Tres días después de que la revista independiente El Estornudo publicara una investigación sobre una serie de abusos sexuales en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños (EICTV), la dirección del centro se reunió con sus estudiantes para ofrecer explicaciones sobre las denuncias.
En un comunicado publicado en sus redes sociales, los directivos admitieron tener conocimiento de algunos de los sucesos narrados en el texto y explicaron que, para enfrentar este tipo de hechos, habían creado un “Protocolo de Convivencia de Paz”, que incluye una Oficina de Bienestar, un Comité de Género y un sistema de emergencia de 24 horas llamado “Punto Violeta”.
"Estamos aprendiendo a enfrentar estas situaciones. Es sanador abordarlas de manera honesta. Aun de buena fe, nos equivocamos. Expresamos nuestras sinceras disculpas a las personas que han sido afectadas", dijo la institución y aclaró que "el mundo es machista, patriarcal, LGTBfóbico y racista".
Pero el “Protocolo de Convivencia de Paz”, un documento al que las propias víctimas hicieron referencia en el reportaje, no llegó a los alumnos hasta que se destapó el caso en la prensa independiente.
Martí Noticias conversó con el periodista Mario Luis Reyes, autor de la investigación, quien asegura que ha recibido testimonios de otras víctimas en la propia EICTV y en otros centros del país.
¿Cómo llegas a las víctimas?
Anteriormente había escrito una investigación sobre abusos sexuales cometidos por el trovador cubano Fernando Bécquer. La publicación de aquel artículo impactó en otras víctimas de violencia de género y una de ellas, de la EICTV, me escribió en mayo de 2022 y me contó que había sufrido abusos sexuales y que la dirección de la escuela no había manejado la situación de una manera correcta. Me dijo también que habían más personas como ella.
A partir de ahí, empecé a investigar y fueron apareciendo más casos, siempre tratando de que fuese la voluntad de las víctimas la que primara sobre el hecho de contar la historia. Fueron las chicas que habían pasado por estas cosas quienes quisieron hablar.
A partir de sus testimonios, del de otras personas que fueron testigos de esos abusos, e incluso de material documental al que pude acceder, conformé la investigación de la manera en la que fue publicada.
Contacté además con profesores y ex profesores que trabajaron allí durante el tiempo en el que ocurrieron los casos que yo estaba investigando y ellos me confirmaron que habían estado al tanto del proceso. Son fuentes que no se nombran en el texto para protegerlas.
Hay, de hecho, mucha más investigación de la que salió publicada pero, con lo que incluimos, se puede entender lo que ha sucedido.
Después de publicada la historia, ¿te han llegado testimonios de otras víctimas?
Sí, me han escrito otras personas para contarme lo que les ha pasado y también para hablarme de otros profesores implicados en esos abusos.
La mayor parte de los casos que he recibido son anteriores, incluso algunos que vienen desde los primeros años de la escuela, aunque realmente han sido bastante variados en el tiempo.
Es importante destacar que dentro de la EICTV ha habido un debate bastante grande. El trabajo se lo leyeron y lo analizaron. Las plataformas feministas independientes cubanas lo han replicado en sus redes sociales y la Asamblea de Cineastas también publicó un texto hablando sobre el tema.
Se han organizado grupos de ex estudiantes que han escrito cartas y las han firmado y que han están planeando también crear plataformas para apoyar a las víctimas.
Hay que tener en cuenta que la EICTV es una escuela muy importante, muy poderosa... Tampoco es fácil para muchas personas romper públicamente con ella porque tienen relaciones laborales y afectivas con el centro. No obstante, uno de los agresores, el único que aparece mencionado en el texto, fue separado de su trabajo de una pos productora de sonido en Brasil.
¿Has recibido información sobre abusos sexuales en otras instituciones en Cuba?
Sí, a mí me han llegado testimonios de otros lugares y se publicó hace un tiempo también en la prensa independiente un caso de un profesor en un conservatorio de música que abusó de una estudiante.
A mí también me han llegado denuncias de víctimas de abusos sexuales en otros centros educativos del país, que apuntan principalmente a profesores que se han aprovechado de sus estudiantes. Yo no los he investigado todavía, pero se pudiera.
¿Qué esperas con tu investigación?
Yo esperaría que esto dejara de ocurrir. Que la EICTV tomara decisiones reales, que cambiaran las cosas de verdad y no fuera solo la representación de que están cambiando las cosas, presentándose ahora como la escuela más feminista del mundo, cuando son las mismas personas quienes están ahí, quienes han hecho todas estas cosas, y quienes siempre han puesto el prestigio de la institución por delante de la integridad de las estudiantes que han sufrido abusos sexuales.
Hasta el momento la postura sigue siendo la misma. Una postura revictimizante. Sabemos que quizás es demasiado pedir que una investigación periodística sola pueda conseguir esos cambios. Para eso necesitamos también que se sigan sumando otras voces, que se sigan apoyando estas denuncias desde otros espacios.
Pero yo al menos quiero que las chicas que vayan a estudiar en el futuro en la EICTV sepan que tienen que tener mucho cuidado, que sepan a qué se están exponiendo y que los estudiantes también presionen para que estas cosas cambien.
Y, por supuesto, que se haga justicia. Que los agresores sepan que no van a quedar impunes porque hay muchas vías mediante las que se les puede denunciar. Y si algunas no funcionan, o ellos las pueden controlar, no van a lograr hacerlo con todas las maneras en las que se les pueda señalar.
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(Con reporte de Ivette Pacheco)