mientras, el provocador documentalista Michael Moore, contrastó favorablemente el sistema cubano con el costoso sistema de salud estadounidense en su película "Sicko", recuerda Sabatini.
"Sí, se han producido avances de la salud en Cuba en el último medio siglo, especialmente cuando se compara con algunos de los países más pobres del hemisferio", admite el autor. Según la UNICEF, la esperanza de vida en Cuba es de 79.1 años, la segunda más alta en América Latina. Y el país es famoso tanto para la formación de médicos extranjeros como por enviar a los suyos a naciones en toda la región.
Pero mientras que Cuba ha hecho grandes avances en la atención primaria y preventiva después de la revolución, la atención médica avanzada se está debilitando. En el aislado país, estadísticas fiables y rigurosos estudios son imposibles de conseguir, pero de manera anecdótica, parece que el sistema de salud utilizado por el cubano promedio está en crisis. De acuerdo con un informe del Instituto War & Peace, los hospitales "generalmente no son bien mantenidos, y están cortos de personal y medicamentos".
El autor visitó instalaciones médicas en La Habana como los hospitales Calixto García, el 10 de Octubre y el Miguel Enriquez, y los describe en un avanzado estado de abandono y deterioro. En el 10 de Octubre "los pisos están manchados y las salas de cirugía no se desinfectan. Las puertas no tienen cerraduras y sus marcos se están saliendo. Algunos baños no tienen inodoros o lavamanos, y el suministro de agua es irregular. Hay evidencia de guano de murciélago, cucarachas, mosquitos [sic] y ratones", agrega.
Una de las razones por las que Cuba sigue enviando médicos al extranjero, a pesar de la situación sanitaria en el país: Este programa es una gran fuente de dinero, proporcionando aproximadamente $ 2.5 mil millones por año para el gobierno. Con más de 50.000 profesionales de la salud cubanos que trabajan en 68 países, el programa de exportación de médicos ha creado una escasez de profesionales de la medicina dentro de la isla.
2. Los cubanos ya tienen contacto con medio mundo, por lo que el levantamiento del embargo de EEUU no ayudará al liberalizar el país
Un artículo de opinión en el Miami Herald el año pasado afirmó que "el turismo internacional no ha dado lugar a reformas políticas en Cuba", un sentimiento repetido a menudo por cubanoamericanos partidarios del embargo, indica el artículo del Post.
Es cierto que los turistas de Europa, Canadá, América Latina y otros lugares (cerca de 3 millones en 2015) han estado visitando la isla durante años con poco efecto discernible sobre el régimen, aclara el autor, pero esto es poco comparable con la exposición que una abertura de EEUU a Cuba podría traer. Una vez que la prohibición esté totalmente levantada, se espera que alrededor de 1.5 millones de estadounidenses viajen a la isla cada año.
La verdadera diferencia, opina Sabatini, la marcarán los propios cubanoamericanos. Más de 2 millones de personas procedentes de la isla viven en Estados Unidos, y podrían visitar Cuba para visitar a familiares y amigos, en viajes en los que llevarán noticias, bienes, dinero en efectivo e ideas.Ya los cubanoamericanos realizan 700.000 viajes cada año a la isla desde que la prohibición para viajar, establecida durante el gobierno de George W. Bush, fue levantada en el 2009.
Al mismo tiempo, en virtud de la limitada capacidad hotelera y los poco apetecibles restaurantes de propiedad estatal, el turismo EEUU está ayudando a apoyar el floreciente sector privado en Cuba. Hoy en día hay cerca de 500.000 empresarios privados en Cuba permitidos por la ley, muchos de ellos sirven a clientes estadounidenses.
Más de 3.000 restaurantes privados (paladares) compiten con la red estatal, subraya el artículo, y alrededor de 300 casas particulares están abiertas para los turistas y aparecen en Airbnb. Estos números, señala Sabatini, explotarán cuando el embargo se muera.
"Los turistas en bermudas, untados con protección solar, están apoyando a los empresarios que por primera vez están ganando una cierta independencia económica, y con ella una participación en un futuro más democrático", subraya. Por el contrario, los europeos y canadienses que llegan en paquetes turísticos a las “trampas para turistas de todo incluido”, gestionados por empresas autorizadas por el Estado, no lo están haciendo, señala el autor.
3. Che Guevara fue un luchador por la libertad
La icónica imagen de Guevara captada por el fotógrafo cubano Alberto Korda aparece impresa en camisetas, banderas, tazas de café, e incluso en ropa de bebé, que compra como suvenir la izquierda internacional y la supuesta conciencia social. Cuando los estudiantes, los amantes de la moda, activistas y estrellas como Jay Z, Shia LaBeouf y Johnny Depp llevan su imagen, están haciendo alusión a “su lucha por la justicia en el mundo y su muerte temprana”.
El autor advierte que “la elegancia revolucionaria viene con una etiqueta de alto precio moral”, y señala que después de la revolución, Guevara supervisó la ejecución por fusilamiento de entre 55 y varios cientos de presos, entre ellos funcionarios del gobierno anterior,declarados culpables en juicios sumarísimos. También puso en marcha un sistema de campos de trabajo que durante años se convirtieron en el hogar de homosexuales, víctimas del SIDA y oponentes políticos.
Sabatini acota que el “régimen de Fulgencio Batista, que ayudó a derrocar el Che, era autocrático, cleptócrata y violentamente represivo, pero lo que siguió a la revolución no fue un experimento de ideales altruistas”, sino una represión brutal.
4. El tabaco cubano es el mejor
Cuando llegó al poder la revolución, Cuba era la capital mundial del tabaco, y la marca era tan fuerte que su dominio ha persistido, señala el autor, y recuerda las imágenes icónicas de Fidel Castro fumando puros, los intentos de utilizar tabacos en la diplomacia secreta. “Los tabacos cubanos han mantenido su mística desde hace más de 50 años, de la misma forma en que su calidad ha disminuido”, afirma.
Poco después de la revolución, muchos de los grandes productores tomaron las semillas cubanas y las plantaron en suelos igualmente fértiles en otros países, como República Dominicana, Honduras y Nicaragua. Al mismo tiempo, de acuerdo a una serie de expertos, la falta de tecnología, y de competencia, ha disminuido la calidad del producto nacional. Y no es de extrañar, dice Sabatini: “El cultivo del tabaco y la producción de puros son controlados por el estado”.
De acuerdo con Bill Shindler, gerente general de la tienda Rich’s Cigar, en Portland, Oregón, uno de los principales problemas es la falta de consistencia. Y en 2015, la prestigiosa Cigar Aficionado sólo nombró a tres marcas cubanas entre sus 25 principales humos. Nicaragua, por el contrario, anotó 13 puntos, República Dominicana seis, Honduras dos, y Miami uno.
5. Cuba ha alcanzado la igualdad racial
En la conferencia de prensa conjunta, el pasado martes, Raúl Castro promocionó el historial de Cuba en materia de derechos económicos y sociales, así como la igualdad racial en la isla, mientras Obama admitió las deficiencias de Estados Unidos en el tema de las "relaciones raciales".
El autor subraya que “la idea de que después de la revolución Cuba es una utopía racial es un denominador común que sirvió bien a su gobierno durante la década de 1960”, y recuerda la visita a la isla de activistas de derechos civiles norteamericanos como Harry Belafonte y miembros de los Panteras Negras.
Sin embargo, señala Sabatini, algunos acontecimientos recientes desmienten las afirmaciones del régimen. Según cálculos oficiales, la población negra y mestiza en el país es un 36 por ciento del total, aunque algunos cubanos creen que en esas estadísticas faltan números. Mientras, un estudio publicado en Socialismo y Democracia en mayo de 2011 encontró que "las poblaciones negras y mixtas, en promedio, se concentran en las peores condiciones de vivienda" y tienden a trabajar en los empleos peor remunerados.
Con el auge de la industria del turismo en la década de 1990, el surgimiento del sector empresarial y un aumento en las remesas, las desigualdades sociales han aumentado. El estudio de Socialismo y Democracia, basado en encuestas realizadas entre aproximadamente 7.000 trabajadores cubanos, encontró que los negros y mestizos ocupan sólo el 5 por ciento de los empleos lucrativos de gama más alta (directivos y técnicos) en la industria del turismo, pero están fuertemente representadas en puestos de bajo nivel.
El artículo indica que, debido a que la mayoría de los que han salido de Cuba son de extracción europea, la transferencia de remesas a la isla mayoritariamente va a su población de raza blanca.
De acuerdo a un informe del Congreso Norteamericano sobre América Latina, los cubanos blancos tienen 2.5 veces más probabilidades de recibir remesas que sus conciudadanos negros.
“A pesar de la descripción de la armonía racial hecha por Raúl Castro, la desigualdad racial allí, como aquí, es una faceta permanente de la vida”, concluye Sabatini.