Las autoridades de la prisión Mar Verde, de Santiago de Cuba, prohibieron el martes la visita conyugal reglamentaria al líder opositor José Daniel Ferrer.
“Me trasladé hacia la prisión de Mar Verde que tocaba por reglamento visita matrimonial con mi esposo. El día anterior había recibido una llamada del represor de la policía política que se hace llamar Julio Fonseca, el cual me confirmaba que la visita se daría y que debía estar a las ocho y media en la prisión”, relató su esposa Nelva Ismaray Ortega.
“Desde esa hora hasta aproximadamente las ocho de la noche estuve plantada y al igual que la visita familiar me negaron también esta visita, a pesar que mandé a decir muchas veces que me mantenía allí exigiendo derechos que nos están violando”, dijo.
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El 5 de abril, día señalado para la visita familiar al opositor encarcelado, el jefe de Orden Interior, Mayor Ortiz, negó que Ortega y dos de los hijos de Ferrer pudieran verlo. Solo aceptó la “jaba” de alimentos.
José Daniel Ferrer fue condenado a 25 años durante la Primavera Negra de 2003 y arrestado durante las manifestaciones del 11 de julio de 2021 en Santiago de Cuba. Por sumarse a las protestas, el Tribunal Municipal santiaguero lo sentenció a cuatro años y 14 días, porque no cumplió "los requisitos de limitación de libertad" establecidos en una sanción anterior.
“Solamente en dos ocasiones pude ver al jefe de Orden Interior Mayor Ortiz, primero cerca de las 10 de la mañana en el mismo local de visitas en el área militar y luego pasadas las 5 de la tarde afuera de la prisión y en ambas solamente recibí negativas”, indicó Ortega.
Desde el 6 de marzo, Ferrer, coordinador general de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), tres veces prisionero político de conciencia, no tiene acceso a llamadas telefónicas y solo se le ha permitido la visita del arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, el 17 de marzo.
“La dictadura Castro comunista de Díaz-Canel no le ha dado a mi esposo derecho a las llamadas telefónicas, violando no solamente ese derecho por el cual mi esposo nos dijo que se mantendría realizando acciones de protesta pacífica, sino también en estos momentos las visitas reglamentarias”, señaló la mujer.
“Desde el día 17 al que le vio el arzobispo, nadie más ha visto a mi esposo. Nosotros tememos por la vida de él. Por lo que seguiremos exigiendo fe de vida. Así como su libertad inmediata e incondicional porque es inocente”, recalcó.
El centro de asesoramiento legal Cubalex ha calificado la incomunicación obligada de Ferrer con su familia como "un trato cruel e inhumano del Estado cubano contra las personas detenidas".
Según explica la organización, "la ausencia de control judicial" a la hora de la detención "ha permitido el uso de prácticas institucionalizadas como el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva".