En cuanto cae la popularidad, Putin se quita la camisa, pilotea un avión, se monta en un submarino o dispara un misil.
Putin es una especie de Capitán América que habla ruso, fue del KGB y hoy practica más deportes que cualquier otro mandatario.
Nadie al frente de una nación ejerce tanto oficios como Vladimir V. Putin. Al ex coronel del KGB lo mismo lo vemos fusil en mano cazando tigres siberianos, cabalgando sobre un caballo del Asia Central, buceando y hallando dos ánforas griegas en el Mar Negro, piloteando un auto de F1 o guiando el vuelo de grullas siberianas en un ala delta, acariciando un oso polar, o manejando un batiscafo en las profundidades marinas del Mar del Norte o el lago Baikal.
Putin con una periodicidad predecible, se retrata con el torso desnudo y lo mismo cabalga por las estepas rusas, que se lanza por una pendiente de nieve, que caza ballenas, que practica artes marciales en Japón. En cuanto cae la popularidad, se quita la camisa, pilotea un avión, se monta en un submarino o dispara un misil.
La última sensación deportiva del mandatario fue este fin de semana, cuando el servicio de prensa del Kremlin publicó las fotos de la pesquería del presidente en la región de Tuvá, en la Siberia, fronteriza con Mongolia. Sus compañeros de bote fueron el primer ministro Dimitri A. Medvedev y el ministro de Defensa Serguei K. Shoigu. Más allá de la belleza del paisaje, lo alejado de la civilización y el buen tiempo imperante, la sensación noticiosa fue la pesca de un lucio ante las cámaras.
Nada de periodistas en la comitiva, solo guardabosques, la seguridad personal y sus invitados especiales. El trofeo – un lucio, que según el portavoz del Kremlin pesaba 21 kilogramos. También Putin se retrató con unos ciervos salvajes, inspeccionó las cámaras de fotografía que se utilizan para estudiar el habitat de los felinos de la zona.
Durante más de tres días las redes sociales rusas no paraban de comentar la pesca. La burla y el cuestionamiento de la veracidad de la información oficial, aparecida en la página digital del Kremlin fue tendencia tanto en Twitter como en Vkontakte, el Facebook de los rusos. Los blogueros hasta lanzaron un concurso pidiendo fotos de los trofeos logrados por pescadores profesionales y amateurs. En Rusia nadie ha visto un lucio de 21 kilogramos. El record mundial en la captura de este pez es un ejemplar de 25 kilogramos, atrapado en Alemania en 1986. Las fotos en las comparaciones muestran ejemplares mayores que el expuesto por Putin.
En esta ocasión el portavoz del Kremlin tuvo que salir en defensa del presidente y tuvo que demostrar que la foto no es del 2007, cuando ya Putin estuvo de cacería en la zona.
La ropa de camuflaje y el reloj eran los mismos, decían los críticos. Explicaron que la ropa era nueva, y que el modelo de reloj, que había regalado, era de su preferencia, por lo que se compró uno igual. Tras esclarecer la duda de la vestimenta y el reloj vino el maná de críticas por el tamaño del lucio.
En otra de sus expediciones a la naturaleza, disparo un tranquilizante a un tigre, que después falleció, denunciaron los ambientalistas rusos. Al comienzo de sus labores como presidente, se inició de piloto de combate, aterrizando en Chechenia, cuando el conflicto estaba en su apogeo. Rompió la barrera del sonido en un avión supersónico, y después, como bombero, ayudó a combatir los fuegos que devoraron miles de kilómetros de bosques en la región de Riazan, tripulando un avión encargado de recoger agua en un río y lanzarla sobre las llamas. Un disparo de misil en unas maniobras fue otra de sus pericias.
La captura del lucio no le llevará al récord Guinness, pero sí la cantidad de oficios que ejerce y deportes que practica al tiempo que preside Rusia.
Nadie al frente de una nación ejerce tanto oficios como Vladimir V. Putin. Al ex coronel del KGB lo mismo lo vemos fusil en mano cazando tigres siberianos, cabalgando sobre un caballo del Asia Central, buceando y hallando dos ánforas griegas en el Mar Negro, piloteando un auto de F1 o guiando el vuelo de grullas siberianas en un ala delta, acariciando un oso polar, o manejando un batiscafo en las profundidades marinas del Mar del Norte o el lago Baikal.
Putin con una periodicidad predecible, se retrata con el torso desnudo y lo mismo cabalga por las estepas rusas, que se lanza por una pendiente de nieve, que caza ballenas, que practica artes marciales en Japón. En cuanto cae la popularidad, se quita la camisa, pilotea un avión, se monta en un submarino o dispara un misil.
La última sensación deportiva del mandatario fue este fin de semana, cuando el servicio de prensa del Kremlin publicó las fotos de la pesquería del presidente en la región de Tuvá, en la Siberia, fronteriza con Mongolia. Sus compañeros de bote fueron el primer ministro Dimitri A. Medvedev y el ministro de Defensa Serguei K. Shoigu. Más allá de la belleza del paisaje, lo alejado de la civilización y el buen tiempo imperante, la sensación noticiosa fue la pesca de un lucio ante las cámaras.
Nada de periodistas en la comitiva, solo guardabosques, la seguridad personal y sus invitados especiales. El trofeo – un lucio, que según el portavoz del Kremlin pesaba 21 kilogramos. También Putin se retrató con unos ciervos salvajes, inspeccionó las cámaras de fotografía que se utilizan para estudiar el habitat de los felinos de la zona.
Durante más de tres días las redes sociales rusas no paraban de comentar la pesca. La burla y el cuestionamiento de la veracidad de la información oficial, aparecida en la página digital del Kremlin fue tendencia tanto en Twitter como en Vkontakte, el Facebook de los rusos. Los blogueros hasta lanzaron un concurso pidiendo fotos de los trofeos logrados por pescadores profesionales y amateurs. En Rusia nadie ha visto un lucio de 21 kilogramos. El record mundial en la captura de este pez es un ejemplar de 25 kilogramos, atrapado en Alemania en 1986. Las fotos en las comparaciones muestran ejemplares mayores que el expuesto por Putin.
En esta ocasión el portavoz del Kremlin tuvo que salir en defensa del presidente y tuvo que demostrar que la foto no es del 2007, cuando ya Putin estuvo de cacería en la zona.
La ropa de camuflaje y el reloj eran los mismos, decían los críticos. Explicaron que la ropa era nueva, y que el modelo de reloj, que había regalado, era de su preferencia, por lo que se compró uno igual. Tras esclarecer la duda de la vestimenta y el reloj vino el maná de críticas por el tamaño del lucio.
En otra de sus expediciones a la naturaleza, disparo un tranquilizante a un tigre, que después falleció, denunciaron los ambientalistas rusos. Al comienzo de sus labores como presidente, se inició de piloto de combate, aterrizando en Chechenia, cuando el conflicto estaba en su apogeo. Rompió la barrera del sonido en un avión supersónico, y después, como bombero, ayudó a combatir los fuegos que devoraron miles de kilómetros de bosques en la región de Riazan, tripulando un avión encargado de recoger agua en un río y lanzarla sobre las llamas. Un disparo de misil en unas maniobras fue otra de sus pericias.
La captura del lucio no le llevará al récord Guinness, pero sí la cantidad de oficios que ejerce y deportes que practica al tiempo que preside Rusia.