El caso de Ariel Ruiz Urquiola, el biólogo condenado injustamente por el régimen cubano, continúa siendo denunciado por organizaciones de derechos humanos, políticos, intelectuales, juristas y científicos de varias partes del mundo.
El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart, mostró este viernes su preocupación por la integridad física del investigador, hacinado en una cárcel de la provincia de Pinar del Río, en el occidente de la isla.
“Profundamente preocupado por la integridad física del científico Dr. Ariel Ruiz Urquiola injustamente encarcelado en #Cuba por el régimen comunista. La represión tiene que terminar”, escribió en su cuenta de Twitter el representante del distrito congregacional número 25 de Florida.
El senador Marco Rubio también ha denunciado la represión contra Urquiola, catalogándolo como "el nuevo objetivo del régimen cubano".
El doctor en Ciencias Biológicas fue encausado el pasado 8 de mayo bajo el falso delito de “desacato” y condenado a un año de privación de libertad, la pena máxima de esta “figura delictiva” con la que las autoridades cubanas suelen encarcelar a sus opositores.
Condiciones deplorables
Su hermana, Omara Ruiz Urquiola, informó a Martí Noticias el “estado deplorable” en que cumple sentencia el investigador, denunciando “falta de higiene” y que los alimentos que les proveen a los presos son “trasladados en carretas sin protección y depositada a la intemperie en un patio donde habitan roedores”.
Días atrás, luego de realizar su primera visita a la prisión, mencionó en el programa Cuba al día, de Radio Martí, la inquietud de su hermano por el hacinamiento de los reos. “En un área menor de 50 metros cuadrados hay 30 hombres que no ven la luz del sol. Sólo tienen una ducha y dos inodoros”, detalló la joven profesora.
Omara Ruiz Urquiola es paciente de cáncer. Su médico, desde hace 12 años, cuando la salud pública cubana le vaticinó sólo tres meses de vida, ha sido precisamente Ariel Ruiz Urquiola, quien la ha mantenido todos estos años con calidad de vida. Pero al ser encarcelado no pudo seguir atendiéndola. El retroceso de la salud de Omara, así como las condiciones de vida de Ariel en la prisión, se han convertido en grandes preocupaciones para amigos, familiares y personas que han seguido el caso.
Antecedentes
La tesis doctoral de Urquiola, sobre la identidad genética de las tortugas marinas, puso en evidencia malos manejos y violaciones del desaparecido Ministerio de la Industria Pesquera de Cuba.
El biólogo había manifestado públicamente su desacuerdo con otras prácticas erróneas de las autoridades de la isla, como la tala indiscriminada de árboles, la caza de especies en extinción y la contaminación de las fuentes acuíferas en el Valle de Viñales (Pinar del Río), declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad desde 1999.
Antes de ser enjuiciado el pasado 8 de mayo, en un proceso casi sumario y sin garantías, Urquiola fue desalojado de un terreno en Viñales, que había obtenido en usufructo y donde trabajaba en un proyecto de protección y desarrollo de especies.
En noviembre de 2016 protagonizó una huelga de hambre y sed para protestar por la falta de medicamentos para enfermos de cáncer, entre ellos su hermana.
El padre del biólogo, Máximo Omar Ruiz Matoses, fue un oficial de alto rango del Ministerio del Interior, donde sirvió 29 años como especialista en contrainteligencia y alcanzó el grado de teniente Coronel. En 1989 fue víctima del proceso que llevó al fusilamiento del general Arnaldo Ochoa y otros tres militares. Por desafiar al régimen estuvo preso 17 años. Desde su exilio en España ha denunciado el encarcelamiento de su hijo como un ajuste de cuentas.
Violaciones de derechos humanos
El escritor cubano y activista de derechos humanos Armando Valladares y el abogado y politólogo boliviano Carlos Sánchez Berzaín, ambos directores del Interamerican Institute for Democracy, ofrecieron declaraciones a Martí Noticias acerca del proceso violatorio y las razones de la dictadura comunista en contra del científico disidente.
Para Armando Valladares, el asedio contra Urquiola es algo “típico”, parte de “la esencia criminal e ilegal de los regímenes comunistas. Yo conocí muchos casos. Muchos de mis compañeros (en el presidio político) estaban así”, aseguró el autor del best seller autobiográfico Contra toda esperanza, donde narra las violaciones de derechos humanos en cárceles cubanas.
Valladares subrayó que en los regímenes comunistas “las leyes no importan: esa fue la enseñanza del Che Guevara en 1959 en La Cabaña, cuando dijo que las pruebas y todas esas cuestiones eran vicios de la burguesía, que lo que había que tener muy claro era si hacía falta o no condenar a la persona, que lo demás no tenía importancia. Y eso se aplica en todos los regímenes comunistas”, recordó el ex embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
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“La sentencia infame contra Urquiola evidencia que Cuba es una dictadura. El castrochavismo usa el sistema de justicia como instrumento de persecución y represión política. Igual han hecho con Galo Lara en Ecuador, Leopoldo López en Venezuela y Savina Cuellar en Bolivia, entre otras víctimas”, manifestó Carlos Sánchez Berzaín, cuyos análisis han generado la “Doctrina Sánchez Berzaín” sobre las leyes y las sentencias infames.
El ex ministro boliviano recalcó que estos procesos "ilegales de apariencia legal" se han expandido desde Cuba a Latinoamérica con el llamado socialismo del siglo XXI (SSXXI), en "Venezuela, en Bolivia, Nicaragua, el Ecuador de (Rafael) Correa, la Argentina de los Kirchner, y todo lugar donde ha puesto la mano el castrismo (…) Hay cientos de ejemplos lamentablemente. No es de extrañar que la dictadura de crimen organizado que es Cuba haga esto en contra de este investigador”.
El autor de varios libros y ensayos sobre el SSXXI precisó que hay que “seguir señalando a la dictadura (cubana) como violadora de los derechos humanos, como una administración de crimen organizado y de barbarie, que tiene que cesar. Tenemos que acabar con las dictaduras en América. Tiene que dejar de haber dos Américas. Tiene que haber una sola América democrática y para eso hay que desplazar y remplazar las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, que son las únicas cuatro que quedan”, concluyó Sánchez Berzaín.