Los países miembros de la OEA se reunirán la tarde del martes para discutir la aguda crisis política y económica que atraviesa Venezuela, un encuentro que podría aumentar la presión regional sobre el gobierno socialista de Nicolás Maduro.
A solicitud de 18 países, el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó a una reunión para "considerar la situación" de Venezuela, luego de que su secretario general exigiera elecciones y la liberación de presos políticos para evitar su suspensión del organismo.
Pero desde que Luis Almagro pidiera la sanción sobre el país petrolero, 14 de los miembros del mayor organismo regional -incluidos Estados Unidos y Canadá- aseguraron que la propuesta del ex canciller uruguayo era extrema y que antes deberían agotarse todos los esfuerzos diplomáticos.
Por eso no se espera que la reunión en Washington produzca resultados contundentes. De todos modos, el gobierno de Maduro pidió enérgicamente que no se realizara el debate.
"La República Bolivariana de Venezuela se ha dirigido al presidente del Consejo Permanente para solicitar la suspensiónde la sesión convocada (...) sin contar con el consentimiento debido del Gobierno venezolano, tal como está contemplado en las normas", dijo el lunes la cancillería venezolana en un comunicado.
"Hay un curso de acoso contra Venezuela dirigido por los Estados Unidos de Norteamérica a través del ocupante de la Secretaría General de la OEA, Luis Almagro, y un grupo de países que ha conformado una facción minoritaria y ha fomentado un ambiente internacional pernicioso sobre Venezuela", agregó.
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El presidente venezolano Nicolás Maduro aseguró este lunes que no le perturban "las estupideces" del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien impulsa la aplicación de la Carta Democrática Interamericana a Venezuela.
"A mí no me quita el sueño ni me perturban un segundo las estupideces de Almagro en la OEA; para mí es un payaso, una basura sideral, que será olvidado y despreciado por los tiempos", dijo el mandatario en la clausura de una feria económica.
"La reciente reconfiguración del panorama político latinoamericano significa que los esfuerzos para hacer frente a la crisis (venezolana) gozan de un impulso creciente", dijo Nicholas Watson, de la consultora Teneo Intelligence, aludiendo a la llegada al poder de gobiernos de centro o centroderecha en Sudamérica.
"Sin embargo, la sesión probablemente no cambiará nada, aunque ayudará a aumentar la presión regional contra Maduro y evitará un giro total hacia el autoritarismo absoluto", agregó.
En octubre, el árbitro electoral suspendió la convocatoria a un referéndum revocatorio del mandato de Maduro, enterrando la posibilidad de reemplazarlo antes de que finalice su periodo a principios del 2019, como quería la oposición.
Sus adversarios acusan a Maduro de ser el principal responsable de la crisis en su país -que sufre la inflación más alta del mundo, recesión económica y escasez- pero el mandatario asegura que los culpables son los bajos precios del crudo y sus opositores, que libran una "guerra económica" contra Venezuela.
La oposición venezolana y diversas organizaciones han denunciado que el gobierno de Maduro se ha convertido en una dictadura que apresa a sus opositores y que se ha negado a recibir donaciones de alimentos y medicinas escasos en el país.
Sin embargo, no ha sido sino hasta las últimas semanas en que los países de América han endurecido su posición contra la administración del sucesor del fallecido Hugo Chávez.
El jueves, 14 de los estados miembros de la OEA pidieron a Maduro que celebrara elecciones, liberara a presos políticos y reconociera a la Asamblea Nacional, controlada por la oposición. Un día más tarde, la postura contra su Gobierno ganó adeptos luego de que 18 países solicitaran la reunión del martes.
Para que Venezuela quede suspendida del organismo, dos tercios de las 34 naciones que integran la OEA deben votar a favor de la medida que acarrearía no sólo un aislamiento político, sino un cese del financiamiento multilateral.
Pero el gobierno de Maduro ha recibido la simpatía de gran parte de los países del Caribe y Centroamérica, a los que apoya con crudo en condiciones preferenciales, y de aliados izquierdistas como Bolivia y Ecuador.
Caracas acusa a la OEA de ser un brazo de Washington en Latinoamérica. Una postura compartida por Cuba que, en plena Guerra Fría, fue suspendido de la OEA.
Más recientemente, Honduras fue suspendida brevemente de la OEA en el 2009 tras un golpe de Estado contra el entonces presidente, Manuel Zelaya.