El periodista español Joaquín Navarro-Valls, que fue portavoz del Vaticano durante el pontificado del papa Juan Pablo II, falleció hoy en Roma, según informó el actual portavoz vaticano, Greg Burke.
El velatorio tendrá lugar a partir de mañana en la sacristía de la basílica de Sant’Eugenio (viale delle Belle Arti 10, Roma). El funeral será celebrado por Mons. Mariano Fazio, vicario general de la prelatura del Opus Dei.
Navarro-Valls nació el 16 de noviembre de 1936 en Cartagena
(Murcia), era doctor en Medicina y licenciado en Periodismo y fue
director de la sala de prensa del Vaticano entre los años 1984 y
2006.
Fue portavoz vaticano, el primer no italiano que ocupó ese cargo,
durante veintidós años y era actualmente presidente del Consejo
Asesor de la Universidad Campus Bio-Medico de Roma.
Fue considerado como el laico con más poder en el Vaticano y el
principal artífice de la modernización de la información en la Santa
Sede.
Acompañó al papa Juan Pablo II en todos sus viajes y actos oficiales, y como portavoz vaticano confirmó oficialmente la muerte del pontífice en la noche del 2 de abril de 2005.
Navarro-Valls jugó un importante papel en el histórico viaje que Juan Pablo II realizó a Cuba en enero de 1998, como él mismo explicó en una entrevista concedida el pasado año al diario italiano La Stampa.
En octubre de 1997, Navarro-Valls viajó a La Habana, enviado por el papa, para entrevistarse con Fidel Castro.
“Fue un encuentro largo, que duró seis horas y concluyó casi a las tres de la mañana. Castro tenía mucha curiosidad, quería saber todo sobre Juan Pablo II, qué familia había tenido, cómo había vivido. Quería saber más sobre el hombre Wojtyla y dejaba ver su admiración por él. Se percibía que quería ir más a fondo. Le dije: “Señor presidente, le envidio”. “¿Por qué?” “Porque el Papa reza por usted todos los días, presa para que un hombre de su formación pueda volver a encontrar la vía el Señor”. El presidente cubano por una vez se quedó en silencio”.
Le expliqué que, como ya había sido fijada la fecha de la visita, el 21 de enero de 1998, era interesante que fuera un gran éxito, recordó el exportavoz
“Cuba debe sorprender al mundo”, le dije. Fidel se declaró de acuerdo. Entonces yo añadí algo sobre las sorpresas que el Papa se esperaba. Le pedí a Castro que la Navidad, a la vuelta de la esquina, se celebrara en Cuba como una fiesta oficial por primera vez desde el inicio de la revolución.
Dijo que habría sido muy difícil, la Navidad caía en plena cosecha de la caña de azúcar. Respondí: “Pero el Santo Padre querría poderle agradecer públicamente este gesto desde su llegada al aeropuerto de La Habana”. Entonces, después de una larga discusión, Castro acabó diciendo que sí. Aunque añadió: “Pero podría ser solo por este año”. Le limité a decir: “Muy bien, el Papa le estará muy agradecido. Y en cuanto al año próximo, ya se verá”. Como se sabe la fiesta de Navidad siguió siendo desde entonces fiesta civil.
Navarro-Valls citó en esa entrevista una anécdota inédita de la visita de Juan Pablo II a Cuba
Durante el vuelo hacia La Habana, un periodista le preguntó al Papa qué le habría aconsejado al presidente de Estados Unidos sobre la posición que debía mantener con Cuba: “To change!”. Su consejo era cambiar. Después le preguntaron qué se esperaba del presidente de Cuba. Juan Pablo II respondió: “Espero que me explique su verdad, como hombre, como dirigente y como comandante”. Yo no estaba en el avión, ya estaba en La Habana. Recibí el texto de aquella respuesta y se la enseñé a Castro mientras esperábamos que aterrizara el Papa. Así, ya había un orden del día escrito para su encuentro. El encuentro cara a cara duró mucho y al salir ambos estaban serenos y sonrientes. Recuerdo la misa en la Plaza de la Revolución con los hermanos Castro en primera fila y la multitud que acompañaba la homilía con el grito “¡Libertad, libertad!”. Y recuerdo las palabras con las que Fidel se despidió de Juan Pablo II en el aeropuerto antes de volver a Roma: “Le agradezco por todas las palabras que dijo, hasta por las que habrían podido no gustarme”.
Durante su etapa como director de la Sala de Prensa de la Santa Sede potenció y modernizó la Oficina de Prensa vaticana, que canaliza toda la información sobre la actividad del Pontífice y de los dicasterios de la curia.
Acompañó tanto a Juan Pablo II como a su sucesor Benedicto XVI
(2005-2013), en todos sus viajes por el mundo y en todas sus conferencias internacionales.
El 11 de julio de 2006, después de veintidós años como portavoz del Papa dejó la dirección de la Sala de Prensa de la Santa Sede, pocos días después de acompañar a Benedicto XVI en su viaje a Valencia para participar en el Encuentro Mundial de las Familias.
Navarro-Valls se doctoró en Medicina por la Universidad de Granada en 1961, en las especialidades de Psiquiatría y Psicología Social. Más tarde, en 1968, se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra.
Desde 1960 hasta 1974 colaboró en diversos periódicos y revistas de España y fue fundador de la revista "Diagonal" en Barcelona.
De 1974 a 1977 fue corresponsal de las revistas "Nuestro tiempo" y "Revista de Medicina", y portavoz del Opus Dei, organización de la
que formó parte desde 1959.
El 1 de diciembre de ese último año fue nombrado corresponsal del
diario madrileño "ABC" para Italia, el Vaticano y los países del Este mediterráneo, con sede en Roma.
Ese cargo lo compaginó en 1983 y 1984 con el de consejero y luego
presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia, hasta que el 4 de diciembre de 1984 fue nombrado Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, debido a una decisión personal del papa Juan Pablo II.
A partir de esta fecha, se convirtió en una de las personas de mayor confianza del papa y su portavoz oficial que le acompañó en todos sus viajes y actos oficiales, incluso durante las cortas vacaciones del pontífice.
Tras abandonar el cargo, debutó en la televisión pública italiana RAI como comentarista, y en enero de 2007 asumió la presidencia del Consejo Asesor de la Universidad Campus Bio-Medico de Roma, centro universitario dependiente del Opus Dei, del que era miembro.
Además, desde 2008 empezó a colaborar con la empresa Lux Vide, en
la supervisión de mensajes por telefonía móvil con frases históricas
de Juan Pablo II, y desde enero de 2009 presidió la Fundación Telecom Italia.
En 1983 fue galardonado por el rey Juan Carlos I, a petición del Gobierno español, con la encomienda de la Orden de Mérito Civil y en abril de 1997 se le concedió la Gran Cruz de esta misma orden.
Obtuvo en su carrera premios como el "Líder de Opinión 1980", de
la Asociación Internacional de Operadores de Información (OIPEF);
premio "Calabria" 1984 para corresponsales en el extranjero; premio
"Laurel 1985" y "Laurel Especial 1999" de la Asociación de la Prensa
de Murcia o el premio internacional de periodismo "Ischia" en 1985.
Era doctor "honoris causa" por la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia (2005) y por la Universidad Internacional de Cataluña (2010).
(Redactado por Pablo Alfonso, con información de la agencia Efe, el diario La Stampa y redes sociales)murio