Cuando la policía y la Seguridad del Estado arrestaron el 11 de julio en las cercanías de su casa en el reparto Altamira de Santiago de Cuba a José Daniel Ferrer García, apresaron de una vez al líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y al presidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC), la plataforma que había sido creada un mes antes, aglutinando a treinta organizaciones opositoras.
"Cuba está viviendo momentos muy complejos, se agrava la crisis económica y el régimen incrementa la represión contra la oposición pacífica, la sociedad civil y el pueblo en general, y la pandemia de la COVID-19 sigue incontrolable por todo el país. En medio de esta situación tan compleja y dramática, debemos aunar voluntades y canalizar, de la manera más efectiva posible, los esfuerzos y las energías de quienes luchamos por una Cuba democrática, libre, justa, inclusiva, con bienestar y prosperidad para todos los cubanos", había declarado en junio al periódico español ABC Ferrer García, a propósito del surgimiento de esta alianza.
Lee también Dos víctimas de la Primavera Negra de Cuba, otra vez en prisión: Félix Navarro y José Daniel FerrerDesde el mismo día en que ocurrió el estallido nacional contra el régimen comunista permanece completamente aislado en prisión este opositor, reconocido como uno de los rostros más importantes de la Primavera Negra de Cuba en 2003 y quien llegó a ser uno de los interlocutores del entonces presidente estadounidense Barack Obama en su histórica reunión el 22 de marzo de 2016 con representantes de la sociedad civil cubana.
"José Daniel lleva hoy 110 días confinado en una celda de aislamiento, semidesnudo entre cuatro paredes pintadas de blanco, tapiadas totalmente, con una bombilla encendida día y noche, presentando fuertes dolores de cabeza, sangrado bucal de manera permanente, presión arterial alta, falta de aire. Apenas puede respirar en esa celda donde se empecinan en mantenerlo", denunció su hermana, Ana Belkis Ferrer, quien reside en Estados Unidos en entrevista con Radio Martí.
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"Llevamos cuatro días esperando ansiosamente la llamada telefónica de José Daniel. Los escasos y limitados cinco minutos que desde la semana pasada la dictadura de Raúl Castro y Díaz-Canel determinó darles semanalmente. Sin embargo, ya han comenzado a violarlos, lo que indica que han intensificado los mecanismos de tortura psicológica que le vienen aplicando desde el día 11 de julio y no quieren que el mundo sepa lo que le están haciendo", declaró.
"En 110 días que lleva José Daniel, confinado en pequeña y reducida celda de aislamiento sólo le han permitido aproximadamente 20 minutos de visita con su hijo Danielito, tras 99 días de secuestro y desaparición forzada y dos llamadas telefónicas", explicó la señora.
En una de estas llamadas, el 19 de octubre, tras 100 días de encierro total, Ferrer denunció que lo mantienen confinado en un régimen de severo aislamiento, donde su único contacto son los guardias de seguridad.
"Esto ha sido un encierro total desde que llegue acá, hay dos celdas cerca que también serían de aislamiento total, yo no veo a nadie, yo no escucho a nadie, ni he visto a un preso aquí cerca", confirmó en la llamada el activista premiado por la Fundación Víctimas del Comunismo con la Medalla de la Libertad Truman-Reagan, entre otras distinciones por su defensa de los derechos humanos en Cuba.
Reconocido como preso de conciencia por Amnistía Internacional, el santiaguero dijo en ese breve contacto telefónico con su familia que se mantiene firme en sus ideales y en la lucha "por la libertad de Cuba".
"El régimen podrá enloquecerme en el tipo de encierro que me tienen y las condiciones en las que estoy y podrán incluso quitarme la vida, pero rendirme jamás", afirmó.
En agosto fue divulgado una documento de la Fiscalía que indica que Ferrer deberá cumplir en prisión cuatro años y 14 días por supuestamente haber incumplido los requisitos de limitación de libertad establecidos en una sanción impuesta previamente en 2020.
En febrero de ese año, el exprisionero de la Causa de los 75, tras estar seis meses encarcelado en la Prisión de Aguadores en Santiago de Cuba, fue condenado a cuatro años y seis meses de prisión, una sanción sustituida luego por prisión domiciliar.
Pero el juez de Control, Atención e Influencia del Tribunal Municipal de Santiago de Cuba, la Sala Tercera de lo Penal del Tribunal Provincial Popular (TPP) revocó la decisión de mantenerlo en prisión domiciliar y dictaminó que ahora deberá cumplir la condena en la cárcel.