Cientos de médicos protestaron el lunes ante el Ministerio de Salud para reclamar leyes más duras que protejan al personal de salud de la violencia y pedir justicia por una compañera que fue violada y asesinada en un hospital estatal.
La policía impidió que los médicos, que sostenían carteles como “justicia retrasada es justicia negada”, instalaran servicios de consulta médica ante el ministerio en Nueva Delhi.
Médicos y personal médico en todo el país han celebrado protestas, marchas con velas y se han negado temporalmente a atender los casos que no sean urgencias tras la violación y el asesinato de una médica en prácticas de 31 años el 9 de agosto en la ciudad de Calcuta, capital del estado de Bengala Occidental.
Los médicos dicen que la agresión recalca la vulnerabilidad de los trabajadores de salud en hospitales y centros médicos en toda India. Piden leyes más fuertes que conviertan cualquier agresión a médicos de servicio en un delito sin posibilidad de fianza, un incremento de la seguridad en hospitales y espacios seguros donde puedan descansar.
“Si una señora no está segura en un espacio de trabajo, en un hospital (...) entonces me pregunto, ¿qué señora está segura en este país?”, dijo Daisy Singh, una doctora que protestaba.
El gobierno ha pedido a los médicos que vuelvan al trabajo y dijo que formaría un comité para estudiar sus demandas.
La violación y el asesinato de la médica en prácticas en el hospital universitario R.G. Kar también ha canalizado la indignación por el problema crónico de la violencia contra las mujeres.
Un policía voluntario que trabajaba en el hospital ha sido detenido y acusado del crimen, pero la familia de la víctima alega que fue una violación grupal y había más gente implicada. Investigadores federales dirigían las pesquisas.
Miles de personas, en especial mujeres, han marchado por las calles de Calcuta para pedir justicia por la doctora. Dicen que las mujeres en India siguen enfrentando una creciente violencia pese a las duras leyes implementadas tras la violación grupal y el asesinato de una estudiante de 23 años en un autobús que seguía circulando en Delhi en 2012.
Ese ataque hizo que los legisladores endurecieran las penas para esos crímenes y establecieran cortes rápidas centradas en casos de violación. El gobierno también introdujo la pena de muerte para agresores reincidentes.
Pese a la legislación más dura, la violencia sexual contra las mujeres ha seguido siendo un problema generalizado en India. En 2022, la policía registró 31.516 denuncias de violación, un incremento del 20% desde 2021, según la Oficina Nacional de Registros Criminales.