Ordenan cierre del Maxim Rock de La Habana por disfraz nazi en la fiesta de Halloween

Collage que muestra el disfraz premiado en la fiesta de Halloween del Maxim Rock. (Captura de imagen/Facebook/El Necio)

Las autoridades cubanas anunciaron el cierre del Centro Cultural Maxim Rock de La Habana tras la celebración de una fiesta de Halloween en la noche del sábado, 28 de octubre, que premió el disfraz de un joven vestido de militar nazi.

Una nota publicada en la página de Facebook del Instituto Cubano de la Música (ICM) indica que “dada la gravedad del hecho y la evidencia de la incapacidad de la institución cultural para preverlo, se tomó la decisión de cerrar, de manera inmediata, el Centro Cultural Maxim Rock, hasta tanto se esclarezcan los hechos, se hagan los análisis correspondientes y se tomen las medidas disciplinarias con cada uno de los responsables del suceso”.

El ICM calificó lo ocurrido como “una violación de las directivas para la programación cultural” y alertó sobre los “peligros de la colonización cultural”.

Post en Facebook del Instituto Cubano de La Música.

“Una buena decisión”, apuntó en los comentarios de la publicación Mariela Castro Espín, la hija de Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).

La medida ha abierto el debate en las redes sociales. “La sangre no llegará al río. El Maxim volverá a abrir próximamente porque a ningún funcionario le resulta conveniente tener a las puertas de un ministerio a una camada de frikis con exigencias como ha sucedido, por otros motivos, en años recientes”, apuntó el periodista Michel Hernández.

“Hay que ir a las causas. Y realmente no hace falta escarbar muy hondo. Una franja notoria de jóvenes se ha quedado sin anclajes en Cuba por la grave crisis económica, la incapacidad de las instituciones para ofrecerles símbolos culturales propios que se relacionen con la creación de un proyecto de vida en su país, las condenas a las críticas públicas a la gestión del gobierno, y la poca preparación de profesores en no pocas escuelas, producto de la migración masiva de especialistas”, comentó el reportero, que calificó la decisión de “apresurada y poco sentido común”.

Un artículo del periodista oficialista Pedro Jorge Velázquez, publicado este fin de semana por el portal estatal Cubadebate, aclaraba que el cierre del Maxim Rock "no es un ataque a la celebración del Halloween en Cuba".

"Creemos que no hay forma de prohibir ni detener esta práctica. Pero sí es un llamado a la corrección, atención y el trabajo político para que esta celebración no incluya disfraces como este. Ni en instituciones estatales ni en privadas", escribió.

No obstante, el oficialismo ha cuestionado en varias ocasiones las celebraciones de Halloween en la isla debido a la fuerza que ha ido ganando en los últimos años, sobre todo, en los círculos de mayor nivel adquisitivo.

"¿Qué argumentos de nuestros mitos, tradiciones y costumbres explicarían que de pronto un 'más allá' de trasgos, banshees y zombis se sustituyan nuestro imaginario de güijes, santos y orishas?", cuestionaba un artículo de la revista cultural La Jiribilla.

Sin embargo, Sandro Castro, nieto del fallecido dictador Fidel Castro, es uno de los que ha promovido este tipo de fiestas en varios de los espacios nocturnos que administra en La Habana.

Los festejos de Halloween en Cuba el año pasado también estuvieron en el centro del debate. El hecho que más titulares acaparó fue el disfraz de tres jóvenes holguineros vestidos con capuchas del Ku-Klux-Klan que preguntaban "¿dónde están los negros?". Las autoridades aprovecharon lo ocurrido para arremeter contra la celebración.

"Me pregunto cómo se puede permanecer impasible frente a expresiones de colonialismo cultural y de racismo como esta. ¿Ingenuidad? Si esto no nos duele, no nos preocupa, no nos indigna, no nos moviliza, ¿cómo sentirnos dignos, hombres y mujeres de bien, revolucionarios, patriotas?", cuestionó en ese momento Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura.

El diario oficial Granma calificó lo ocurrido como "absolutamente inadmisible" y pidió llevar al terreno penal el suceso. "Mucho más inadmisible, la pasividad y la permisividad que arroparon el acto. No se puede ignorar que las manifestaciones racistas son punibles en la legislación penal cubana. Hay que ir más allá de lo anecdótico, aun cuando, insisto, está por ver la respuesta institucional y legal ante el hecho", escribió el periodista oficialista Pedro de la Hoz.

En esa misma fecha el régimen prohibió una actividad organizada en la Casa de la Cultura de Guáimaro, en Camagüey, para festejar Halloween. El público se quedó con los disfraces puestos.

"Otra vez intentan poner obstáculos a la consecución de un evento netamente cultural, lúdico, de entretenimiento sano, creado, generado por y para los jóvenes en esta ciudad. En una ciudad donde, dicho sea de paso, no abundan realmente opciones para ese sector poblacional", cuestionó entonces la propia Dirección Municipal de Cultura en sus redes sociales.