La Organización Mundial de la Salud declaró el miércoles que el surgimiento del coronavirus constituye una pandemia, expresando consternación por el creciente número de infecciones por todo el mundo.
La OMS “está profundamente consternada por los niveles alarmantes de propagación y severidad” de la enfermedad, declaró el director de la agencia Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Lee también Coronavirus: Cuba arrecia medidas de control en prisiones y prepara hospitales militaresAñadió que hay preocupación también “por los alarmantes niveles de inacción” en la crisis.
“Por lo tanto, hemos llegado a la conclusión de que el COVID-19 puede ser caracterizado como una pandemia", señaló el funcionario en conferencia de prensa en Ginebra.
“Todos los países están a tiempo de cambiar el curso de esta pandemia. Hay que detectar, aplicar la prueba, tratar, aislar, rastrear y movilizar a la gente como respuesta", indicó.
Lee también Paciente de coronavirus en Australia estuvo de visita en CubaLos crecientes focos de infección del nuevo coronavirus están provocando recelo, en medio de un brote que ha trastocado la vida cotidiana y reformulado desde la campaña presidencial de Estados Unidos a los viajes del papa Francisco.
En Estados Unidos, los casos superaron el millar y los brotes en ambas costas aumentaban la preocupación. En Europa, una Italia cada vez más blindada contabilizaba más de 10.000 infecciones y registraba un aumento de las muertes entre su población anciana.
“Ahora mismo, el epicentro -la nueva China- es Europa”, dijo Robert Redfield, responsable de los Centros estadounidenses de Control y Prevención de Enfermedades.
El habitual bullicio de Roma se vio reducido a un susurro después de que los 62 millones de habitantes de Italia recibieran instrucciones de quedarse en casa. Aunque comercios, cafeterías y restaurantes seguían abiertos, en todo el país la policía vigilaba que los clientes se mantuvieran a un metro (3 pies) de distancia y algunos negocios cerraran a las 18:00.
Las autoridades informaron de 631 muertos en Italia por COVID-19, la enfermedad que provoca el virus, tras las 168 muertes registradas el martes. La crisis sanitaria estaba asestando un duro golpe a la economía del país, la tercera más grande de los 19 países que utilizan el euro, y amenazaba con llevar inestabilidad a todo el planeta.
Los mercados asiáticos cayeron el miércoles pese a las ganancias en Wall Street el día anterior. Los inversionistas parecieron alentados por las promesas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre un paquete de ayudas para compensar el impacto económico del brote. Los gobiernos de varios países en Asia y otras regiones anunciaron fondos de estímulo de miles de millones de dólares, como los planes anunciados en Japón el martes y en Australia el miércoles.
“Los inversionistas siguen preocupados de que esos paquetes de estímulos fiscales puedan no contener el brote del virus y mitigar el impacto en la economía”, dijo Louis Wong, de Philip Capital Management.
Para la mayoría, el nuevo virus solo causa síntomas leves o moderados como fiebre y tos. Pero para unos pocos, especialmente ancianos y personas con problemas médicos previos, puede causar complicaciones más graves como la neumonía. Más de 119.000 personas se han infectado en todo el mundo y unas 4.200 han muerto.
El virus ha afectado a los viajes, cerrado escuelas e interrumpido procesos de manufactura en todo el mundo.
El representante del Vaticano ante Timor Oriental indicó el miércoles que la visita del papa Francisco, esperada pero no confirmada oficialmente, no se celebraría este año.
La audiencia pública semanal de Francisco, normalmente un acto jovial que llena la Plaza de San Pedro el auditorio del Vaticano con decenas de miles de personas, se celebró este miércoles en la privacidad de su biblioteca, emitida a través de internet. Ciudad del Vaticano siguió las medidas de precaución italianas, que dejaron la plaza vacía.
En Estados Unidos se vincularon docenas de casos con una conferencia en Boston y líderes de varios estados anunciaron prohibiciones a grandes eventos. Universidades de todo el país vaciaron sus aulas para impartir clases por internet. La incertidumbre rodeaba la próxima apertura de la temporada de béisbol, así como los campeonatos de baloncesto universitario. Incluso los conocidos buffets de Las Vegas se vieron afectados, ya que varios de los grandes casinos cerraron los suyos como precaución.
El gobernador de Nueva York indicó que la Guardia Nacional limpiaría espacios públicos y repartiría comida en un suburbio donde se han disparado los contagios. En el estado de Washington, donde una residencia de ancianos cercana a Seattle estaba en el centro de un foco de infección, las autoridades dijeron que el virus se había extendido a al menos otros 10 centros residenciales. En California, miles de pasajeros nerviosos seguían atrapados a bordo de un crucero, esperando a su turno para desembarcar y comenzar sus cuarentenas.
Dos hombres que aspiraban a la presidencia de Estados Unidos cancelaron de forma repentina sus mítines del martes y abrieron la puerta a que otros actos de campaña se vieran afectados. La campaña de Trump insistió en que continuaría con normalidad, aunque el vicepresidente, Mike Pence, admitió que los nuevos mítines se estudiarían “día a día”.
Todo apuntaba a que el brote avanzaba hacia el oeste. En China, donde se detectó por primera vez, las autoridades dijeron haber encontrado solo 24 casos nuevos el miércoles.
En un cambio de tendencia, China estaba identificando casos llegados desde el extranjero. En Beijing, la capital, todos los nuevos contagios documentados el miércoles llegaron de fuera, cinco de Italia y uno de Estados Unidos.
La provincia más afectada por el virus indicó que negocios de manufactura, procesamiento de alimentos y otros sectores considerados esenciales para la economía nacional o cubrir necesidades básicas podían reanudar su actividad.
En Corea del Sur, el otro gran núcleo del brote en Asia, también mejoraron las cifras con 242 casos nuevos anunciados el miércoles. Sin embargo, un nuevo grupo de casos relacionado con un centro de llamadas en una de las zonas más bulliciosas de la capital, Seúl, hizo sonar las alarmas.