Los gobernantes de Corea del Norte y Cuba han estado involucrados en el tráfico ilegal de armas desde que conquistaron el poder.
El reciente incidente en el Canal de Panamá en el que están involucrados los gobiernos de Cuba y Corea del Norte por transportar armas de manera ilegal ha generado una situación de carácter internacional muy complejas, que testimonia en cierta medida una alianza poco divulgada entre las dos dictaduras más nefastas del Siglo XXI.
Se especula mucho si las armas eran para ser reparadas y devueltas a Cuba, o si simplemente era una forma de violentar el embargo de suministros bélicos que pesa sobre la dictadura norcoreana, pero lo que sí se puede suponer es que ésta no es la primera vez que este tipo de operación la realizan ambos gobiernos.
Los gobernantes de Corea del Norte y Cuba han estado involucrados en el tráfico ilegal de armas desde que conquistaron el poder. La droga ha sido otro pingüe negocio, vender narcóticos a los países occidentales es muy rentable, tanto económicamente como políticamente, todo depende del objetivo.
Los regímenes de La Habana y de Pyongyang tienen muchas cosas en común, entre las que se destacan sus constantes denuncias contra supuestos acosos y agresiones de que son víctimas de parte de las grandes potencias, en particular Estados Unidos.
Cuba y Corea del Norte, han demostrado a través de los años ser estados agresivos, patrocinadores del terrorismo, pro-motores de la subversión, la desestabilización de sus vecinos, y violadores sistemáticos y permanentes de los derechos de sus ciudadanos.
Por otra parte ambos estados, aunque con bases culturales diferentes, tuvieron su origen, real o aparente, en el totalitarismo marxista, a la vez que militarizaron de forma extrema sus respectivas sociedades.
Otro aspecto que les vincula, es que Cuba y Corea del Norte están gobernadas por dinastías, lo que sumado a lo antes expuesto, permite considerar que los vínculos entre ambos gobiernos son más estrechos que lo que dejan suponer las visitas oficiales, acuerdos y declaraciones.
No hay dudas que La Habana y Pyongyang no han cosechado éxito en mejorar las condiciones materiales y espirituales de sus pueblos, pero han triunfado ampliamente en su principal propósito de conservar el poder.
La dinastía de los Castro se ha impuesto en Cuba por cinco largas décadas, pero los coreanos le superan, porque han gobernado el país por más de 60 años.
La conservación del poder de ambas dictaduras se origina en sus respectivas capacidades represivas, pero también en sus habilidades para maniobrar y manipular a la opinión pública nacional e internacional y en hacer aliados que en momentos de crisis, pueden servirle de sombrilla protectora.
Representar el papel de víctima es un manido recurso de ambos regímenes.
Cuando las autoridades de la isla fueron interpeladas por la panameñas en relación a la nave abordada que procedía de un puerto cubano-el barco Chong Chon Gang había sido afrontado por no emitir señales requeridas por las leyes marítimas, lo que hizo suponer a los panameños que transportaba drogas-- sus pares de La Habana contestaron que el buque no acarreaba narcóticos, solo azúcar "donada" al pueblo norcoreano por el cubano.
En ese momento los funcionarios cubanos con arrogancia o menoscabando la inteligencia de los panameños, guardaron silencio sobre las armas que ilegalmente transportaba el navío, violando a conciencia regulaciones del Canal de Panamá y el embargo de Naciones Unidas a Pyongyang.
Los resultados de este suceso están por verse. Cuba técnicamente violó el embargo de armas impuesto a Corea del Norte por Naciones Unidas, lo que debería implicar sanciones para La Habana, al margen de lo que disponga Estados Unidos que tiene conflictos históricos con la dictadura cubana y permanentes y críticos con la norcoreana.
Muchos cuestionamientos generan este incidente, independiente a si hay o no un regular trasiego de armas entre los dos países.
Se puede suponer que es un negocio independiente de unos de los poderosos de la isla, como parte del cuentapropismo tan en boga en los predios castristas.
Pero si fue la nomenclatura la que tomó esta decisión, es por motivos políticos, porque para el castrismo lo económico está siempre en un segundo plano.
El gobierno de la isla ha demostrado tener un agudo sentido de la oportunidad y ha estado siempre dispuesto a correr cualquier riesgo cuando cosecha beneficios, por lo que cabe la pregunta, por qué esconder armas en un buque "quemado" por su vasto historial de ilegalidades y que por demás, debía cruzar una vía interoceánica altamente vigilada.
¿Qué gana el castrismo con esto? Corea del Norte podrá estar desesperada por adquirir más equipos, que aunque de tecnología antigua, pueden ayudar a su eventual defensa, pero los Castro que proclaman estar produciendo cambios al interior de la isla, por qué se compra esta camisa de once varas.
Se especula mucho si las armas eran para ser reparadas y devueltas a Cuba, o si simplemente era una forma de violentar el embargo de suministros bélicos que pesa sobre la dictadura norcoreana, pero lo que sí se puede suponer es que ésta no es la primera vez que este tipo de operación la realizan ambos gobiernos.
Los gobernantes de Corea del Norte y Cuba han estado involucrados en el tráfico ilegal de armas desde que conquistaron el poder. La droga ha sido otro pingüe negocio, vender narcóticos a los países occidentales es muy rentable, tanto económicamente como políticamente, todo depende del objetivo.
Los regímenes de La Habana y de Pyongyang tienen muchas cosas en común, entre las que se destacan sus constantes denuncias contra supuestos acosos y agresiones de que son víctimas de parte de las grandes potencias, en particular Estados Unidos.
Cuba y Corea del Norte, han demostrado a través de los años ser estados agresivos, patrocinadores del terrorismo, pro-motores de la subversión, la desestabilización de sus vecinos, y violadores sistemáticos y permanentes de los derechos de sus ciudadanos.
Por otra parte ambos estados, aunque con bases culturales diferentes, tuvieron su origen, real o aparente, en el totalitarismo marxista, a la vez que militarizaron de forma extrema sus respectivas sociedades.
Otro aspecto que les vincula, es que Cuba y Corea del Norte están gobernadas por dinastías, lo que sumado a lo antes expuesto, permite considerar que los vínculos entre ambos gobiernos son más estrechos que lo que dejan suponer las visitas oficiales, acuerdos y declaraciones.
No hay dudas que La Habana y Pyongyang no han cosechado éxito en mejorar las condiciones materiales y espirituales de sus pueblos, pero han triunfado ampliamente en su principal propósito de conservar el poder.
La dinastía de los Castro se ha impuesto en Cuba por cinco largas décadas, pero los coreanos le superan, porque han gobernado el país por más de 60 años.
La conservación del poder de ambas dictaduras se origina en sus respectivas capacidades represivas, pero también en sus habilidades para maniobrar y manipular a la opinión pública nacional e internacional y en hacer aliados que en momentos de crisis, pueden servirle de sombrilla protectora.
Representar el papel de víctima es un manido recurso de ambos regímenes.
Cuando las autoridades de la isla fueron interpeladas por la panameñas en relación a la nave abordada que procedía de un puerto cubano-el barco Chong Chon Gang había sido afrontado por no emitir señales requeridas por las leyes marítimas, lo que hizo suponer a los panameños que transportaba drogas-- sus pares de La Habana contestaron que el buque no acarreaba narcóticos, solo azúcar "donada" al pueblo norcoreano por el cubano.
En ese momento los funcionarios cubanos con arrogancia o menoscabando la inteligencia de los panameños, guardaron silencio sobre las armas que ilegalmente transportaba el navío, violando a conciencia regulaciones del Canal de Panamá y el embargo de Naciones Unidas a Pyongyang.
Los resultados de este suceso están por verse. Cuba técnicamente violó el embargo de armas impuesto a Corea del Norte por Naciones Unidas, lo que debería implicar sanciones para La Habana, al margen de lo que disponga Estados Unidos que tiene conflictos históricos con la dictadura cubana y permanentes y críticos con la norcoreana.
Muchos cuestionamientos generan este incidente, independiente a si hay o no un regular trasiego de armas entre los dos países.
Se puede suponer que es un negocio independiente de unos de los poderosos de la isla, como parte del cuentapropismo tan en boga en los predios castristas.
Pero si fue la nomenclatura la que tomó esta decisión, es por motivos políticos, porque para el castrismo lo económico está siempre en un segundo plano.
El gobierno de la isla ha demostrado tener un agudo sentido de la oportunidad y ha estado siempre dispuesto a correr cualquier riesgo cuando cosecha beneficios, por lo que cabe la pregunta, por qué esconder armas en un buque "quemado" por su vasto historial de ilegalidades y que por demás, debía cruzar una vía interoceánica altamente vigilada.
¿Qué gana el castrismo con esto? Corea del Norte podrá estar desesperada por adquirir más equipos, que aunque de tecnología antigua, pueden ayudar a su eventual defensa, pero los Castro que proclaman estar produciendo cambios al interior de la isla, por qué se compra esta camisa de once varas.