El tema de la segunda noche en la Convención Nacional Republicana fue "Estados Unidos, Tierra de Oportunidad", y los oradores principales fueron la Primera Dama, Melania Trump y el secretario de Estado, Mike Pompeo.
La primera dama presentó a su esposo como la mejor esperanza para el futuro de Estados Unidos. Melania y dos de los hijos del presidente lideraron las declaraciones de una colección diversa de republicanos que pidieron la reelección de Trump.
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Tiffany y Eric Trump, hija e hijo del mandatario, pidieron el voto y apoyo para su padre.
También habló Rand Paul, el senador del ala más libertaria del Partido Republicano, quien usó el podio para expresar su apoyo al presidente Trump. Lo hicieron además funcionarios de estados que pueden ser clave como la gobernadora de Iowa, Kim Reynolds; el fiscal general de Kentucky, David Cameron, y Robert Vlaisavljevich, alcalde demócrata de la pequeña localidad de Eveleth en Minesota, que ha anunciado su respaldo a Trump.
Las intervenciones buscaron enfatizar "las oportunidades generadas" bajo esta administración y los "esfuerzos" para que los ciudadanos "alcancen todo su potencial".
Un acto de naturalización en la Casa Blanca, con cinco candidatos de cinco países y el presidente de los Estados Unidos, fue presentado en la convención. El juramento de fidelidad lo dirigió Chad Wolf, secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional. Los ahora ciudadanos americanos provienen de Bolivia, Líbano, India, Ghana y Sudán, y el presidente Trump describió brevemente la vida de cada uno de los juramentados.
El secretario de Estado Mike Pompeo rompió la tradición que dejaba fuera de las convenciones al secretario de Estado del momento en deferencia a las obligaciones que conlleva la jefatura de la diplomacia estadounidense. Su intervención se produjo desde Jerusalén, capital de Israel, donde está en visita oficial.
Melania Trump cerró la jornada con un discurso poco usual durante estos cuatro años de administración de su esposo. Lo hizo desde el recién remodelado Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, donde estuvo su esposo para escucharla, junto al vicepresidente Mike Pence.
La Primera Dama recordó su infancia en Eslovenia, y sus aspiraciones para ser ciudadana estadounidenses.
Expresó Melania su simpatía por las familias afectadas por COVID-19, un "enemigo invisible" que, según ella, ha desafiado a Estados Unidos pero que ha unido a sus ciudadanos.
En su discurso dijo que "se ha conmovido por la forma en que los americanos se han unido en una situación tan desconocida y aterradora" y enfatizó que su marido "no descansará hasta que haya hecho todo lo posible" para detener al "enemigo invisible" del brote de coronavirus.