El presidente colombiano Gustavo Petro designó a un exguerrillero en el equipo del gobierno que negociará con la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) con quien se reiniciarán los diálogos de paz en los próximos días luego de más de tres años suspendidos.
El encargado es Otty Patiño, cofundador de la extinta guerrilla M-19, la misma en la que militó Petro durante su juventud. En 1990 Patiño formó parte del equipo que acordó la paz con el gobierno y luego participó en la construcción de la actual constitución política.
En la legalidad algunos exguerrilleros fueron asesinados y otros se convirtieron en alcaldes, gobernadores, senadores y escritores. Patiño ha escrito varios libros relacionados con la violencia en Colombia y trabajado en organizaciones que promueven la paz.
Petro no detalló a la prensa cuáles serán los demás integrantes del equipo negociador con el ELN, sin embargo, en los medios locales han sonado nombres como el de los senadores de izquierda Iván Cepeda y María José Pizarro.
Cepeda ha acompañado al gobierno en los primeros acercamientos con la guerrilla y ha estado presente en las declaraciones conjuntas. Mientras que Pizarro es hija del que fuera el máximo comandante del M-19, Carlos Pizarro León Gómez, quien fue asesinado 1990 cuando en la legalidad era candidato a la presidencia del país.
Por parte del ELN no se han revelado los negociadores principales, pero Petro aseguró días atrás que el equipo ya está conformado.
El ELN nació en 1964 como un proyecto político antiimperialista inspirado en la revolución cubana y en sus años de confrontación con el Estado se ha sentado varias veces a negociar sin éxito.
El gobierno de Petro -el primero de izquierda en Colombia- busca reanudar el diálogo de paz con el ELN que inició en 2017 cuando gobernaba Juan Manuel Santos (2010-2018), primero en Quito y luego en La Habana, donde permanecieron varios años los jefes de la insurgencia.
La negociación se quebró en 2018 con la llegada al poder del presidente conservador Iván Duque (2018-2022) quien condicionó el diálogo con la exigencia a la guerrilla de frenar los actos terroristas y liberar a todos los secuestrados.
En enero de 2019 la puerta de diálogo se cerró definitivamente cuando el ELN activó explosivos en una escuela de policías en Bogotá, dejando 22 personas muertas.