Antes de empezar la temporada, cuando los expertos analizaban a los mejores prospectos de cada equipo, el nombre del pitcher cubano Yennier Cano no estaba por todo aquello.
El derecho de 29 años, natural de Ciego de Ávila, había debutado en Grandes Ligas en el 2022 con los Mellizos de Minnesota, equipo que fue a buscarlo nada menos que a la Liga Argentina en el 2019, tras enterarse de que, en aquella tierra de fútbol, había un cubano que tiraba durísimo.
Pero tan mal lo hizo en sus inicios, que los Mellizos lo cambiaron en agosto a los Orioles de Baltimore, donde le fue peor aún.
Sí, tiraba duro, pero sin control. Entre Minnesota y Baltimore trabajó 18 entradas, en las que permitió 23 carreras limpias y regaló 16 bases por bolas, casi a una por inning como promedio. Su efectividad fue astronómicamente mala, 11.50.
Pero llegó el invierno y Cano estaba decidido a aprovechar la oportunidad única que le regaló la vida de poder jugar en el mejor béisbol del mundo, así que le puso alma, corazón y vida a los entrenamientos, en momentos en que muchos de sus colegas dedican el tiempo a descansar y vacacionar.
Cuando arrancó la temporada del 2023, era como si hubieran quitado a uno y puesto a otro.
Empezó la campaña en Triple A, pues ni siquiera estaba en los planes de la gerencia, pero tras mostrar una mejoría notable en tres salidas en las Menores, fue llamado por los Orioles, en una de las decisiones más acertadas de la gerencia hasta ahora.
Si Baltimore exhibe ahora mismo la segunda mejor marca de victorias y derrotas de la Liga Americana y acaba de ganarle dos de tres en una serie a los increíbles Rays de Tampa Bay, mucho ha tenido que ver en ello la deslumbrante faena del derecho avileño, convertido en uno de los pitchers más indescifrables de todo el béisbol.
Desde su primera actuación del año, el 14 de abril, Cano sacó sus primeros 11 innings sin permitir hits y el único bateador que se le embasó de los primeros 34 que enfrentó, fue por un envío pegado que le rozó el uniforme.
Su trabajo rayano con la perfección continuó en mayo y ahora acumula 18.2 episodios de trabajo, con 22 ponches, apenas tres hits permitidos y efectividad inmaculada de 0.00.
El descontrol que tantos problemas le causó el año pasado, desapareció como por arte de magia y todavía no regaló su primer boleto del 2023.
Con una sinker como principal pitcheo, una slider cortante y un devastador cambio de velocidad, el cubano ha ganado mucha confianza en sí mismo y se ha convertido en una suerte de seguro de vida para el manager Brandon Hyde, quien lo usa en diferentes situaciones, por su capacidad de trabajar más de un inning cada vez.
Su WHIP, el promedio de bateadores que se le embasan por hits o boletos en cada inning, es de 0.16, el más bajo para cualquier pitcher en los primeros 37 juegos de la temporada en la Era Moderna, a partir de 1900.
Su estatus de novato se mantiene intacto, pues no llegó a los 50 innings lanzados en el 2022, con los que hubiera perdido su elegibilidad para ser considerado aún debutante.
Y mientras los bateadores rivales continúan sin descifrar sus envíos, el nombre de Yennier Cano es ahora de los primeros que mencionan los expertos cuando analizan a los prospectos candidatos a Novato del Año.
Puedes seguir a Jorge Morejón en Twitter: @labolanostra