Indiscutiblemente, los equipos deportivos con más presupuesto tienen ventajas respecto a los que tienen menos. No se puede negar que la victoria en el deporte se acerca más a los que llevan mejor cartera. Sin embargo, hay que estar atento, el exceso de fondos puede traer la comodidad, y una vez establecida, el esfuerzo, y las nuevas estrategias se bloquean en la mente.
Este es el caso de los Mets de New York, quienes, a pesar de ser el equipo con la nómina más cara en las Grandes Ligas, aparecen en el puesto 18 en la tabla general.
El tema tiene mucha tela por donde cortar, pero hoy solo quiero comentar sobre el departamento más importante en el béisbol, el pitcheo.
Se dice que el staff de lanzadores ocupa el 70 por ciento de influencias en la victoria o en la derrota y esta afirmación la tienen bien clara los dirigentes de los Metropolitanos. Su presupuesto gastado en esta área es el mayor de toda la Gran Carpa con 123,089,413 de dólares.
Sin embargo, la mala suerte ha estado presente para el manager Buck Showalter, pues dos de sus primeros abridores participan intermitentes en lo que va de temporada. Max Scherzer y Justin Verlander, los hombres con mejores salarios anuales en Grandes Ligas, con 43,333,333 dólares, han permanecidos fuera del equipo, ya sea por lesiones o por suspensiones. También su cuarto iniciador, el colombiano José Quintana con papel de 13,000,000 de dólares está quebrado con problemas en las costillas y se espera que para Julio vuelva a pisar el terreno.
A menos de veinticuatro horas de comenzar el campeonato, Verlander fue reportado con distensión muscular leve en el lado derecho del cuerpo. Actualmente ya está recuperado y en dos partidos y 12 innings como abridor lanza para 2.25 de PCL, con 1 victoria y una derrota. El otro lanzador estrella de la nómina, Max Scherzer, tampoco ha podido arrancar estable. A finales de abril fue suspendido por diez juegos debido a uso de sustancias desconocidas en su mano. A su regreso fue rápidamente puesto en la lista de dañados por espasmos en el cuello. Scherzer ya está con el equipo, pero su promedio de carreras limpias de 4.88 con 3 victorias y 2 derrotas, refleja números alejados de lo que se espera.
Sumado a esto es preciso hablar de Edwin Diaz, el relevista mejor pagado del torneo con 19,650,000 de dólares. El boricua sufrió una herida en su rodilla derecha durante el Clásico Mundial y se verá imposibilitado de ayudar a la causa metropolitana por ocho meses.
Sin duda alguna estas condicionantes colaboran a la hora de justificar la mala actuación de los Mets en este comienzo. Pero también podemos analizar las cifras de otros abridores, los cuales sí están activos y su rendimiento no es el mejor con respecto a su salario.
El japonés Kodai Senga llegó esta temporada bajo un contrato de 15,000,000 dólares, ubicándose en el tercer mejor cobro de los iniciadores. El nipón acumula 4.14 PCL, 1.51 WHIP, promedios de embasados y 4 victorias y 2 derrotas.
El veterano Carlos Carrasco con presupuesto de 14,000,000 de dólares no muestra equilibrio en el box y en 3 salidas registra 8.56 PCL, 1.61 WHIP y 0 sonrisas y 2 descalabro.
Por último, aparece el derecho Tylor Megill. Pelotero de 28 primaveras que a pesar de sostener el menor contrato de los abridores con 750,000 es quien lanza con mejores dígitos.
Su PCL es de 4.02, 1.51 WHIP, para un total de 4 ganados y 2 perdidos.
Como podemos ver el presupuesto invertido en el departamento de pitcheo de los Mets no está siendo justificado. Son el team que más gasta y su PCL en general es de 4,69 ubicándose en el lugar 24.
En jugadores de cuadro son el segundo de mayor desembolso con 66,596,452 y en outfielder el cuarto con 56,416,666. El average ofensivo total del elenco es de 241 situándose en el lugar 16 de la tabla.
Indudablemente los Mets de Nueva York son el típico conjunto acostumbrado a competir desde el bolsillo. La relación entre su presupuesto anual y sus resultados no tienen nivelación y sería buena ocasión para estudiar estructuras administrativas exitosas como las de Tampa Bay Rays, los cuales ocupan el puesto 24 en gastos y aparecen en el primer lugar en victorias y derrotas con 31 y 11.
Teniendo en cuenta las lesiones no se explica como una franquicia con tanto dinero no esté apuntalada en mejores posiciones. A mi juicio, en los tiempos que corren, los enormes salarios asegurados traen consigo la pérdida del apetito del jugador. No es lo mismo medirse desde un sueldo bajo, pero en condiciones de mejorar que rivalizar desde una enorme cuenta bancaria en donde el jugador está más preocupado por cuidarse que por alcanzar la victoria.
A mi juicio, una estrategia efectiva para los Mets sería no pagar tanto en jugadores y sí en desplegar una gran cantidad de ojeadores profesionales, con buenos salarios, por todas las zonas beisboleras de Estados Unidos y el Caribe. De esta forma se asegurarían contratos menos costosos a peloteros que desde jóvenes puedan crear identidad con la franquicia.
Un jugador motivado por la camiseta vale doble y, sin duda, querrá mostrar todo el esfuerzo que lo ha llevado a integrar el equipo principal de la organización. Hay que recordar que los Mets no ganan un Serie Mundial desde 1968 y aunque en las últimas temporadas han llegado a los Play-Off, el elenco se ha visto desmotivado y frio a la hora de enfrentar la presión de la Post-Temporada. Algo muy típico en los equipos acostumbrados a pagar mucho y no explotar los pequeños detalles que hacen ganar los partidos importantes.