El prisionero político guantanamero Eider Frómeta Allen se declaró en huelga de hambre en la prisión Kilo 8 de Camagüey, para demandar que cesen las agresiones y las torturas físicas y sicológicas de los funcionarios penitenciarios contra los encarcelados porque sus ideas suponen un desafío para el régimen.
Igualmente reclama el acceso de todos los reclusos a una asistencia médica eficaz y oportuna y a una alimentación suficiente para el sustento del ser humano.
“Está en huelga desde el día 1º., desde el viernes. Me llamó un muchacho que está dónde él está y me lo dijo. Es por la libertad de los presos políticos, el maltrato, los problemas de la alimentación”, confirmó a Radio Televisión Martí, la madre Griselia Allen Sterling.
“Yo estoy bastante lejos de donde él está, él está en Camagüey, yo en Guantánamo, a ocho horas casi nueve de distancia”.
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El Reglamento sobre el tratamiento a los reclusos de Naciones Unidas estipula que el personal penitenciario en el ejercicio de sus funciones, debe respetar la dignidad humana de todos los reclusos y tiene prohibidas conductas, “como la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.
Según la fuente de Griselia Allen, Eider fue confinado en una celda de castigo, como sucede a los reos que se rebelan:"una forma degradante, humillante e inhumana de castigar dentro del castigo que supone la pérdida de libertad del encarcelamiento, han apuntado expertos de derechos humanos".
“En la celda de castigo, están desprovistos de todo, de sus pertenencias, de colchón. Están totalmente aislados y no pueden hablar con nadie durante el tiempo que dure la medida punitiva”, dijo la madre.
Frómeta está condenado a 6 años de privación de libertad por “desobediencia”, “lesiones” y “robo con fuerza”, delitos que la organización en la que milita, la Unión Patriótica de Cuba, considera como fabricados.