La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a favor de la sindicalista María Elena Mir Marrero, una ex maestra de enseñanza primaria de 58 años que ha dedicado 30 años de su vida a la lucha por los derechos en la isla.
Mir Marrero, residente en Guanabo, al Este de La Habana, es Coordinadora de la Red de Líderes y Lideresas de Cuba (RELLIC) y líder de la Confederación Obrera Nacional Independiente de Cuba (CONIC) una responsabilidad que ocupa desde su fundación en 1993.
Ha sido víctima de arbitrariedades, atropellos, arrestos temporales, allanamientos de morada, decomiso de sus medios de trabajo y del dinero de la familia. Esas represalias se han agudizado desde finales del 2018, según reportó la activista.
La última arremetida contra su persona ocurrió en septiembre de 2019.
Lee también CIDH otorga medidas cautelares a tres activistas de derechos humanos en CubaBuscando alertar sobre el caso de Mir Marrero, la Comisión Internacional de Derechos Humanos dictó en febrero de este año medidas cautelares a su favor por considerar que se encuentra en “una situación de gravedad en la que corre riesgo de daño irreparable a sus derechos”.
Mir Marrero se autodefine como una luchadora incansable por los derechos, inmersa en proyectos que educan a la población en temas sindicales y de corte social.
En su activismo se ve realizada de cierta forma su formación docente, que se vio interrumpida cuando las autoridades del sector la expulsaron por sus ideas contrarias a las políticas del régimen.
Cuando se integra al trabajo de la Red de Líderes y Lideresas en Cuba (RELLIC) y la Propuesta 2020 mantiene una relación directa con la población.
Como parte de su labor en la Propuesta 2020 instruye a la población sobre las violaciones constantes a la Constitución que el gobierno comete, e incentiva a los ciudadanos a que sepan que esos derechos existen, y que se puede abogar por ellos, explicó.
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Mir Marrero explicó que en 1987 comenzó a hacer críticas al sistema de educación cubano, que politiza la enseñanza, y terminó expulsada de la escuela donde trabajaba como maestra de enseñanza primaria.
Como dejó de ejercer la docencia tampoco le permitieron seguir cursando la Licenciatura en Enseñanza Primaria, agregó.
Cuando la separaron de la enseñanza no conocía a ningún grupo opositor ni mantenía vínculos con ellos, pero -según relata- pasó a formar parte de un grupo de personas contestatarias que compartían opiniones y criterios con los vecinos y amigos, y que eran mal mirados por los dirigentes del barrio.
Un tiempo después, algunos activistas que conocieron de sus ideas y puntos de vista sobre la realidad cubana, y la necesidad de buscar alternativas para un cambio, la contactaron. En 1992 se vinculó al grupo opositor Concilio Cubano.
Recuerda que “fueron años duros de trabajo sostenido entre los compañeros a pesar de la vigilancia y los controles policiales de que eran víctimas los disidentes”. En muchas ocasiones se reunían de noche en su casa para poder imprimir documentos y compartir materiales con las propuestas de la organización opositora.
En 1999 fue fundadora del Sindicato Libre de Trabajadores Cubanos. Más tarde se vinculó a la Confederación Obrera Nacional Independientes de Cuba (Conic), y desde el 2008 es la secretaria general de esa organización sindical.
En 2016 se vinculó a la plataforma ciudadana #Otro18.
Lee también Plataforma Otro 18 tiene 132 activistas listos para presentarse a elecciones en octubreMir Marrero es consciente de que su activismo es perseguido por las autoridades cubanas. Todo el tiempo trabaja con la sociedad civil, con los trabajadores, y el pueblo la respeta y apoya, señaló.
La activista aseguró que ni el acoso, ni las restricciones van a impedir que siga trabajando por los sindicalistas y a favor de los derechos constitucionales en el país.