Omara Ruiz Urquiola, quien viajó hace tres días desde La Habana a Miami con visa humanitaria para ser atendida médicamente, conversó en exclusiva con Martí Noticias sobre la odisea a la que debe enfrentarse un paciente cáncer en su país.
“Es terrible el tema de un paciente oncológico en Cuba”, dijo la hermana del científico Ariel Ruiz Urquiola, condenado a un año de privación de libertad por el supuesto delito de “desacato” y actualmente bajo “licencia extrapenal”.
Cuando fue diagnosticada con cáncer de seno, los médicos en la isla le pronosticaron sólo unos meses de vida. Pero su hermano, doctor en Ciencias Biológicas, se dio cuenta que para salvarla “tenía que tomar las riendas” de su tratamiento y desde entonces se convirtió en su médico de cabecera.
En más de 10 años, “las irregularidades han sido tremendas, y todas están perfectamente documentadas, y todas las vamos a denunciar, porque ya estoy harta. Tengo marcas en mi cuerpo del último de esos desastres”, manifestó la joven.
Hacer la denuncia es la manera que tiene de “exponer al mal llamado sistema de Salud Pública cubano, y de proteger a otras mujeres que desafortunadamente no tienen a un hermano con la capacidad científica e investigativa del mío”.
Lamentó que la mayoría de quienes padecen esta enfermedad, no poseen “los enlaces a nivel científico” que su hermano ha podido hacer, ni “el relacionamiento que él tiene, que le permite buscar la información sobre los últimos medicamentos, rastrearlos, luchar por ellos”.
“A mí se me han ido muchas mujeres de al lado, que han compartido espacio en el hospital conmigo, que hemos sido amigas. ¿Quién lucha por ellas? Ese cargo de consciencia siempre lo hemos tenido”.
En Estados Unidos se someterá a un PET CT (Tomografía computarizada por emisión de positrones) que necesita periódicamente como parte de su tratamiento contra un cáncer de mama que padece desde 2005 y que, por falta de la atención requerida, se le ha extendido a la piel. Pero insistió en que ha venido con otro objetivo que dice ser “un profundo compromiso con las pacientes que están en Cuba”.
“Queremos exponer mi caso, que es el que tenemos bien documentado, ante la OMS (Organización Mundial de la Salud), y la OPS (Organización Panamericana de la Salud). Estas instituciones, aunque sabemos que tienen cierto contubernio con las autoridades de Salud cubanas y con las altas instancias del gobierno cubano, van a tener que dar una respuesta. Al menos no van a poder virar la cara a lo que nosotros vamos a exponer, porque tenemos científicamente documentado mi caso”.
Sobre las pacientes que están “desamparadas” en la isla, indicó las autoridades de la OMS y la OPS “les tocará pedir las historias clínicas de esas mujeres”.
Pero adelantó que cuando lo hagan, no van a tener la información correcta: “Van a alterar los datos, van a alterar las estadísticas, no les van a dar todas las historias. Las historias que les den van a ser historias sesgadas, va a haber facultativos que se van a prestar para el fraude con esas historias médicas”.
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La cubana condenó que cuando estas “autoridades internacionales” visitan los hospitales de su país, lo hacen “acompañadas de la enfermera y de un médico, que por lo general tiene un alto cargo”.
“¿A esa hora qué vas a decir? Lo que te pregunten, todo va a estar bien”, advirtió la profesora de Historia del Diseño y de Cultura Cubana, y subrayó que las pacientes mienten al decir que la “atención es excelente y que no faltan los medicamentos” porque “sencillamente tienen miedo” y que “estas autoridades saben perfectamente que este proceder no es el correcto, que no pueden entrevistar a un paciente delante de los médicos que lo tratan, delante de las autoridades del hospital. Si lo hacen, ellos también están siendo violatorios de lo que está establecido. Ellos están siendo cómplices de esa impunidad”.
Aseguró que para ella “ya llegó la hora de hacer algo frente a ese cargo de consciencia. Nos han llevado al extremo. Somos sociedad civil, no somos opositores políticos, pero sí vamos a denunciar hasta las últimas consecuencias los desmanes de ese mal llamado sistema de salud. Y ellos van a tener ahora que enfrentar, el abandonar, el desasir a estas mujeres con cáncer”.
Está convencida que a partir de su denuncia, quienes tienen la responsabilidad de la atención a las pacientes de cáncer en la isla, “van a tener que ser mucho más cuidadosos a la hora de ser tan pérfidos, en el momento de dar por perdida la vida mujeres, que en su mayoría son jóvenes, porque básicamente el tipo de cáncer que yo desarrollo se expresa en mujeres entre los 35 y los 45 años. Tienen hijos chiquitos la mayoría, son profesionales muchas de ellas. En definitiva son mujeres, son seres humanos”.
“Ahora vamos a ir justamente a dar en la diana, porque tenemos además el caso documentado, tenemos la posibilidad, sabemos cómo hacerlo. Se acabó la impunidad con respecto al cáncer de mama en Cuba, que tiene que ver con la carencia de medicamentos y que tiene que ver con el actuar pérfido del sistema cubano”, concluyó.