Herederos de la sátira política cubana siguen la tradición de los humoristas gráficos cubanos de hace un siglo, al confrontar al poder en Cuba en clave de humor y así canalizar las inquietudes sociales de la isla de gobierno socialista. Mazzantini es una revista hecha fuera de Cuba.
Una revista seguidora de la tradición de la sátira política cubana que busca "reflexionar" ha visto la luz: Mazzantini publicó recientemente su segunda edición, cuyo tema central se basa en los reportes de las últimas semanas acerca de que cubanos han sido reclutados para servir al ejército ruso en su guerra contra Ucrania.
Este segundo número, de una revista que impulsan cubanos emigrados, incluye viñetas y caricaturas sobre el mal estado de la economía cubana y lo que perciben como la incapacidad del gobierno para mejorarla.
“Lo que estamos haciendo es algo en la tradición del humor gráfico cubano respecto a revistas que han influenciado durante todo este tiempo (...) desde [hace] 60 años o antes, sobre la gráfica humorística cubana, desde Zig Zag, digamos, pasando incluso por el Dedeté", explicó uno de los fundadores de Mazzantini, Alen Lauzán, quien reside hace 25 años en Chile.
"Lo que tiene Mazzantini no es ni choteo (burla) ni trompetilla (sonido hecho con los labios que manifiesta desagrado), es reflexión. Y en eso se basa el humor: para mí el mejor humor es el que te hace reflexionar", afirmó Lauzán, quien creó hace unos 15 años un proyecto similar conocido como Guamá, y que utilizaba la tipografía del diario Granma, órgano oficial del único partido legal en Cuba, gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC).
La revista llega en momentos en que el gobierno de Cuba ha actualizado algunas de sus sus leyes para sancionar el disenso, mientras que el uso de la sátira política de parte de los humoristas dentro y fuera del país parece imparable.
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Gustavo Rodríguez, conocido como Garrincha, es también fundador de Mazzantini, que debe su nombre al célebre y temerario torero español Luis Mazzantini, que desarrolló su carrera en el siglo XIX, y sus hacedores la presentan bajo el precepto de "tomar el toro por los cuernos".
La revista llega 95 años después de que el filósofo y escritor cubano Jorge Mañach publicara en 1928 su ensayo Indagación al choteo, un estudio en el que apuntaba sobre la relajación del pensamiento, contra la actitud del cubano de entonces de desacralizar cualquier análisis crítico de la sociedad, incluso en su pretensión de establecer “lo cubano” a ras de la sátira que se practica a nivel del imaginario popular.
De hecho, la propensión a la risa, a la burla, al sarcasmo y a la ironía ha sido considerada, durante décadas, uno de los rasgos característicos de las prácticas sociales y culturales entre los cubanos.
"Es normal que el ser humano posea esa herramienta para escapar de cualquier catástrofe”, dice Lauzán de la tendencia de “reírnos de nuestras desgracias”.
La revista Mazzantini es apoyada por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, con sede en Miami, dijeron sus impulsores.
Las relaciones de humor y el poder en Cuba
Desde la fundación de la República de Cuba en 1902, los humoristas asumieron el rol de canalizar las críticas con simpatía popular, pero también desde el más sutil sentido del humor, esquivando los correspondientes aparatos de censura de las dictaduras tanto de Gerardo Machado (1929-1933) como la de Fulgencio Batista (1952-1958).
Figuras como Conrado Massaguer, Eduardo Abela, Ricardo de La Torriente, Santiago Armada y René de la Nuez, por solo citar unos pocos, fueron de los mejores exponentes del humor gráfico, en tanto supieron traducir la inconformidad de la gente con los gobernantes de turno.
Lee también Amnistía Internacional denuncia acoso del régimen cubano contra el humorista Jorge Fernández EraEn 1960, un año después de que Fidel Castro llegó al poder, ordenó el cierre de la revista satírica Zig Zag, fundada en 1938 y que había criticado a los principales políticos de turno, incluyendo al recién derrocado Batista y al propio Castro.
Poco tiempo después, el gobierno cubano confiscó todos los medios de difusión masiva, incluyendo los de prensa plana, radio y televisión. Primeramente lo dejó bajo control del Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR) del Ejército Rebelde y luego en el Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba, PCC.
No obstante, se mantuvieron en pie revistas humorísticas como Melaíto, Palante, Dedeté y otras, así como espacios radiales y televisivos, pero la sátira política, al menos contra los dirigentes del país, no volvió a aparecer.
Una válvula de escape
El cubano Armando Valdés-Zamora, quien hace 27 años vive en París, Francia, dijo durante una conversación con la VOA que el "choteo", la burla, es siempre un recurso para criticar el poder.
“Siempre el humor tiene que ver con el poder (…) El poder siempre es muy conflictivo con el humor porque la principal característica del humor y de la sátira es desacralizar y si tu desacralizas mueves un poco la fijeza del poder, que siempre quiere ser vertical”, expresó el doctor en Estudios Hispánicos y Latinoamericanos en la Universidad de la Sorbona y es profesor en la Université Paris-Est Créteil (UPEC).
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Lauzán, quien ha colaborado en proyectos como Diario de Cuba, Yucabyte y otros, dice que el impacto en la cultura cubana debido la falta de espacio para desacralizar a los próceres o apuntar a los líderes políticos de los últimos 60 años ha sido negativo.
“Ha lacerado muchísimo, ha hecho mucho daño el coartar que no existan publicaciones sobre humor gráfico o sátira política en Cuba, no solo que vayan en contra sino que cuestionen las políticas de un gobierno".
Garrincha, caricaturista cubano, fundador de Mazzantini y cuya primera obra se publicó en la prensa oficial cubana en 1986, reconoce que la sátira política que se hace dentro y fuera de Cuba tiene marcadas diferencias.
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“Dentro de Cuba es del punto A al punto B. No hay retroceso, es lo que vaya a decir el Partido (Partido Comunista de Cuba, a cargo de todos los medios de difusión masiva) y hace mucho tiempo se había definido que el villano de la película tiene que ser Estados Unidos y la gente que apoya a Estados Unidos”, dijo en conversación telefónica con la VOA desde Miami.
En sus colaboraciones para distintos medios en Estados Unidos, Garrincha lo mismo ridiculiza al expresidente Donald Trump, desacraliza la figura de José Martí como héroe nacional de Cuba, que dedica encendidas viñetas al actual presidente cubano Miguel Díaz-Canel. Su amplio espectro -expone- le ha generado no pocas críticas en Cuba y en Florida, EEUU, donde vive la mayor diáspora de cubanos.
“Yo pienso que el asunto de los críticos que uno se puede buscar… una de las cosas que uno aprende cuando lleva un tiempo ejerciendo cualquier tipo de actividad artística que se hace pública o busca conectar con alguien, es que uno se acostumbra a que siempre la obra de uno se puede juzgada. No es algo que me haya preocupado (…) las cosas hay que cogerlas con una pizca de sal”, admite Garrincha.
Reforzamiento legal
En el mes de mayo la Asamblea Nacional (Parlamento) aprobó la Ley de Comunicación Social, enfocada principalmente en “afianzar la ideología” socialista, según informó el portalc digital oficialista Cubadebate.
Dicha ley apunta también a las nuevas tecnologías y a las posibilidades de expresión libre que ofrecen las redes sociales, como manifestó el mismo presidente Díaz-Canel.
“Es fundamental y necesario, que junto con esta ley y a favor de su implementación más efectiva, se promueva e impulse la educación para la comunicación y la alfabetización mediática e informacional de las personas en nuestro país”, manifestó.
Los memes y el derecho de la gente a manifestarse
Lauzán, quien primero trabajó en los medios impresos en Cuba y en el exilio se acercó a las plataformas digitales, reflexiona acerca de cómo el humor ha tomado las redes sociales, traducido principalmente en el fenómeno de los memes.
“Yo no estoy en contra de los memes, a mí me encantan los memes. Yo encuentro que es un paso importante que la gente pueda manifestarse de esa forma y que hayan tantas formas de expresarse, ya sea política, apolíticamente o de farándula”, afirma.
Y en este punto, dice que sigue apostando a todas las formas del humor.
“Sacarle una carcajada a alguien que respeta un sistema autoritario, ya ahí estás calando muchísimo en esa autoridad”, concluye.
La sátira política ha servido como válvula de escape ante la falta de espacios para confrontar críticamente al gobierno de Cuba durante 64 años, coinciden entrevistados por la Voz de América. [Dibujo cortesía de Alen Lauzán para VOA].