Hace un mes, el arresto del obispo Rolando Álvarez en Nicaragua, uno de los mayores críticos con el Gobierno de Daniel Ortega, causó una gran indignación por parte de la comunidad internacional al considerarse que era un “abuso de las autoridades”, informa la Voz de América, VOA.
Ese no ha sido un caso aislado. En los últimos tiempos, varios sacerdotes nicaragüenses, entre ellos Monseñor Silvio Báez o el Padre Edwin Román, se han visto obligados a huir y exiliarse a causa de la fuerte represión que, según denuncian algunas organizaciones, han sufrido por parte del Gobierno de Nicaragua.
Lamentan que el único “delito” que han cometido ha sido el de oponerse públicamente a las políticas del presidente Ortega.
“Se está ensañando en contra de ellos por ser voces, por denunciar esas violaciones a los derechos humanos de la población, y esa es parte de la criminalización a la que están siendo sometidos”, dijo Leyla Prado Vanegas, abogada de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, durante una conferencia de prensa en Manhattan, Nueva York, para denunciar la situación que está viviendo la Iglesia en Nicaragua.
“La situación empeorará”
Advierten que la situación contra los líderes religiosos en el país centroamericano ha empeorado en los últimos meses y que, si no se actúa desde la comunidad internacional, el acoso seguirá agudizándose. Por eso, insisten en que la Asamblea General de las Naciones Unidas, que estos días se celebra en su sede principal, en la Gran Manzana, debe servir para presionar a Ortega y buscar una solución.
“Hoy hablamos de una decena de sacerdotes detenidos, pero mañana puede haber más. Es una situación dramática y que genera una enorme incertidumbre y mucho temor”, manifestaba Juan Carlos Arce, abogado y miembro de la organización Nicaragua Nunca +, que también vela por el cumplimiento de los derechos humanos en el país liderado por Ortega.
La situación no ha pasado desapercibida para los principales organismos internacionales. La Organización de los Estados Americanos (OEA) y otras naciones han expresado su preocupación por las medidas de Ortega contra todo aquel que se oponga a sus políticas.
Apoyo de Washington, rechazo desde Managua
Estados Unidos por su parte ha mostrado su apoyo total a los miembros de la Iglesia perseguidos en Nicaragua y el compromiso de seguir denunciando estos abusos ante las instancias diplomáticas de alto rango internacional, como la ONU, porque, insisten, se está viendo un agravamiento de la represión.
“El aumento de los ataques contra la Iglesia Católica y sus partidarios es particularmente alarmante. Desde junio, el régimen expulsó por la fuerza a 18 monjas, persiguió a varios sacerdotes católicos hasta el exilio y encarceló a otros seis”, explicó Rashad Hussain, embajador especial de Estados Unidos designado para la Libertad Religiosa Internacional, que también participó en el evento.
Pese a las voces del exterior, el Gobierno de Daniel Ortega acusa a la Casa Blanca y a otros países de mentir sobre la represión contra los opositores en Nicaragua, como los miembros de la Iglesia, activistas o periodistas.