Con el título “Conviértanse y crean en el Evangelio”, los Obispos de Cuba presentaron el Marco bíblico teológico del Plan Pastoral 2023-2030, con una mirada de la realidad en el ámbito social y eclesial.
“Es una invitación a una sensibilidad para con el prójimo en la situación en la que el prójimo se encuentre”, es decir “mostrar la mano de la misericordia la mano de la caridad, para con todos aquellos que lo necesitan de una u otra forma”, comentó a Martí Noticias Mons. Emilio Aranguren Echeverría, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC).
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“Esta propuesta llega contemporáneamente con la vivencia de uno de los momentos más difíciles de la historia patria. Estamos probablemente en la crisis más grave de los últimos decenios. Las carencias de alimentos y medicinas han alcanzado niveles nunca antes vistos entre nosotros. Hay una inflación y un malestar crecientes con una carga significativa de agobio, desesperanza y desidia”, alerta el documento.
“Nuestras comunidades y agentes pastorales participan del cansancio que genera el subsistir diario en Cuba. No se reconoce suficientemente la riqueza que supone para la nación la pluralidad de pensamientos, opiniones e ideas, cada vez más presentes entre nosotros”, indica el texto.
Asimismo, los obispos cubanos señalan que para un “sector importante del pueblo, sobre todo jóvenes y personas capacitadas”, la salida que vislumbran es la emigración.
"El dolor por la falta de espacios y propuestas concretas que aseguren un presente y futuro de bienestar y esperanza, nos hace vivir desmotivados para emprender proyectos comunes y desconfiados sobre la viabilidad de los mismos", afirman.
Monseñor Aranguren, Obispo de la diocésis de Holguín, señaló que “en esta última etapa las comunidades cristianas se han visto diezmadas, se han visto muy afectadas especialmente por el movimiento migratorio y por lo tanto es necesario a partir de esa realidad, hoy se utiliza mucho la palabra resiliencia, tener esa actitud positiva que para nosotros se fundamenta en el misterio de Jesús, su sufrimiento, su muerte, pero que trae como colofón final, la Pascua, la resurección, la vida”.
En el marco del nuevo Plan Pastoral los prelados cubanos se refieren al aumento de la inseguridad ciudadana: “Es más profundo el deterioro de los valores morales, la no percepción del bien y de la verdad, y la adhesión a los mismos”.
Sobre los espacios del sector privado los religiosos apuntan: “Quizás una cierta apertura en el emprendimiento privado, con el consiguiente cambio de mentalidad sobre el valor de estas iniciativas, sea el elemento más significato significativo de una transformación que se gesta, tan anhelada en otros ámbitos por muchos cubanos”.
Los Obispos de Cuba también expresan preocupación por la situación de su Iglesia.
“Constatamos la fragilidad de la Iglesia en la carencia de agentes pastorales y medios de evangelización. Nuestras catequesis son pobres, tenemos pocos jóvenes comprometidos y escasas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada”, afirman.
“Hay también una fragilidad en la vida familiar y en la vivencia del amor fiel y fecundo de los esposos. En una situación así es más necesario que nunca un Plan Pastoral, para que la Iglesia pueda, como con una especie de brújula, navegar por los mares de la historia presente de Cuba, cumpliendo la misión que Jesús nos confía y dando testimonio de communion”, dice el documento.
“La Iglesia es pueblo”, dijo Aranguren, y agregó “hay muchos cubanos que están afectados en su corazón, en el orden material, espiritual, en el orden afectivo, Dios es amor, para nosotros es importante acercanos al que sufre y ayudar a sanar sus heridas, compartir con todos la alegría del evangelio”.
Destacan las iniciativas pastorales de servicio y caridad como comedores para ancianos, red de distribución de medicinas, acompañamiento a los presos y sus familiares, entre otros.
“Nos regocija también el sacrificado apoyo de hermanos, cubanos o no, que viviendo en otras tierras, miran con amor a este pueblo y comparten sus bienes. ¡Cuántas familias subsisten y cuántas experiencias eclesiales pueden realizarse gracias a estas ayudas fraternas, gratuitas y generosas!", reconocen los obispos.
En el documento, los líderes de la Iglesia Católica en Cuba encomiendan el cumplimiento del Plan a la Virgen de la Caridad, la que logra siempre que “caminemos juntos, porque es delante de la Madre donde se favorece el reconocimiento de que todos somos hijos y por tanto, hermanos. Que Ella cuide con su perenne intercesión la puesta en marcha, el dinamismo y el compromiso pastoral a que éste Plan nos invita".