A continuación ofrecemos una cronología de algunos momentos notables en casi cien años de historia de encuentros entre el Sumo Pontífice y los presidentes de Estados Unidos:
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El presidente estadounidense Woodrow Wilson y el papa Benedicto XV se reunieron por primera vez en el Vaticano el 4 de enero de 1919, al término de la Primera Guerra Mundial.
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La reunión entre el presidente John F. Kennedy con el Papa Pablo VI en el Vaticano en 1963 fue histórica: el primer presidente católico de Estados Unidos vio al líder de la Iglesia católica pocos días después de que hubiera sido elegido papa. Kennedy, quien luchó en su campaña contra la idea de que por ser el católico iba a recibir órdenes del Vaticano, sólo le dio la mano al papa en vez de besar su anillo, que era la práctica habitual para los católicos.
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Durante el viaje del papa Pablo VI a Nueva York, en octubre de 1965, se presentaron varios problemas de protocolo. El presidente Lyndon B. Johnson quería verlo pero el pontífice era el jefe de un Estado que no era reconocido oficialmente por Estados Unidos. ¿Cuál fue la solución? Johnson voló a Nueva York a una cena en el apartamento de su amigo Arthur Goldberg, Embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. El pontífice fue recibido en la suite que Johnson tomó en el Hotel Waldorf Astoria al día siguiente de la cena.
Johnson se inclinó por darle al papa unos regalos un tanto extraños. En la reunión, celebrada en 1965, Johnson le obsequió una fotografía de sí mismo, autografiada y enmarcada en un marco de plata. En otra reunión, celebradas dos años después en el Vaticano, Johnson le dio al pontífice un busto de sí mismo de unos 30 centímetros de alto (1 pie).
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El presidente Jimmy Carter fue el anfitrión de la primera visita a la Casa Blanca realizada por un papa. El papa Juan Pablo II fue recibido en la Base Aérea Andrews, ubicada en las afueras de Washington, por el vicepresidente Walter Mondale. La visita a la Casa Blanca contó con 10.000 invitados en dos ceremonias, una de arribo y otra de despedida, que se hicieron en los jardines de la casa presidencial.
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El presidente Ronald Reagan tuvo problemas para mantener sus ojos abiertos durante su primera visita al Vaticano en 1982. La cabeza de Reagan se balanceaba y sus ojos se cerraban por varios segundos mientras que el papa Juan Pablo II solemnemente hablaba de las crisis en las Islas Malvinas y el Líbano. El incidente ocurrió durante un viaje presidencial a Europa de diez días, en la que Reagan tuvo una agenda particularmente atareada. El tema también alimentó los rumores de que el presidente estadounidense, de 71 años, no tenía la fortaleza física para hacer el trabajo de un primer mandatario.
Reagan generó controversia sobre el tema de la separación de Iglesia y Estado cuando en 1984 estableció relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y el Vaticano, lo que por mucho tiempo fue el deseo de la Santa Sede. Poco después, Reagan y Juan Pablo II se reunieron rápidamente durante una parada de sus respectivos aviones para abastecerse de gasolina en el aeropuerto de Fairbanks, Alaska, en mayo de 1984. El papa se había detenido allí en su camino a Seúl, Corea del Sur; Reagan regresaba de China. El encuentro generó en Alaska toneladas de emoción, junto con decenas de camisetas que decían: "The Pope meets the Dope (el papa se reúne con la droga)".
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En el último de sus cuatro encuentros con el papa Juan Pablo II, el presidente Bill Clinton viajó a Saint Louis a saludar al pontífice al inicio de su gira por Estados Unidos. En Washington, el Senado estaba adelantando un juicio político en contra de Clinton y Juan Pablo dijo entonces: "Estados Unidos se encuentra en una época de juzgamiento". Se supuso que la frase del pontífice se refería al desafío que le lanzó a los estadounidenses a tener "una visión moral más alta", y a sus pronunciamientos de vieja data y la disputa pública que sostuvo frente a la política pro-aborto de Clinton.
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En la última reunión que el presidente George W. Bush sostuvo con Juan Pablo II, en el Vaticano en junio de 2004, el mandatario le dio al papa la Medalla de la Libertad, el más alto honor civil que entrega la nación estadounidense. El pontífice respondió con la lectura de una declaración en la que expresó su "grave preocupación" por los acontecimientos en Irak, donde la guerra liderada por Estados Unidos llevaba poco más de un año.
Después de que Juan Pablo II muriera en 2005, Bush se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en asistir a un funeral papal.
En la primera audiencia con su sucesor, el Papa Benedicto XVI y celebrada en el Vaticano en junio de 2007, el comportamiento excesivamente informal de Bush fue notado por muchos italianos y observadores del Vaticano. Bush se dirigió al papa como "señor", en lugar del habitual "Su Santidad" y cuando se sentó a hablar con el pontífice, se inclinó hacia atrás en su silla y cruzó una pierna con la otra, en lugar de adoptar una postura recta en el asiento, comúnmente vista en presencia del pontífice.
En la primera gira a Estados Unidos de Benedicto XVI como papa, Bush hizo por primera vez varias cosas: fue el primer mandatario que, junto con la primera dama, Laura Bush, fue a la base aérea Andrews a darle la bienvenida al pontífice. Bush invitó a unas 13.500 personas a la Casa Blanca para que asistieran a la ceremonia de bienvenida de Benedicto XVI en el jardín sur de la casa presidencial. Bush también ofreció una cena en honor del papa, pero Benedicto, de origen alemán, no asistió.
La visita a la Casa Blanca de Benedicto coincidió con su cumpleaños número 81, y la multitud que se había reunido en el jardín sur le cantó el feliz cumpleaños dos veces. También se le ofreció un pastel al horno, de varios pisos, hecho por los reposteros de la Casa Blanca.
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El presidente Barack Obama y Francisco se reunieron por primera vez en marzo de 2014 en el Vaticano. Después, el Vaticano y la Casa Blanca ofrecieron relatos distintos de lo que ocurrió en la charla de casi una hora entre ambos líderes. Obama hizo hincapié en políticas en común como la lucha contra la desigualdad y la pobreza. Los funcionarios del Vaticano enfatizaron la importancia de la Iglesia católica romana en los "derechos a la libertad religiosa, la vida y la objeción de conciencia". En este aspecto se hizo referencia a un importante desacuerdo sobre cobertura sanitaria para la compra de anticonceptivos, obligatoria bajo la ley sanitaria de Obama.