Putin considera a la Iglesia Ortodoxa Rusa el socio natural del Estado ruso y saca a los comisarios del ejército para poner capellanes.
La Iglesia Ortodoxa Rusa ha pasado a ser, según la definición del Kremlin, el socio natural del Estado ruso y Vladimir V. Putin se declara un bautizado en secreto que lleva la fe en su alma. Así lo dijo el mandatario en un documental presentado en la televisión de ese país esta semana con el título de El Segundo Bautizo de Rusia.
La cinta trata el tema de la religión ortodoxa en Rusia entre los años 1988 y el 2013.
Fue en 1988 cuando se celebró el milenio del bautizo de la Rus de Kiev, el mayor Estado europeo de la Edad Media y actual capital de Ucrania, en una de las riberas del río Dniéper. Mijail S. Gorbachev quitó el velo de prohibiciones y de nuevo millones de ortodoxos salieron a las calles con los iconos, en procesión, algo impensable en un país ateísta.
Para Karl Marx la religión era el opio de los pueblos, copiando a otros filósofos y poetas alemanes, pero en el Kremlin se encargaron por décadas de expandir la definición por todos los confines del mundo. Era parte de los postulados del pensamiento marxista-leninista. La religión de opio ha pasado a ser el sustituto espiritual de la ideología comunista en Rusia.
La televisión nacional transmitió El Segundo Bautizo de Rusia, presentado por el metropolitano Ilarion, uno de los más altos jerarcas de la Iglesia rusa. El metropolitano de Volokolansk es además vicario del Patriarcado de Moscú, Obispo de Viena y Austria, de Budapest y presidente del departamento de relaciones exteriores del Patriarcado moscovita. En los últimos años ha producido y presentado documentales de corte religioso que se trasmiten en la televisión rusa.
La cinta de casi dos horas producida por la Iglesia Ortodoxa Rusa relata la represión contra la religión en el siglo XX y hace un recuento de los monasterios cerrados, las iglesias destruidas, los millones de creyentes reprimidos, enviados a los campos de concentración y los millones de iconos y Biblias quemados.
Todos los gobernantes soviéticos hicieron campañas de ateísmo combatiente. La excepción fue Gorbachev quien cambió el panorama en 1988. Aprovechando el milenio del bautizo, millones de soviéticos se bautizaron en los ríos, lagos y plazas de iglesias.
Desde entonces se considera ese año como el inicio del segundo bautizo de Rusia. En estos últimos 25 años la Iglesia ha construido más de 25.000 templos, 800 nuevos monasterios. Se construyen casi tres templos ortodoxos por día, tanto en Rusia como en el extranjero. En España inauguraron uno en el 2007, otro en el 2013 y planean un tercero. La Habana tiene desde el 2008 una catedral ortodoxa rusa.
El documental incluye una entrevista en la que Putin afirma que Rusia vive un renacer religioso, motivado por el colapso del comunismo y jura que los rusos retornan a sus raíces, a su fe y valores espirituales. El presidente ruso habla de un renacimiento natural del pueblo ruso, no un segundo bautizo sino un retorno a las raíces.
Como muestra de la espiritualidad rusa citó a Stalin y su primer discurso tras la invasión alemana donde llamó a los soviéticos “hermanos y hermanos”, sin aclarar que millones de esos hermanos y hermanos estaban en el Gulag.
Y en ese retorno a las raíces, Putin autorizó la presencia de capellanes en el ejército donde ya unos 40 acompañan a las tropas, desplazando a los comisarios políticos.
En abril pasado se graduaron los primeros 15 capellanes de la universidad militar rusa y se incorporan al ejército como asistentes del comandante para el trabajo educativo. Todo un renacer espiritual y militar.
La cinta trata el tema de la religión ortodoxa en Rusia entre los años 1988 y el 2013.
Fue en 1988 cuando se celebró el milenio del bautizo de la Rus de Kiev, el mayor Estado europeo de la Edad Media y actual capital de Ucrania, en una de las riberas del río Dniéper. Mijail S. Gorbachev quitó el velo de prohibiciones y de nuevo millones de ortodoxos salieron a las calles con los iconos, en procesión, algo impensable en un país ateísta.
Para Karl Marx la religión era el opio de los pueblos, copiando a otros filósofos y poetas alemanes, pero en el Kremlin se encargaron por décadas de expandir la definición por todos los confines del mundo. Era parte de los postulados del pensamiento marxista-leninista. La religión de opio ha pasado a ser el sustituto espiritual de la ideología comunista en Rusia.
La televisión nacional transmitió El Segundo Bautizo de Rusia, presentado por el metropolitano Ilarion, uno de los más altos jerarcas de la Iglesia rusa. El metropolitano de Volokolansk es además vicario del Patriarcado de Moscú, Obispo de Viena y Austria, de Budapest y presidente del departamento de relaciones exteriores del Patriarcado moscovita. En los últimos años ha producido y presentado documentales de corte religioso que se trasmiten en la televisión rusa.
La cinta de casi dos horas producida por la Iglesia Ortodoxa Rusa relata la represión contra la religión en el siglo XX y hace un recuento de los monasterios cerrados, las iglesias destruidas, los millones de creyentes reprimidos, enviados a los campos de concentración y los millones de iconos y Biblias quemados.
Todos los gobernantes soviéticos hicieron campañas de ateísmo combatiente. La excepción fue Gorbachev quien cambió el panorama en 1988. Aprovechando el milenio del bautizo, millones de soviéticos se bautizaron en los ríos, lagos y plazas de iglesias.
Desde entonces se considera ese año como el inicio del segundo bautizo de Rusia. En estos últimos 25 años la Iglesia ha construido más de 25.000 templos, 800 nuevos monasterios. Se construyen casi tres templos ortodoxos por día, tanto en Rusia como en el extranjero. En España inauguraron uno en el 2007, otro en el 2013 y planean un tercero. La Habana tiene desde el 2008 una catedral ortodoxa rusa.
El documental incluye una entrevista en la que Putin afirma que Rusia vive un renacer religioso, motivado por el colapso del comunismo y jura que los rusos retornan a sus raíces, a su fe y valores espirituales. El presidente ruso habla de un renacimiento natural del pueblo ruso, no un segundo bautizo sino un retorno a las raíces.
Como muestra de la espiritualidad rusa citó a Stalin y su primer discurso tras la invasión alemana donde llamó a los soviéticos “hermanos y hermanos”, sin aclarar que millones de esos hermanos y hermanos estaban en el Gulag.
Y en ese retorno a las raíces, Putin autorizó la presencia de capellanes en el ejército donde ya unos 40 acompañan a las tropas, desplazando a los comisarios políticos.
En abril pasado se graduaron los primeros 15 capellanes de la universidad militar rusa y se incorporan al ejército como asistentes del comandante para el trabajo educativo. Todo un renacer espiritual y militar.