Más de quinientos participantes, además de artistas, expertos, comerciantes, diplomáticos, empresarios y, por supuesto, los colados miembros de la Jet set cubana, se reunieron en La Habana para participar en la recién concluida edición del encuentro “Partagás, Clientes y Amigos”. Todo bien, sino fuera porque los conocedores coinciden en que hubo mucho bombo y poco humo.
Natural, el tabaco cubano sigue siendo uno de los productos más representativos de la isla para el mercado mundial. En ningún otro lugar del mundo se cultiva un tabaco mejor que el de Cuba. La propaganda oficial reitera que exporta casi cien millones de habanos torcidos a mano y otra cantidad similar hechos a máquina; pero la producción nacional no concuerda con tan ampulosos datos.
La jornada “Partagás” fue todo un éxito publicitario.
Lunes- inscripción y cóctel de bienvenida (50,00 CUC).
Martes- Esparcimiento y playa en el elegante Club Habana (75,00 CUC)
Miércoles- Tradicional torcida de habanos en la Casa Partagás.
Jueves- Visita a la finca de Héctor Luis en San Juan y Martínez (75,00 CUC).
Viernes- Cena de despedida en el hotel Habana Libre (150.00 CUC).
Durante todo el evento, las vitolas más buscadas, y poco encontradas, fueron el Cohiba Siglo Medio, el nuevo Trinidad Topes y el Montecristo Dantés.
“No expusieron nada nuevo, hay que buscar mucho o tener buenos contactos, lo cierto es que en Cuba actualmente escasea el buen tabaco”, me aseguró un participante habitual en este tipo de evento.
Algunos avezados dicen que Cuba reduce la cantidad de habanos en el mercado como estrategia comercial; y otros aseguran que no hay tabaco en la isla.
Para encontrar la respuesta, tomé como referencia la prensa oficial y los datos de la zona occidental del país, porque aunque en la isla se siembra tabaco en todas las provincias, excepto en la capital, Pinar del Río aporta casi el 70 % de la producción nacional.
En el año 2014, el grueso de los productores de Vueltabajo se vieron obligados a correr el cronograma de siembra, pero igual sufrieron pérdidas imortantes debido al destrozo provocado por el exceso de lluvias, que arruinó los semilleros, las plantaciones y con ello el propósito de realizar siembras tempranas.
En 2015 el desastre fue peor, esta vez por causa de la sequía y determinadas deficiencias en el proceso agroindustrial. Para entonces, el diario Granma publicó una reveladora entrevista a Enrique Cruz Villate, director de la actividad tabacalera en Pinar del Río, en la que declara: “Las últimas vegas que se sembraron fueron severamente afectadas. En unas pocas se logró algún regadío, y en otras ninguno, porque se agotaron las fuentes de abasto”.
La campaña 2015-2016 tuvo alguna mejoría. Se incrementó la capacitación de la base productiva, mejoramiento de los suelos, construyeron nuevas fuentes de abasto de agua como canales de riego y pozos; e incluso reubicaron áreas de siembra hacia zonas menos secas. Lo que algunos catalogaron de craso error. Aún así, la producción experimentó un ligero incremento, pero tampoco consiguió cumplir con el resultado esperado, ni el planificado.
Tres años consecutivos con pésimas zafras tabacaleras y, no obstante, Cuba continúa cumpliendo compromisos con la exportación y el mercado dirigido al turismo.
Para mentiras, con Pinocho es suficiente.