Nadie puede decir que el Presidente Barack Obama presidente guerrerista – todo lo contrario.
En el 2009, cuando todavía no había cumplido un año como Presidente de los Estados Unidos, Obama fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. En ese instante le reconocieron su dedicación a buscar la paz por medio de las negociaciones; por considerar la guerra como un último recurso.
Muchos lo han criticado por ser demasiado cauteloso. Dicen que no cumplió su palabra al prometer que si Siria usaba armas químicas esa era una línea roja que él no permitiría pasar en forma desapercibida. Obama no fue a la guerra en aquel instante, pero logró con el apoyo de los rusos que Siria destruyera sus armas químicas.
Para Obama, la guerra es un último recurso, no el primero como lo han hecho otros presidentes.
Hace pocas semanas cuando un periodista le preguntó si tenía alguna estrategia para combatir el creciente Estado Islámico (ISIS) en una enorme zona que abarca gran parte del norte de Siria e Irak, Obama dijo simplemente que todavía “no tenía una estrategia”.
De nuevo llovieron las críticas.
Pero Obama reaccionó con cautela y moderación. Cuando un encapuchado de ISIS decapitó a dos periodistas americanos - James Foley y Steven Sotoloff – Obama reaccionó a la par que el pueblo norteamericano.
Pero no actuó en forma impetuosa ante la barbarie de estos terroristas. Obama y su Secretario de Estado John Kerry buscaron el apoyo de países árabes en la región. Estados Unidos comenzó una campaña aérea en contra de las fuerzas de ISIS. Pero lo hicieron con el apoyo de al menos cinco países árabes – Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos, Jordania, Barhrain y Qatar. Y lograron que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) aprobara unánimemente una resolución en contra de ISIS.
El Premio Nobel de la Paz otorgado a Obama le ha dado la credibilidad para poder crear esta coalición de países árabes y del resto del mundo y atacar en conjunto a estos fanáticos que quieren crear un estado Islámico radical que pone en peligro a Irak y Siria.
Desde un principio el Presidente dijo que soldados americanos no irían a la guerra; que su propósito era degradar las fuerzas de ISIS. Los ataques aéreos de Estados Unidos y de sus aliados árabes son precisos. Bombardearon ocho mini refinerías de petróleo que proveen el dinero que los líderes de ISIS usan para armar a un ejército de más de 30,000 soldados. También eliminan a grupos de tropas de ISIS que usan el equipo bélico obtenido de sus victorias contra un ejército Irakí que han huido en forma despavorida en el frente de batalla.
También descubrieron a un nuevo grupo terrorista que planeaba atentados contra Estados Unidos y bombardearon su centro de comando. El grupo llamado Khorasan, está vinculado con Al Qaeda y lidereado por una persona que estuvo muy cerca de Osama Bin Laden.
En un discurso ante la Asamblea General de la ONU el miércoles pasado, Obama detalló su estrategia.
Dijo en forma clara que los estados árabes de origen sunita no podían permitir que esta violencia terrorista creciera en su seno. Criticó la hipocresía de estos países árabes que “permiten la massacre de civiles, el rapto de jovencitas, y decapitar” a periodistas, turistas y personas que trabajan para mejorar la vida de los pobres de la región.
Obama no dio los nombres de estos países con una doble agenda, porque dijo que todo el mundo sabe quien se refería - Arabia Saudita, y Qatar, entre otros - que con sus riqueza petrolera ayudan a financiar a estos movimientos terroristas.
“No hay Dios que apruebe estos actos de terrorismo. No hay nada que pueda justificar lo que hacen. No se puede pensar en forma racional ni se puede negociar con estos” mercaderes del mal.
Algunos vieron nuevamente la imagen de Bush declarándole la guerra a Irak – la carátula de la revista británica Economist puso la cara de Obama encima de una vieja foto de Bush preparándose para la guerra en Irak.
Pero Obama no es Bush. El ha dicho en múltiples ocasiones y en diversas formas que él no cree que los Estados Unidos deben invadir con su ejército y pelear contra las fuerzas del ISIS. El ha explicado que esta es una guerra en la cual un grupo sunita trata de crear un Califato gobernado por creyentes en la ley sharía. Para decirlo en una forma sencilla – es una guerra entre diversas vertientes musulmanas en la zona.
El presidente ha obtenido el respaldo del pueblo americano para su política; ha conseguido que el Congreso le diera el dinero necesario para entrenar con la ayuda de Arabia Saudita a cinco mil soldados de la resistencia siria.
Obama ha dicho que esta no va a ser una guerra corta en la cual se puede cantar victoria con facilidad. Ha explicado que esto va a durar años pues es una pelea en la cual el nuevo gobierno Irak tiene que darle cabida en su seno a las tres grandes sectas musulmanas que conviven en el país – sunis, shiitas y kurdistanos.
El presidente va a tener que mantenerse firme ante la presión de políticos americanos que urgen que Estados Unidos vuelva a mandar miles de tropas a Irak y que derroten a los terroristas de ISIS allá en el norte de Siria e Irak antes de que estos puedan atacar a los americanos en su propio país.
No va a ser fácil, pero Obama no cede ante este tipo de presiones.