De nada sirvió a la cubana Onelia Alonso que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) la reconociera como refugiada cuando en horas de la mañana del martes cruzó el puente Hidalgo, que conecta la ciudad mexicana de Reynosa, con McAllen, en Texas.
Alonso intentó así sortear los Protocolos de Protección de Migrantes (Migrant Protection Protocols, MPP) más conocidos como programa de “Permanencia en México”, un acuerdo firmado entre EEUU y México que dispone que quienes se presenten en los puertos de entrada de la frontera al igual que los que sean detenidos cruzando de manera ilegal a EEUU sean devueltos a México en espera de una citación para presentar su caso ante una corte de inmigración.
“Les dijimos que veníamos a entregarnos, que éramos refugiados de las Naciones Unidas y nos comunicaron que no podíamos pasar si no teníamos la visa reglamentaria”, comentó Onelia a Radio Televisión Martí.
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Amplió que los agentes fronterizos no quisieron escuchar sus argumentos, de que “he sido víctima de secuestro en México y se negaron a revisar el carné que me acredita como refugiada de ACNUR”.
El protocolo implementado por la Administración del presidente Donald Trump busca frenar la migración irregular hacia EEUU y aliviar el hacinamiento en los Centros de Detención de Migrantes en la zona fronteriza.
La mujer de 62 años, Dama de Blanco y militante del Frente Antitotalitario Unido en la región central de Cuba, llegó a Reynosa la semana pasada junto a su hermano Carlos Alonso, también refugiado, tras una travesía irregular que comenzó en Trinidad y Tobago en marzo de 2019 y que ha calificado de "infernal".
Lee también Migrante cubana llega a la frontera con EEUU en una travesía "al borde de la muerte" (VIDEO)Explicó que, en la frontera, “además, nos dijeron que, si permanecíamos un ratico más ahí, llamarían a las autoridades migratorias mexicanas para que nos retiraran”, comentó con dolor, “porque me sentí despreciada”.
“La actitud (de los guardias) no fue la más correcta, es como si llegaras a ellos pidiendo ayuda y te trataran como un criminal”, comentó Carlos.
En el año fiscal 2019, 21.499 cubanos acudieron a los puertos de entrada en la frontera entre Estados Unidos y México sin documentos y solicitaron asilo político.
Los hermanos Alonso viajaron de Cuba a Trinidad y Tobago en el 2017 y meses después ACNUR les concedió el estatus de refugiados.
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Según el abogado Ángel Leal, no son raros los casos de personas que reciben protección del ente internacional en otros países y llegan a las fronteras a EEUU a pedir asilo. Pero lograrlo -explicó- no es fácil.
“Luego de la disposición de julio de 2019, todo inmigrante debe demostrar que solicitó asilo en un tercer país y que le fue denegado. ACNUR no es un país”, indicó el letrado.
El miedo embarga a Onelia cuando por su memoria pasan momentos terribles del secuestro que sufrió y que se niega a compartir.
“Tengo miedo en Reynosa, así lo expresé a los americanos y no se inmutaron”, afirmó.
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A los hermanos no les queda otra opción que, como otros extranjeros varados a lo largo de la frontera sur, esperar meses por que llegue su turno, en una lista que controlan las autoridades federales mexicanas, para presentar su caso de asilo.
Mientras, estos dos cubanos sin familiares en EEUU conviven con una familia que les ha brindado techo y comida en Reynosa.
“Creemos que, como ciudadanos del mundo, tenemos derecho a ser escuchados, tenemos derecho a salvar nuestras vidas”, concluyó Onelia.