Los Dodgers de Los Angeles tenían muchas esperanzas en Miguel Antonio Vargas, hijo del legendario antesalista de Industriales Lázaro Vargas, a quien muchos en los pronósticos antes de la temporada lo señalaban como candidato al premio de Novato del Año.
Al muchacho, nacido en La Habana en 1999, se le aplaudía su gran disciplina en el plato, su capacidad para discriminar los pitcheos y la habilidad para conectar para todas las bandas.
Parecía listo para el máximo nivel, luego de reventar todos los escalones de las Ligas Menores, desde que llegó a Estados Unidos en 2018.
Vargas se había “tomado un cafecito” en las Mayores en el 2022, al disputar 18 partidos, en los que consiguió ocho hits en 47 turnos (.170).
Pero al no acumular 130 comparecencias, conservaba intacta su condición de primerizo, de ahí el entusiasmo de los Dodgers, el equipo con más ganadores del galardón a los debutantes (18).
Tuvo un sólido entrenamiento de primavera y el equipo lo nombró su segunda base titular para el Juego Inaugural.
Comenzó bien, sobre todo, al trabajar los conteos y embasarse con frecuencia, uno de los parámetros preferidos del béisbol moderno de los sabermétricos.
Pero su defensa en la intermedia no pasaba de promedio y su ofensiva mostraba preocupantes huecos, sobre todo, por su tendencia a batear rodados de poca fuerza, con un promedio de velocidad de salida de sus disparos de apenas 86.5 millas por hora.
Luego de 81 partidos, equivalentes exactamente a media temporada, en los que mostraba average de .195 y un ponche cada cinco turnos, la gerencia decidió enviarlo de regreso a AAA, para que corrigiera sus deficiencias y recuperara el estatus que lo llevó a ser considerado uno de los principales prospectos de la organización angelina.
Asimismo, los Dodgers le entregaron la custodia de la intermedia al versátil Mookie Betts, su jardinero derecho habitual, además de traer al boricua Kike Hernández y al dominicano Ahmed Rosario del mercado de canjes.
Desde que volvió a las Menores, Vargas recuperó su toque y en el equipo de Oklahoma City, perteneciente a la Liga del Pacífico, retomó las cosas donde mismo las dejó cuando un año antes, recibió el añorado llamado de los Dodgers.
En 22 encuentros disputados hasta el martes 8 de agosto, Miguel Antonio exhibe una sólida línea ofensiva de .304 de average, promedio de embasamiento (OBP) de .413, slugging de .533 y OPS de .945, con cinco jonrones y 16 impulsadas en 92 turnos al bate.
Sin embargo, las posibilidades de que vuelva a ser subido a Grandes Ligas en el 2023 se reducen al mes de septiembre, cuando los equipos amplíen sus rosters para la recta final de la temporada, algo que incluso no está 100 por ciento garantizado, debido a la abundancia de jugadores para defender el infield con que cuenta el equipo.
Lo otro es seguir el trabajo duro en lo que queda de campaña en AAA y durante el invierno, para volver a ganarse un espacio en la primavera.
Para entonces ya tendrá cumplidos 24 años y deberá despejar las dudas sobre si puede establecerse en el mejor béisbol del mundo o es uno más cuyo nivel es de Ligas Menores.