Preso político fue golpeado en Villa Marista para que gritara consignas a favor del régimen, denuncia su madre

El joven habanero Migdel Martínez del Toro.

"Querían que dijera 'viva Díaz-Canel, viva la revolución'. Lo querían grabar y como él se negaba, era golpeado”, dijo Elaine del Toro, la madre del preso político Migdel Martínez del Toro.

Veinte meses ha pasado tras las rejas Migdel Martínez del Toro luego de que su creciente rechazo al sistema que rige en la Isla lo llevara a hacer, de forma pública, severas críticas al régimen y a sus instituciones.

En marzo de 2023, el joven de 32 años fue detenido en la vía pública, en las cercanías del Puente del Calvario, en La Habana, en medio de un fuerte operativo policial. Tras ser interrogado en diferentes “casas” de la Seguridad del Estado, fue internado en el cuartel general de la policía política, la temida Villa Marista.

“En ese lugar, lo que querían era que él hablara en contra de lo que él estaba haciendo para dar a entender que se arrepentía. Cuando yo lo veía, él siempre tenía los brazos cruzados. No me decía nada y yo no me daba cuenta, pensé que era una posición que había tomado. Cuando de Villa Marista lo trasladaron al Combinado del Este en prisión provisional, fue que me dijo que era porque le daban muchos golpes por las costillas, no en la cara, porque querían que dijera, viva Díaz-Canel, viva la revolución. Lo querían grabar y como él se negaba, era golpeado”, narró a Martí Noticias, Elaine del Toro, la madre.

Una de las tácticas represivas del régimen para blanquear su imagen ante la población, a la vez que atemorizar a sus opositores, es mostrar videos de personas encarceladas en los temidos centros de detención, auto inculpándose y mostrando su arrepentimiento por los actos cometidos en el Noticiero Nacional de Televisión (NTV).

Lo hicieron cuando la ola represiva de 2003, conocida como Primavera Negra, posteriormente con familiares de los presos del 11 de julio y con activistas como Daniel Moreno, Sulmira Martínez y Mayelín Prado.

“Le hicieron preguntas como qué creía del 11 de julio y que pensaba del vandalismo. Él contestó que no estaba de acuerdo con el vandalismo, pero que tampoco estaba de acuerdo con que dieran golpes y maltrataran al pueblo de la manera en que lo hicieron. Entonces él oyó una voz que dijo ‘corten’ porque lo querían sacar por el noticiero. Decían que era un cabecilla”, relató.

Un año después, fue condenado a siete años de privación de libertad. El Tribunal Provincial de La Habana lo encontró culpable del delito de Propaganda contra el orden constitucional.

Los jueces actuantes dieron como hechos probados que Martínez del Toro “comenzó a manifestarse públicamente en contra del sistema socialista cubano y de sus instituciones estatales, realizando, además, publicaciones en contra del gobierno cubano” en las redes sociales, desde las que “incitaba a las personas a que salieran a la calle y se manifestaran en contra del proceso revolucionario”.

También la Fiscalía de la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado del tribunal, lo acusó de mantener vínculos con “terroristas de la talla de Alfredo González”, el cual, según el documento jurídico, lo contactó por Messenger para proponerle la quema de cañaverales y otras acciones contra la economía.

“El abogado nunca fue a verlo antes del juicio. Aquí los abogados no defienden el tipo de delito de mi hijo. Lo vino a ver en el juicio y lo único que le aconsejó es que dijera que se arrepentía de todo y estuviera de acuerdo con lo que ellos [sus acusadores] dijeran”.

Casi una veintena de personas han sido condenadas, recientemente, o están en proceso penal por el delito de Propaganda contra el orden constitucional: José Antonio Pompa, Yasmani González Valdés, Lázaro Mendoza, Onaikel Infante Abreu, William Cepero García, Josiel Guía Piloto, Lázaro Romero Piloto, Alain Yosvani Cruz Suescum, Jesús Alfredo Pérez Rivas y Sulmira Martínez de La Habana, Ana Ibis Padilla, Félix Daniel Pérez Ruiz, Christian de Jesús Peña Aguilera y Jarol Varona Agüero de Las Tunas; Alexander Fábregas de Santi Spiritus y Daniel Alfaro de Artemisa.