La presa política Lizandra Góngora Espinoza podría ser enviada a una cárcel, en la provincia Pinar del Río o en el oriente de la isla, según le informó un oficial de la Seguridad del Estado hace pocos días, en la prisión donde cumple sentencia, en la Isla de la Juventud.
La mujer de 37 años de edad, condenada a 14 años de prisión por participar en Güira de Melena, Artemisa, en las protestas que tuvieron lugar en Cuba el 11 de julio de 2021, lleva meses sin poder ver a sus cinco hijos, algunos menores de edad.
Ángel Delgado, su esposo, explicó a Martí Noticias que la advertencia de las autoridades tiene el propósito de que Góngora no pida un traslado a otro penal que le permita estar cerca de sus hijos, quienes residen en Güira de Melena.
“Ella quiere pedir traslado para acá, para estar cerca de los niños y todo eso (...) con una carta que ella tiene que presentar ahí. Entonces, esta semana que pasó, ella le contó el problema a Wilmer, el de la isla de la Juventud, el que tiene que ver con ella, de la Seguridad (del Estado) y él le dijo en esas palabras, le dijo, ‘Si tú pides traslado no te vamos a trasladar para donde tú quieres, te vamos a trasladar para Guantánamo o para Pinar del Río’, como una amenaza para que ni vaya a pedir traslado”, contó Delgado.
En una comunicación vía telefónica desde prisión, la condenada por los supuestos delitos de sabotaje, robo con fuerza y desorden público denunciaba su situación.
Your browser doesn’t support HTML5
“Ellos me han amenazado que me pueden mandar para Guantánamo, para Pinar del Río, para otra prisión y creo que eso es una injusticia, porque mi dirección es de La Habana. Ellos hacen con nosotros, los reclusos, principalmente los presos políticos, lo que les da la gana”, denunció la opositora, integrante del Partido Republicano de Cuba.
A finales de marzo, la activista fue trasladada de la prisión del Guatao, en La Habana, hacia la cárcel Los Colonos, en la Isla de la Juventud, donde se encuentra en estos momentos. Desde entonces, sus hijos no la han podido ver, según nos explicó su esposo, debido a la dificultad que representa trasladarse hasta ese penal.
“Desde que la llevaron, yo nunca he podido llevar los niños por el lío de la escuela. Entonces tengo miedo irme para allá, que se demoren los pasajes, venir para acá”, dijo el esposo.
Ángel recuerda que al regresar de la única visita a la que ha podido asistir, pasó varios días esperando en el puerto de Nueva Gerona una embarcación que lo llevara de regreso al puerto de Batabanó y de ahí trasladarse a su hogar, donde lo esperaban sus hijos menores de edad. “Seis días estuve yo en la terminal de allá para acá”.