El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su contraparte brasileña, Dilma Rousseff, buscaron proyectar a sus países como "socios naturales" que colaboran de cerca en asuntos críticos como el cambio climático y la diplomacia regional.
Ambos pasaron por alto las recientes tensiones sobre espionaje, que habían dañado la relación entre sus respectivos países. Durante una conferencia conjunta en la Casa Blanca, Obama elogió a Brasil como una potencia mundial, cuya relación con Estados Unidos es fundamental en las relaciones con América Latina.
El presidente dijo que Brasil es un "socio absolutamente indispensable" en sus esfuerzos para promover la seguridad y los intereses de Estados Unidos alrededor del mundo.
"Confío completamente en ella", dijo Obama de su contraparte. "Ningún país tiene intereses idénticos. Siempre habrá fricciones".
Rousseff dijo que la relación entre países estaba en "trayectoria ascendente" y dijo que sus pláticas con Obama fueron fructíferas. Reconoció que había cancelado un viaje previo a Washington en respuesta directa a las acusaciones de espionaje, pero aclaró que las cosas han cambiado desde entonces.
"El cambio se debe, en parte, al hecho de que el presidente Obama y el gobierno de Estados Unidos han asegurado en varias ocasiones que ya no se involucrarán en actos invasivos de espionaje a naciones amigas", indicó Rousseff. Aseguró que dijo a Obama que si necesitaba información de Brasil que no estaba a disposición pública que simplemente levante el teléfono y le llame.
"Creo en el presidente Obama", puntualizó.
Hace no mucho tiempo, la mandataria de Brasil estaba indignada luego de que Edward Snowden filtrara documentos de la Agencia de Seguridad Nacional que demostraban que Estados Unidos había monitoreado sus comunicaciones. Las filtraciones también dejaban entrever que la NSA tenía como objetivo la paraestatal petrolera de Brasil, Petrobras.
Obama, el vicepresidente Joe Biden y otros altos funcionarios han pasado los últimos dos años intentando reparar el daño a la relación provocado por esas revelaciones. El martes, Obama y Rousseff no dejaban de sonreír, intercambiando bromas y apuestas sobre los Juegos Olímpicos de 2016 a realizarse en Rio de Janeiro.
Además, con la visita de Rousseff, Brasil se comprometió el martes a atacar la deforestación ilegal y expandir el uso de energía renovable, mientras ambas naciones trabajan de cara a un extenso tratado de cambio climático global.
El anuncio de Brasil se quedó corto de comprometerse a reducir a la deforestación a cero, como lo han pedido muchos ambientalistas. Sin embargo, la promesa ofreció las primeras muestras de cómo Brasil intenta reducir sus emisiones como parte de ese tratado. La gran mayoría de las emisiones de gases tipo invernadero provienen de la destrucción de la selva del Amazonas.