Sol García Basulto, unas de las editoras del diario independiente La hora de Cuba, alertó sobre las pésimas condiciones de las instituciones hospitalarias en Cuba tras su ingreso durante 5 días en una sala intermedia del clínico quirúrgico Amalia Simoni, en la ciudad de Camagüey, aquejada de dengue.
La epidemia del dengue "ha cobrado vidas y enviado funcionarios a los tribunales en Camagüey", denunció la periodista en su página de Facebook.
"Los síntomas son fuertes y muy molestos. Tuve el dolor de cabeza más fuerte que he tenido en la vida. Creo que sufrí más dolores que durante el parto de mi hijo", dijo en entrevista este lunes con Radio Martí.
Pero no fue la enfermedad lo que más dolor le causó. La desidia y las condiciones del hospital impactaron fuertemente a la reportera.
“También me dolió el trato y las condiciones con que permanecieron allí los demás pacientes (…) Las condiciones de higiene, condiciones humanas, la comprensión del personal de salud allí, me golpearon bastante”, reconoció la joven, que por su labor informativa ha sido acosada por la policía política.
“Los pacientes sin acompañantes, inmovilizados, atados a un portasueros, sin ayuda, y la escasez, me apretaron el corazón”, escribió.
En el programa Cuba al día, de Radio Martí, explicó que tuvo que conseguir varios de los útiles médicos para el tratamiento por su cuenta. “Algunos vecinos me regalaron inyectores, el vendaje lo tuve que comprar, y no solo eso, también tuve que comprar los calmantes, no hay dipirona, está en falta en las farmacias, tuve que pagar 6.50 CUC (más de 7 dólares) en la farmacia internacional”
Maltratos a los pacientes
Según García Basulto, los pacientes sufren maltratos contantes de parte del personal médico.
“Es una insensibilidad general. Las personas en Cuba están viviendo de una manera muy personalizada, viven para ellos (…) Fue muy doloroso ver allí a ancianitas como la que menciono en el post, Flora, de 92 años, una mujer que no podía ni hablar, y que muchas veces le traían comida y no le traían cuchara, y ella tenía que comer con las manos”. Nosotros, los pacientes, nos dábamos cuenta, y entonces la ayudábamos”.
Cuenta que Flora, quien tenía que comer un huevo hervido en cada comida, “varias veces confundió el baño con la silla vacía del acompañante y orinó frente a todos, nadie la aseó ni limpió el piso con agua”.
La periodista describió como “pésimo” todo el avituallamiento en las salas del hospital. “Yo tenía que permanecer debajo de un mosquitero sucio, mal lavado, con mal olor, percudido, en una situación muy desagradable. Yo tengo sábanas en mi casa, pero todas las personas en Cuba no tenemos las mismas condiciones. Por ejemplo, los pacientes que yo menciono tenían que usar las sabanas del hospital, sábanas de años, remendadas y rotas”.
Conoció a una madre en período de lactancia a quien se le llenaban las mamas de leche, y en vez de fomento tibio, las enfermeras le ponían agua de la llave (temperatura ambiente). “Por más que lo pedí nunca le buscaron un extractor de leche materna. Estaba en falta en farmacia (le decían)”.
El derecho a reclamar
García Basulto intervino ante las “situaciones inhumanas” que le tocó vivir en su breve estancia en el hospital. Sobre todo para defender a otros pacientes.
“Sobre todo en estos días en el hospital he visto que las personas comienzan a defenderse. Esa pobre mujer, después que yo intervine por ella, ya no fue lo mismo. Ya ella misma exigía que le dieran lo que le habían indicado. Vi algunos pequeños cambios. Un poco de optimismo por esa parte”, manifestó.
Su experiencia hospitalaria la calificó como “un infierno”.
Relató que siendo traslada para hacerse unos exámenes, pasó frente a la sala de dengue y no vio “espacio para nada. Estaban las personas con ese clima, ese calor debajo de los mosquiteros, sin ventilador, sufriendo los mimos dolores que yo. Un infierno la verdad”.
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“Al gobierno no le debo nada, de hecho quizás debería indemnizar a todas las víctimas de su ineficiencia”, aseveró.
¿Cuba, potencia médica?
Ante la pregunta de qué les diría a los defensores de la izquierda latinoamericana que aún creen en el cacareado sistema de salud castrista, promovido como una supuesta “potencia médica”, respondió a Radio Martí:
“Lo que he vivido desde niña hasta hoy es lo mismo. Nunca he visto tal “potencia médica”, nunca me han demostrado ni siquiera profesionalmente ese término. Las personas que opinan que Cuba es una potencia médica, deberían venir aquí y vivir lo que nosotros los cubanos de a pie -que no somos una pequeña cantidad, somos la gran mayoría- tenemos que experimentar día a día”.
(Con reporte del programa Cuba al día e información de redes sociales)