En medio de un clima de rechazo al Servicio Militar en Cuba, al cual cada vez más familias se oponen, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba aprobó este jueves la Ley del Código Penal Militar, que impone una sentencia de hasta cinco años de privación de libertad a los jóvenes que deserten o intenten evadir dicha obligación.
Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular, fue quien presentó la propuesta a los diputados esta semana y explicó que se trataba de un complemento del nuevo Código Penal, que entró en vigor desde diciembre de 2022.
De acuerdo con el funcionario, la normativa comenzó a elaborarse en noviembre de 2021, a pocos meses del estallido social que sacó a las calles a miles de ciudadanos en decenas de pueblos y ciudades del país, y quedará vigente 90 días después de su aprobación en el Parlamento.
Para su realización, según la nota del medio oficialista Cubadebate, se constituyó un grupo temporal de trabajo integrado por representantes del Tribunal Supremo Popular, la Fiscalía General de la República, la Fiscalía Militar Principal y los ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Interior y de Justicia, así como representantes de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, las universidades de La Habana y Militar de Ciencias Jurídicas.
El Código Penal Militar nuevo está compuesto por dos libros, 10 títulos, 19 capítulos, 31 secciones, 60 artículos, y tres disposiciones especiales y finales; a lo largo de 36 páginas.
Su artículo 41, correspondiente al capítulo “Delitos contra el cumplimiento de las obligaciones del servicio militar”, establece que “quien, con la intención de evadir definitivamente el servicio militar, abandone la unidad o lugar donde preste el servicio, o deje de presentarse cuando deba hacerlo, incurre en sanción de privación de libertad de dos a cinco años”.
“En igual sanción incurre el que realice otros actos que evidencien la intención de evadir definitivamente el servicio militar”, agrega el punto dos de ese mismo artículo.
Además, el 44 impone una sanción de privación de libertad de seis meses a dos años a “quien, para evadir el cumplimiento de sus obligaciones con el servicio militar, se autolesione, intencionalmente contraiga cualquier enfermedad, falsifique documento médico o utilice otro engaño o artificio”.
Si bien la Ley de los Delitos Militares de 1979, que es la anterior a esta normativa, ya penalizaba la “ausencia sin permiso”, una vez que el joven estaba en el Servicio Militar, o la “evasión por autolesión”, el nuevo es más preciso con respecto a los casos de personas que podrían oponerse incluso desde el primer momento.
Raisa Velázquez, residente en La Habana, es una de las madres que se niega a que su hijo Josué Menéndez, de 18 años, pase el Servicio Militar, y para ello hace activismo en redes sociales en contra del carácter obligatorio del mismo. “Desde los 16 lo están citando para el Servicio Militar, al cual no se ha presentado, ni a los chequeos médicos ni a nada”, dijo a Martí Noticias la madre.
“Hemos sido citados, hemos sido reprimidos, hemos sido amenazados con que va a ir preso, y a raíz de esta nueva ley del Código Penal Militar, donde dice que los jóvenes se opongan a entrar al Servicio Militar pueden tener hasta cinco años de prisión, yo volví a decir en las redes sociales que no estoy de acuerdo con que mi hijo vaya al Servicio Militar, que tendrán que matarme a mí para tocar a mi hijo”.
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Velázquez explicó que ella y su hijo no están de acuerdo con el régimen cubano y que, por expresarlo abiertamente, ella no ha podido conseguir trabajo. “Pues mi hijo no tiene nada que hacer en el Servicio Militar”.
“Que vayan al Servicio Militar los hijos de los militares, de los que defienden este país, porque yo soy opositora cien por ciento, no estoy de acuerdo con este sistema, mi hijo tampoco; por tanto, mi hijo no va a ir al Servicio Militar”, aseguró.
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La madre también argumenta que, en mayo de 2022, Yisel González García, funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, dijo en Naciones Unidas, en Ginebra, que el Servicio Militar en Cuba era voluntario. “Es clara nuestra ley de Defensa Nacional cuando refiere tres premisas fundamentales, la primera, que los ciudadanos de ambos sexos que así lo deseen, y lo expresen manifiestamente, pueden incorporarse de manera voluntaria al Servicio Militar”, declaró ante expertos del Comité de los Derechos del Niño.
“Y voluntariamente mi hijo no se quiere presentar. Lo único que digo es que el día que me vuelvan a tocar la puerta, vengan no precisamente a meter preso a mi hijo o a meterme presa a mí, que vengan a pasarme por arriba porque a mi hijo de aquí no se lo van a llevar”, expresó Raisa Velázquez.
También Leandro Pupo Garcés es un padre que se niega a que su hijo, de 16 años actualmente, pase el Servicio Militar; aunque precisa siempre que la decisión es de su hijo y que él se limita a respaldarlo. “A él no le interesa la vida militar, él lo que quiere es seguir estudiando”, declaró a Martí Noticias.
“A él no le interesa la política. No encaja en ese mundo”, dijo.
Tanto Garcés como Velázquez han sufrido represalias y acoso por parte de la Seguridad del Estado por su activismo en contra del Servicio Militar. Sin embargo, también han encontrado solidaridad y apoyo en otros padres que quieren evitar a sus hijos la experiencia.
Las noticias de muertes de jóvenes en el Servicio Militar, por suicidios, accidentes o causas no esclarecidas, han generado en la población cubana miedo y rechazo al reclutamiento obligatorio. Incluso, en las redes sociales existe una campaña en contra que se promueve con el hashtag #NoAlServicioMilitarObligatorio.
Un impulso importante de esta causa fue el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, en agosto de 2022, donde perdieron la vida varios jóvenes que cumplían su Servicio Militar en un comando de bomberos de un aeropuerto de Varadero y en la terminal aérea Juan Gualberto Gómez.
También este año, a finales de mayo, salió a la luz otra noticia de suicidio de un recluta que cumplía con el Servicio Militar en la Unidad 6244, perteneciente a San José de las Lajas, provincia Mayabeque.
Su abuelo, identificado en redes como Julio César Correa, contó entonces que su nieto le había comentado tres meses atrás que quería quitarse la vida de un tiro, y él entonces se lo hizo saber a un capitán de su unidad, pero este le respondió que “eso eran malcriadeces”.
“El oficial no entendió y lo puso hacer posta en un sitio donde se encuentran armamentos y municiones. Desde las seis de la tarde, como dije, estaba el cuerpo de este inocente tirado como un perro hasta que hicieron el levantamiento del mismo a las 10 de la noche”, agregó.