¿Qué mensaje envía la creciente abstención en las "elecciones" cubanas?

Dos mujeres se registran para votar en el referendo del Código de las Familias, en La Habana, Cuba. (AP/Ramon Espinosa).

Mientras activistas y organizaciones como el Instituto de Artivismo Hanna Arendt (INSTAR), piden a la población cubana no votar en las elecciones del 27 de noviembre, el editor del diario 14ymedio, Reinaldo Escobar, comentó en un artículo de análisis que "otra vez la abstención aparece como una opción para demostrar inconformidad política en Cuba".

En el 2019, más del 15% prefirió no participar en el referendo sobre la Constitución y más del 25% se abstuvo de la reciente consulta sobre el Código de las Familias.

"Ahora", subrayó Escobar, se acercan las elecciones de los delegados de circunscripción, "donde se calcula que la abstención supere el 30%".

Atrás quedaron los tiempos en que, "con aparente entusiasmo, los cubanos acudían a los colegios electorales a elegir a su delegado", añadió.

"Ningún opositor, ni siquiera un inconforme declarado, logró o estuvo interesado en presentarse como posible candidato en ninguna de las 44.929 asambleas de zona realizadas, y en las que, a mano alzada, los electores propusieron los nombres de quienes aparecerán en las boletas", lamentó Escobar.

La ausencia de una genuina competencia en las urnas es un factor que menciona Escobar, pero también están "los frecuentes apagones, la creciente inflación, el desabastecimiento, el deterioro de los servicios de salud, las colas para adquirir bienes de primera necesidad y la pérdida de valores", los cuales agobian a la inmensa mayoría de la población, "que contempla a sus diputados levantar la mano unánimemente para aprobar todo lo que le propone el Gobierno, pero las decisiones que allí se toman no alivian las angustias ni resuelven los problemas".

"Hace rato que se acabó el entusiasmo, ya empieza a acabarse el miedo", concluyó el editor de 14ymedio.

Al explicar el proceso de "elecciones en totalitarismo", El Toque Jurídico precisó que el sistema electoral "no responde a una lógica de partidos o competencia. En el país es ilegal la mera existencia de cualquier partido diferente al comunista y la unidad de poderes es una filosofía. Por ende, el control que el Partido Comunista ejerce sobre el Estado cubano no está sujeto a los balances o alternancias que podrían derivarse de procesos electorales".

Añadió que "no es posible ―ni práctica ni legalmente― que, con el diseño cubano actual, fuerzas políticas no leales al Partido Comunista logren acceder a puestos de poder real. No solo porque el Partido Comunista, la burocracia que lo sostiene y los cuerpos represivos mantienen el monopolio político con base en la fuerza, sino también porque el sistema electoral está diseñado para impedir la legitimación popular de actores no controlados por el Partido Comunista".

"Por lo tanto", dice El Toque Jurídico, "las elecciones en Cuba no son trascendentes y están sujetas al control absoluto del Partido Comunista y los órganos estatales. Ese control tiene tres expresiones fundamentales:

  1. El bloqueo material a través de la represión de las candidaturas de miembros de la oposición política.
  2. La falta de influencia real de los órganos de las asambleas en las decisiones del poder.
  3. La existencia de comisiones de candidatura que definen las propuestas a los cargos de dirección de las asambleas".

Según INSTAR, "el enmascaramiento del sistema político totalitario cubano se ha basado en vender un régimen dictatorial y autoritario como una democracia sui generis. Un modelo llamado poder popular donde la participación es el eje sobre el cual gira la legitimidad de dicho sistema".

Es por ello que "en todas las elecciones, el poder en Cuba le de mayor importancia a los porcientos de participación que al resultado en sí mismo. Es decir, a la farsa de la votación en sí misma, donde no existe competencia ni diversidad de opciones, hay que sumarle la necesidad de mostrar la aprobación a través de porcientos de participación de más de un 90%".

"Es por ello que la abstención, la anulación de boletas o simplemente la no participación en el acto electoral es un mensaje contundente que estaría enviando la sociedad civil cubana tanto al régimen como al mundo", dice INSTAR, la cual se suma "a todos aquellos que hacen causa común en la convocatoria a No Votar el 27 de noviembre".