“Necesitamos soñar que la liberación es posible”, dice sacerdote a cubanos

Imagen tomada de la cuenta de Facebook del padre Alberto Reyes.

La llegada de 2024 en medio de una crisis sin precedentes para la mayor parte de los cubanos ha llevado al sacerdote católico Alberto Reyes a escribir una conmovedora reflexión en Facebook.

“He estado pensando en las apuestas para el año nuevo.
Por muy difícil que sea la situación personal y social, es frecuente tener al menos un resquicio de esperanza en “algo mejor” cada vez que se inicia un año”, escribe, y hace un recuento de las vicisitudes que la mayoría de los habitantes del país enfrentan diariamente.

“El 2023 ha sido duro, con un crescendo continuo no sólo en la dificultad de adquirir lo necesario para vivir, sino en la cantidad de emigrados y el desespero por emigrar y en la apatía del gobierno, que cada vez ignora más el día a día de este pueblo, mientras moviliza sus energías hacia el control y la represión”, señala el religioso.

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El padre Alberto Reyes se cuestiona las causas de la profunda separación entre los gobernantes y los gobernados, alegando que “nuestros gobernantes, o son ciegos, y no ven la realidad que los circunda; o son torpes, y ven, pero no entienden; o han permitido que entre en ellos la maldad, con lo cual, ven, entienden, son conscientes del sufrimiento de este pueblo, pero no les importa, y han elegido eternizarlo, asumiendo literalmente el esquema de esclavistas y esclavos”.

“Estamos solos, esa es nuestra realidad. Nos tenemos a nosotros mismos y a Dios, al cual no podemos mirar como el botón mágico que puede cambiar las cosas”, explica el sacerdote quien, a continuación, apunta a causas tan profundas, desde su punto de vista, como las decisiones que dieron origen al desesperanzador presente.

“Dios trabaja en equipo: alienta, fortalece, ilumina, da esperanza, pero no suple nuestra parte. Además, no olvidemos que fuimos nosotros los que nos metimos en esto, fuimos nosotros los que le dimos la espalda y nos vendimos a los ídolos, pero no tiene sentido lamentarse ahora. Sólo nos queda pedir perdón, volver el rosto a Dios y aprender, para que esto no vuelta a repetirse”, recuerda Reyes.

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El religioso se pregunta y responde, a la vez: “¿A dónde mirar, pues, en este año nuevo que empezamos? ¿Dónde poner nuestra apuesta? En nosotros, en lo mejor de nosotros”.

El sacerdote llama a la generosidad de quienes han logrado encontrar medios para sobrevivir, instándoles a no lucrar en medio de la miseria general, les pide sean generosos con los desvalidos porque, apunta, “podemos proponernos acompañar y tender la mano a aquellos que se han quedado solos, y a los que la ancianidad o la enfermedad han vuelto vulnerables”.

Reyes afirma que "el cambio no empieza con una manifestación, ni con una declaración pública". El religioso opina que "el cambio real empieza cuando el corazón decide dejar entrar el bien y el deseo de verdad y de justicia. El cambio real empieza cuando asumimos al otro como a un hermano, y tomamos la firme decisión de buscar para todos el bien y de no ser nunca cómplices del mal” y concluye rogando “Que este 2024 saque lo mejor de nuestra alma".

En otro post sobre "la necesidad de soñar", publicado este viernes en la red social, el religioso, abiertamente crítico con el régimen cubano, señaló: " El 2024 es la entrada para los cubanos en el año 65 de un camino que empezó con promesas de mejora y liberación y fue convirtiéndose poco a poco en un proceso de destrucción material y espiritual, en una búsqueda sistemática y planeada de disolución de los valores que hasta ese momento nos habían sostenido como pueblo: la fe, la familia, la verdad, la prosperidad que nace del esfuerzo y del trabajo honesto".

Agregó que "el primero de enero del 59 no fue el triunfo de la democracia y la libertad, sino el inicio de una cárcel nacional, el surgir lento pero continuo de cadenas que, como plantas rastreras, fueron enredándose en nuestros tobillos y en nuestras gargantas, mientras nos costaba trabajo darnos cuenta de que a través de un discurso “de los humildes y para los humildes”, nos estaban maniatando y asfixiando".

El sacerdote recuerda a los cubanos que, aunque han despertado de esa pesadilla, necesitan volver a soñar.

"Necesitamos soñar en un país sin adoctrinamiento, en una sociedad capaz de producir y compartir riquezas, en una isla donde la gente pueda levantar sus manos a Dios, conservar abrazada a su familia y vivir sin el miedo a la verdad. Necesitamos soñar que la liberación es posible, aunque parezca imposible, y que el exilio interior en el que vivimos tiene caducidad".