El opositor José Díaz Silva, quien estuvo confinado diez meses en el Combinado del Este de La Habana y llegó a Miami el pasado sábado con una visa humanitaria, dijo a la agencia de prensa Efe que "ese régimen ya pasó los límites del abuso y torturas" y que no espera "nada bueno" para 2023 en materia de derechos humanos.
"Dejé más de 60 presos políticos en el Combinado", dijo Díaz Silva, de 62 años y líder del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR), fundado en 2002 y actualmente con unos 48 miembros en prisión, según detalló.
Díaz Silva arribó a EEUU junto a su esposa, Lourdes Esquivel, miembro de las Damas de Blanco.
"Tengo 62 años, no tenemos nada para vanagloriarnos, ni un parque bonito. El principal delincuente es la policía, apoyada por jueces y tribunales. Hambre, miseria y sufrimiento es lo que hay en Cuba en estos momentos", señaló, y pidió "a la comunidad internacional" que interceda por la situación de las presas políticas, algunas de ellas madres de menores de edad.
Díaz Silva, padre de dos refugiados políticos que, según dice, "tuvieron que abandonar Cuba" anteriormente, José y Ernesto Díaz Esquivel, de 42 y 35 años, respectivamente, asegura que el Gobierno cubano lo encarceló para, de esa manera, obligarlo a abandonar el país.
"Es lo que están haciendo. Nos tienen ahí como vía de intercambio. Espero que
Estados Unidos no se preste para ese engaño", señaló desde Fort Myers, en la costa oeste de Florida.
"Tengo 62 años, me iba a morir allí, pero ellos (el Gobierno) me obligaron a abandonar el país, a un hombre que no cometió delitos. Esos jueces y fiscales tienen que ser condenados por la comunidad internacional", denunció el opositor, al que la Fiscalía había pedido 14 años de cárcel.
El expreso político explicó que la intención del Gobierno cubano era sacarlo vía Nicaragua o Europa, pero él se negó, hasta que EEUU le concedió la visa humanitaria para reunirse con sus hijos en el sur de la Florida.
"Me resistía evitando la confrontación, Lo que buscaban era que tuviera algún problema con un oficial para acusarme de desacato. Si no moría en prisión, me iban a matar. Ellos mismos me lo dijeron", precisó.
Díaz Silva resaltó que no alberga esperanza alguna para el próximo año.
"No hay esperanza, ninguna. En el 2004 caí preso con mis dos hijos y tenía la esperanza y mira, estamos a finales de 2022 y nada. Se fue un tirano pero hay otro", dijo.
Díaz Silva pide "a la comunidad internacional" que interceda por la situación de presas políticas y cita el caso de Lizandra Góngora, madre de cinco niños, que se encuentra en la prisión de El Guatao.
"Eso es criminal. Hay que condenar eso. Tener una mujer presa así es criminal. Pero me siento contento de poder denunciar. Estamos haciendo una obra con cada denuncia, por las familias de los presos y por los mismos presos", dijo a Efe.