La adaptación al sistema escolar estadounidense es un desafío complejo para los adolescentes cubanos recién llegados a Louisville, estado de Kentucky, en el centro norte de Estados Unidos, donde el español no es predominante.
En esta ciudad, donde se han asentado decenas de miles de cubanos, los jóvenes inmigrantes se enfrentan por primera vez al fenómeno del multiculturalismo, a la educación bilingüe, y asumen el reto de la adaptación e inserción en el sistema escolar estadounidense, lejos del entorno hispanohablante que predomina en otros sitios del país. No es lo mismo llegar a Hialeah que a Louisville.
En la escuela Newcomer Academy los adolescentes cubanos han encontrado un refugio que cuenta con un sólido sistema de enseñanza del inglés como segunda lengua, el programa ESL, (English as a Second Language).
“La adaptación es un poco difícil, tu vida cambia por completo. Tienes que aprender a encontrarte, saber qué es lo que quieres. Yo ando en ese proceso todavía y hace más de un año que llegué a Louisville”, indicó Lagne Claro, de Antillas, Holguín.
Es la primera vez desde que llegaron de Cuba que se sientan frente a un maestro. Muchos han estado meses apartados de las aulas mientras realizaban la travesía irregular para llegar a los Estados Unidos. Es decisión de sus padres o tutores que los recién llegados permanezcan en el plantel, por lo menos seis meses, antes asistir a la escuela regular.
Eilein Venegas hace dos semanas que comenzó en el plantel, que tiene una matrícula de 720 alumnos de 30 países, de los cuales 213 son de origen cubano.
“Ha sido un cambio brusco y lo más difícil es el idioma, pero voy avanzando. Por lo demás, los compañeros de clase me han acogido muy bien y los maestros me ayudan mucho”, dijo la chica de 16 años oriunda de Camagüey y que salió de Cuba en diciembre vía Nicaragua con su madre y su hermano.
La Newcomer Academy cuenta con un cuerpo docente diverso, incluyendo a diez maestros nacidos en Cuba, quienes se encargan de superar las barreras lingüísticas y culturales para los estudiantes desde el sexto al duodécimo grado, sin descuidar sus raíces.
Muchos de estos educadores consultados por Martí Noticias explicaron que en los primeros días de asistencia los alumnos apenas si pronuncian una palabra, en muchos casos, denotan temor a expresarse.
Gwen Snow, directora de la institución escolar reconoce la importancia de los estudiantes cubanos en la comunidad educativa: "Más del 28 por ciento de los estudiantes son de Cuba. Sabemos que la situación es muy difícil actualmente en la isla y esperamos que nuestros estudiantes puedan contribuir al cambio en el futuro y mantener el legado de los cubanos en Louisville".
Frank Moreno, uno de los profesores de esa academia, dijo que es importante brindar apoyo emocional a sus jóvenes compatriotas.
"Tengo el beneplácito de estos muchachos cubanos, principalmente, que trato como hijos propios. Además de clases, les damos el calor familiar que, por ausencia, no pueden recibir de sus seres queridos", expresó.
"Parte el alma", según sus palabras, tener que lidiar con los traumas que trae cada uno de sus alumnos y ese sentimiento de dolor o aflicción que se siente cuando se está lejos de la familia y se ha dejado todo atrás para comenzar una nueva vida en otro país.
Consultada por Martí Noticias, la psicóloga Rocío Tello, graduada de la Universidad de La Habana y residente en Miami, resaltó que la reubicación puede ser un desafío para los adolescentes cubanos, pero también una oportunidad de crecimiento.
“Dejan atrás su cultura, escuela y amigos. Esto parece fácil sobre el papel, pero a medida que navegan por estos cambios, aparecerán desafíos que los niños reubicados deberán superar”, dijo la especialista.
Por otro lado, agregó que a medida que los niños se adapten a su nuevo entorno y adquieran y desarrollen nuevas habilidades que les ayudarán a navegar por su nueva vida, también desarrollarán confianza en sí mismos y consolidarán su autoestima.
“Ya sea aprendiendo un nuevo idioma, mejorando su rendimiento académico o simplemente desenvolviéndose en la vida de su nuevo entorno, estos logros aumentan la confianza en sí mismos y les ayudan a tener una salud mental y un bienestar positivos”, acotó la psicóloga.
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La emigración es un drama humano, un camino de luces y sombras, pero al final, el terruño es lo de cada quien y en el caso de estos adolescentes en medio del proceso de integración a una nueva cultura, Cuba es difícil de olvidar.
“Yo amo a mi país, una cosa es el gobierno y otra el país. Yo estoy muy orgullosa de ser cubana”, dijo Lagne que es parte de un selecto grupo de estudiantes que llaman embajadores de Newcomer Academy.
Estados Unidos reconoce el derecho a la educación para todos, independientemente de la situación migratoria, raza u origen étnico.
La cubana Hayla García está aprovechando el nuevo sistema educativo y las múltiples oportunidades que representa. Según dijo a Martí Noticias la joven aspirante a periodista, su postura es enfrentar el desafío con determinación y esperanza en el futuro.
Ella es de esas chicas despiertas, muy despiertas, que, según confiesa, le gusta expresarse y decir lo que piensa, le atraen las redes sociales y la mercadotecnia.
“Tengo muchas opciones en la cabeza porque además del Periodismo me gusta la Estomatología. Pero me debo graduar este año de la enseñanza media y tengo que tener clara las ideas de lo que quiero ejercer”, dijo la jovencita de Jagüey Grande, en Matanzas.
Coincide con sus compañeros de escuela al confesar que, aunque el ambiente ha sido acogedor y respetuoso, un lugar donde estudiantes inmigrantes pueden sentirse valorados y aceptados, la adaptación es un proceso largo y difícil.
“En casa estoy sola porque mis padres trabajan. En Cuba tu salías y estaban mis amigos en la calle. Aquí cada cual tiene su vida independiente, es difícil”, dijo Hayla. “Yo amo a mi país a pesar de lo que estamos pasando y todos sus problemas”.
La inmersión en nuevas culturas, aunque desafiante, amplía horizontes y fomenta la adaptabilidad, como destaca la psicóloga Tello.
"Un niño expuesto a nuevas culturas no sólo obtendrá las habilidades necesarias para prosperar en un mundo multicultural, sino que también prosperará en cualquier entorno", agrega la experta.
Precisamente sobre ese potencial se levantan las aspiraciones de Luis Ernesto Bartute, quien confía en que su desempeño como segunda base lo llevará a la pelota profesional en Estados Unidos.
En tono triunfalista, el joven recordó que gracias a su oportuna salida de Cuba se salvó del reclutamiento para el Servicio Militar.
“Una semana después de irme fueron los militares a mi casa a buscarme”, afirmó sonriente el chico de 19 años que aún batalla por la adaptación a la nueva cultura e idioma.
Fueron semanas sin entender lo que se hablaba, sin saber qué hacer y cómo actuar, confesó. “Me quedaba paralizado y entonces con pena, no sabía que me decían y tenía que preguntar a los que hablaban español. Muy difícil”.
El oriundo de Holguín aseguró que aún cuando ha transcurrido más de un año de su llegada a los Estados Unidos, la añoranza por su tierra ocupa un lugar especial en su corazón.
“Esa es mi cubita, tengo parte de mi familia allá, y siempre queda el recuerdo de estar en la esquina, de ir a jugar. Aunque pase el tiempo, vengan cosas y experiencias nuevas, siempre el recuerdo está presente”, comentó Luis que no niega haber experimentado, en ocasiones, deseos de regresar.
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