Presos políticos del 11 de julio en la ciudad de Santa Clara denunciaron los castigos y las precarias condiciones en las que sobreviven en las cárceles cubnas.
Leonel Tristá García acaba de recibir la negación del régimen penitenciario de mínima severidad, que ya le correspondía, esto como castigo por haberse plantado el pasado mes de noviembre en el penal Alambradas de Manacas, para denunciar los maltratos y el hostigamiento que sufren los presos, tanto políticos como comunes, en esa cárcel.
“Me negaron por un año la mínima, ahora en enero, hasta el año que viene", dijo Tristá García, quien aún se recupera de las secuelas que le dejó la huelga.
Sobre las condiciones de la prisión, señaló: "El caldo es agua; aquí no hay medicamentos ninguno. La pelea esta dura, pero hay que seguir para adelante. Lo importantes es que estamos vivos”.
El preso político, de 38 años de edad, cumple ocho años de condena por su participación en la manifestación popular en Santa Clara, por los presuntos delitos de desacato, atentado y desórdenes públicos. Es hipertenso entre otros padecimientos, y ha realizado más de una huelga en las diferentes cárceles de la provincia por donde ha transitado, reclamando sus derechos como reo.
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También desde Alambradas de Manacas, Maikel Armenteros Oramas alertó sobre la situación crítica que enfrenta, padeciendo de asma, entre otras enfermedades, y sin acceso a los medicamentos que necesita.
“Aquí estoy con el asma y no me están dando medicamentos; están en falta. Hace seis meses que el aparatico de asma no hay, y ahora me separaron para ahí, para el cubículo. Tremenda frialdad ahora ahí, porque le dio la gana al jefe de orden interior Martínez. Demasiado chinches, mosquitos”, aseguró.
Armenteros Oramas tiene 41 años de edad y ha sufrido ya tres operaciones en la cabeza producto de un accidente vehicular ocurrido hace años, lesiones que le han dejado secuelas. Cumple 7 años de condena por los delitos de atentado y resistencia y es uno de tres miembros de la misma familia, junto a su hermana, paciente de VIH, y cuñado, que están encarcelados por su participación en las protestas en Santa Clara.
En otra prisión de la provincia, el Pre de Santa Clara, cumple Liván Hernández Sosa, en delicado estado de salud, aquejado de diabetes y otros padecimientos.
“Estoy bajo de peso; yo mido 1.76 y estoy pesando 60 kilogramos. Vino un clínico por el problema del azúcar y me pusieron una dieta, la cual no me la están dando, y entonces ya me he cansado de protestar y de reclamar. Seguimos en el mismo peloteo, no me dan la dieta", explicó el preso político.
Sobre la alimentación, tampoco tuvo buenas noticias. "La comida aquí esta crítica; arroz, entre 40 y 50 gramos, y picadillo apestoso. No están dando más nada, no llega ni a 20 gramos. El desayuno, hoy por la mañana, lo que nos dieron fue un vaso de infusión de mata de naranja, caliente, sin azúcar y sin nada".
Hernández Sosa denunció que los reos no reciben beneficios como la hora de sol establecida. "Lo que dan son 10, 15, 20 minutos, según se les ocurra a ellos". Y la higiene del lugar deja mucho que desear. "Las chinches no te dejan dormir; bueno yo estoy lleno de picadas de chinches. Esto está que es un Oeste; esto es una locura”, enfatizó el prisionero.
El preso del 11J, de 31 años de edad, con condena de 4 años por su participación en las manifestaciones de la cabecera provincial, ha sido enviado en más de una oportunidad a celdas de castigo por realizar protestas en reclamo de medicamentos, atención médica y mejores condiciones carcelarias.